Un año y un día: las ofensivas de primavera que decidirán el curso de la guerra de Ucrania
Moscú se prepara para tratar de conquistar la parte que aún no controla de Donetsk, mientras que Kiev se la juega a todo o nada en el sur del país.
La guerra que iba a durar tres días cuenta ya 366. Después de pasar por el aniversario de la guerra de Ucrania, Moscú y Kiev encaran el camino hacia la primavera preparando los siguientes pasos de la contienda. Nada se ha resuelto en un año, pero el resultado de sus planes será determinante en el curso del conflicto.
Hace días que las tropas de Vladimir Putin redoblan su ofensiva en el este de Ucrania, especialmente en las localidades de Bajmut y Vuhledar, donde los uniformados ucranianos están ofreciendo una feroz resistencia.
Los mercenarios del grupo Wagner han jugado un papel fundamental en los escasos avances de Moscú, apuntándose la conquista de la ciudad de Soledar. Sin embargo su creciente protagonismo ha despuntado a la par que las polémicas que mantienen con el Ministerio de Defensa ruso, al que acusaron de dejarles sin munición.
La Federación, sin embargo, ha multiplicado sus bajas desde el mes de septiembre, y un año después, los ya de por sí escasos avances, palidecen ante una cifra de muertos y heridos que la inteligencia británica ha elevado hasta los 180.000. Un número que aumentó significativamente desde la incorporación de los 300.000 reclutas que fueron llamados a filas en la movilización parcial que decretó el Kremlin en septiembre de 2022.
Sin embargo, para entender lo que viene, hay que entender dónde se encuentra el conflicto. Las pérdidas humanas y materiales rusas son inmensas, pero eso no significa que se haya quedado sin opciones de ganar la guerra. Ni mucho menos.
La estrategia rusa del "aplastamiento"
Desde que empezó la "Operación Militar Especial", como Putin bautizó a su ataque masivo por tierra, mar y aire al país vecino, Rusia ha perdido alrededor del triple de equipamientos militares que Ucrania. El Grupo Oryx, que se agrupa en torno a un portal web, ha monitorizado las pérdidas rusas y ucranianas desde el inicio del conflicto.
Basan su análisis en las evidencias audiovisuales que rastrean a través de las redes sociales que usan los militares y activistas de ambos bandos. Rusia ha perdido más de 9.393 tanques, cañones de artillería, vehículos de transporte, aviones de combate, helicópteros y otros equipamientos, mientras que Ucrania, entre todos esos equipamientos, 3.002.
Las cifras podrían hacer pensar que Ucrania está ganando la guerra, pero eso sería hacer un análisis demasiado sesgado. Jesús Núñez es codirector del Instituto para el Estudio de Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), y explica a El HuffPost cómo hay que leer estos datos.
"Rusia está jugando su típica baza: la estrategia del aplastamiento", sostiene Núñez. La ventaja Rusa es cuantitativa, tiene alrededor de 143 millones de habitantes, señala, el analista, mientras que Ucrania tenía en torno a 43 millones al principio de la guerra. Al mismo tiempo, aunque sus pérdidas sean considerables, Núñez advierte de que hay que ponerlas en relación con las fuerzas totales con las que cuenta Putin.
El ejército ruso habrá perdido muchos materiales, pero aún puede perder muchísimos más. Por ejemplo, en febrero de 2022, cuando empezó el conflicto, Rusia contaba con 900.000 militares frente a los 196.600 de Ucrania, con 2.927 tanques contra 858 ucranianos y con 1.172 aviones de combate por 124 de Kiev.
Rusia "no se distingue precisamente por tener grandes planificadores ni ejecutores", prosigue Núñez, pero "si no lo consiguen a la primera lo seguirán intentando hasta la sexta si hace falta". Ante la ingente cantidad de recursos con los que cuenta, Rusia juega la baza del tiempo, que jugaría "a su favor", ya que teniendo en cuenta la correlación de fuerzas, Ucrania debería terminar por agotar sus recursos por completo.
¿Significa esto que Ucrania no tiene en realidad ninguna posibilidad? No. Esa es la táctica habitual de Moscú en la mayoría de conflictos, pero no siempre ha funcionado. "En Afganistán, donde la correlación de fuerzas era incluso más favorable, finalmente se vieron obligados a retirarse", opina Núñez.
La ofensiva rusa de primavera
Existen mínimos y máximos. Estratégicamente, a Rusia le interesa sobre todo tener el control total sobre la provincia de Donetsk, ya que de esa manera podría tener completamente asegurado un corredor terrestre entre la península de Crimea, anexionada en 2014, y la propia Rusia, comenta Núñez.
El recrudecimiento de su ofensiva, en las últimas semanas, va en esa dirección. La lucha encarnizada por la ciudad de Bajmut, que es la que abre el camino a Kramatorsk y Slaviansk, y la ciudad de Vuhledar, dan muestra de esas intenciones. Todo apunta a que Putin está tratando de romper los frentes en la provincia desde el sur y el norte para envolver a los ucranianos y tomar definitivamente todo ese territorio.
Al mismo tiempo, según los reportes diarios del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, por sus siglas en inglés), también se está produciendo una importante concentración de tropas en torno a la ciudad de Kremina, al norte de Donetsk, desde donde podría lanzarse parte del asalto.
¿El avance de Moscú se detendría ahí? "Eso es hablar por hablar", afirma el experto del IECAH, y apunta que todo dependerá del desarrollo de la contraofensiva que las tropas de Volodímir Zelensky preparan en el sur del país. De su éxito o su fracaso dependerá que Rusia entienda que no puede seguir con su campaña a gran escala, o que se decida a continuar su avanzando.
