Ni armas nucleares ni misiles hipersónicos: un experto desvela lo que está derrotando a la OTAN
La propaganda del Kremlin ha conseguido que la OTAN limite su ayuda a Ucrania por miedo a represalias.
Los constantes ataques con drones y misiles que Rusia y Ucrania están intercambiando, y que se han intensificado durante las últimas semanas, están generando grandes daños. Sin embargo, hay un arma que Moscú está empleando y que está siendo más letal: la propaganda. Con ella, ha conseguido infundir el miedo en los aliados de Kiev para que limiten su ayuda.
En el siglo XIX, John Stuart Mill afirmó: "Los hombres malos no necesitan nada más para alcanzar sus fines que el hecho de que los hombres buenos observen y no hagan nada". Actualmente, Vladímir Putin está poniendo en práctica esta reflexión, usando la propaganda para convencer a los "hombres buenos" de que no actúen.
Para lograrlo, Vox Ukraine señala que el presidente ruso emplea dos armas principales. En primer lugar, fomenta el pensamiento mágico, esa tendencia humana a creer en soluciones milagrosas. Frases como "Putin está gravemente enfermo y pronto morir" o "El pueblo ruso se rebelará contra Putin" son ejemplos de narrativas diseñadas para crear la ilusión de que la guerra se resolverá sola, sin necesidad de intervención.
En segundo lugar, la propaganda rusa alimenta la indefensión aprendida. Mensajes como "Soy demasiado pequeño para hacer algo" o "Nada cambiará porque las élites controlan todo" refuerzan un estado de apatía y resignación. En conjunto, estas estrategias logran que un amplio sector de la población mundial observe pasivamente el conflicto.
La propaganda rusa no solo busca desmotivar, sino también paralizar a las democracias. Las "líneas rojas" del Kremlin han sido utilizadas para frenar la entrega de armas a Ucrania y limitar las respuestas occidentales. Frases como "Kiev caerá en tres días" o "Es inútil ayudar a Ucrania" sembraron la idea de que resistir era inútil, aunque los ucranianos demostraron lo contrario.