Una contraofensiva para partir en dos a los rusos
Después de la ofensiva relámpago que llevaron a cabo en la provincia de Járkov, y de reconquistar Jersón, la única ciudad de importancia que Rusia conquistó en los primeros días de la guerra, todos los ojos están puestos en la provincia de Zaporiya.
Esa provincia es el nexo entre Crimea y el resto del territorio bajo control ruso, que es precisamente lo que Moscú busca consolidar a toda costa y que Ucrania, en consecuencia, quiere cortar cuanto antes. El otro punto de unión es el puente de Kerch quedó inutilizado tras un sabotaje ucraniano y aún podría tardar varios meses en estar operativo al 100%.
La idea, explica Núñez, es que Ucrania trate de avanzar desde Zaporiya hacia la ciudad de Melitopol y el mar de Azov, en dirección a Mariupol. Si saliera bien, cuenta este experto, las tropas rusas podrían correr el riesgo de tener serios problemas de abastecimiento, pero también pondría a tiro toda la península de Crimea, que sería el siguiente objetivo.
Desde que Ucrania cuenta con los sistemas de lanzacohetes estadounidenses HIMARS, que han demostrado ser muy efectivos a la hora de machacar las líneas de suministros y los puestos de mando de la Federación, las tropas rusas han tenido que tomar ciertas precauciones.
Los cuarteles generales que coordinan a los efectivos de Putin en Ucrania se han tenido que alejar del frente para escapar del radio de acción de estas armas, según han apuntado en numerosas ocasiones organizaciones como el ISW. Sin embargo, la ruptura del frente sur podría ponerlos a tiro otra vez, así como a muchos objetivos que se encuentran en Crimea. "Este sería un escenario muy preocupante para Rusia", zanja Núñez.
Rusia trata de enrocarse
Putin y sus generales no son ajenos a la dirección que van tomando los movimientos ucranianos. Y se están preparando para hacerles frente. Brady Africk, un analista de recursos abiertos de inteligencia (OSINT), ha geolocalizado las fortificaciones que Rusia ha ido construyendo a lo largo de toda la línea del frente.
Algunas de ellas, sobre todo las que se encuentran en torno a Donetsk, datan de antes del inicio del conflicto a gran escala de 2022, ya que la guerra en esa provincia empezó en 2014. Sin embargo, pueden verse una gran cantidad de ellas en torno al frente de Zaporiya y ciudades como Melitopol. La zona que será, presumiblemente, el principal objetivo de la contraofensiva ucraniana.
Las fortificaciones, matiza Africk, están formadas por trincheras, obstáculos antitanque, fosos y otras barreras. Ante esto, hay un factor que puede resultar determinante en el ataque ucraniano que ha protagonizado la actualidad de las últimas semanas: los carros de combate occidentales.
"Se ha discutido mucho en la teoría militar sobre si los carros de combate seguían teniendo sentido con la llegada de los drones, por ejemplo. Pero en una situación como la actual, de frentes con líneas defensivas estabilizadas y con un material por parte de unos y otros que es prácticamente el mismo, el factor determinante pueden ser los tanques Leopard, Abrams y Challenger", comenta Núñez.
Los arsenales ucranianos y rusos, en buena medida beben de modelos y prototipos soviéticos y rusos. Frente a estos, la entrada en el juego de estos blindados, tecnológicamente más avanzados, con más blindaje y una considerable potencia de fuego, podrían suponer un antes y un después al menos en la ofensiva que se prepara.
El factor sorpresa
El otro flanco por el que Ucrania podría asaltar los territorios controlados por Rusia es desde Jersón. Sin embargo, no parece un escenario probable, ya que eso conllevaría cruzar el rio Dniéper, uno de los más caudalosos de Europa.
"Todo invita a pensar que los esfuerzos principales se concentrarán en Zaporiya para tratar de romper las defensas rusas, pero si todo el mundo hiciera lo que está previsto, nadie ganaría ni nadie perdería una guerra. Por tanto hay que entender que frente a lo probable, está el efecto sorpresa, con una operación en la que nadie esté pensando, incluido el enemigo", razona Núñez.
Esta situación ya se dio en otoño, cuando a finales de verano todo apuntaba a que Ucrania golpearía el sur en dirección a Jersón y sorprendieron al Kremlin con la ofensiva relámpago que les llevo a reconquistar Járkov. Después, en noviembre, también avanzaron sobre Jersón.
"Es complicado pensar que pueda llegar desde Jersón por el caudal del río, pero podrían darse operaciones de distracción y hasta alguna cabeza de puente, pero que el grueso de la ofensiva venga de ahí lo veo difícil", opina Núñez.
El otro factor que se ha barajado en numerosas ocasiones es que Bielorrusia pudiera tomar parte en el conflicto atacando Ucrania desde el norte, cuya frontera se encuentra muy cerca de la capital, Kiev.
Pero Núñez lo descarta: "Las fuerzas armadas bielorrusas son operativamente irrelevantes, además de que Lukashenko [Líder bielorruso] tiene el temor de que sus generales no le hagan caso". Lo que sí podría pasar, aunque no hay indicios que apunten a ello, es que Rusia utilizara el territorio bielorruso como base de operaciones para lanzar sus ataques, algo que ya hizo hace un año. Sin embargo, los informes del ISW no muestran que actualmente se estén dando concentraciones de tropas rusas en ese país.
Ucrania lleva un año entero bajo una lluvia de plomo, mientras que en Rusia el triunfalismo inicial se ha ido diluyendo hasta el punto de que un año después apenas hay señales de celebración en sus calles. Con las negociaciones en vía muerta, todo apunta a que esta primavera los tanques aplastaran sus primeros brotes para tratar de romper los frentes y hacer colapsar al enemigo, sea el que sea. Lo seguro a estas alturas es que, quien alcance la victoria, tendrá que escalar una montaña de cadáveres.