Mulino asume los cinco años de presidencia de Panamá con la promesa de la austeridad
El rey Felipe VI y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, acaparan todos los focos entre los asistentes al acto de investidura del nuevo presidente panameño.
José Raúl Mulino, de 65 años, asumió este lunes la Presidencia de Panamá para el período 2024-2029 después de ganar, con más del 34 % de los votos, las elecciones del pasado 5 de mayo. En su primer discurso después de su proclamación, en una ceremonia a la que han asistido otros jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos el rey Felipe VI y el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, el nuevo presidente panameño ha hablado de austeridad, obra pública, inversión extranjera, además de recuperar la reputación del país.
"Juro a Dios y a la Patria" cumplir y hacer cumplir la ley y la Constitución, fue el juramento que hizo Mulino, flanquado por su esposa y primera dama, Maricel Cohen de Mulino, momentos antes de recibir, visiblemente emocionado, la banda presidencial, impuest por la nueva presidenta de la Asamblea Nacional (AN), la diputada Dana Castañeda, su correligionaria en el nuevo partido Realzando Metas (RM), ante una audiencia en la que figuran también los presidentes Gustavo Petro, de Colombia; Rodrigo Chaves, de Costa Rica; Xiomara Castro, de Honduras o Luis Abinader, de República Dominicana.
En un discurso de casi una hora, Mulino recalcó que recibe un país con una deuda de 50.000 millones de dólares, casi "duplicada" por el Gobierno de Laurentino Cortizo y una situación fiscal que hizo perder parcialmente al país el grado de inversión. "Haremos buen uso del dinero, replanteando prioridades. Por ejemplo, se lo quitaremos a la politiquería y al clientelismo y lo pondremos en el lugar donde siempre debió estar: la familia panameña. Así verán cómo, con ese cambio de prioridades y un buen esquema financiero, lograremos hacer las obras", como un moderno tren que atravesará Panamá.
El nuevo presidente de Panamá habló también de un plan de primer empleo para los jóvenes que se pondrá pronto en marcha y un programa nacional de reconstrucción vial. Además, señaló algunos de sus planes para construir viviendas sociales e impulsar el sector turístico del país. El nuevo presidente panameño, muy seguro, apuntó que "la comunidad financiera internacional confiará en esta nueva proyección, abierta, responsable y transparente" para sacar adelante a Panamá, y envió a los mercados el mensaje de que el país honrará sus "compromisos asumidos de manera cabal".
Mulino, respecto a la corrucpción, también aseguró que se acabó la "fiesta" con el dinero público y que no habrá "complicidad o silencio con delitos que puedan haberse cometido" contra la Administración pública, aunque rechazó que su Gobierno vaya a perseguir a nadie por razones políticas como, dijo, ocurrió en el pasado. "Se acabó la impunidad de unos pocos con los recursos de todos los panameños", dijo el presidente.
En lo que respecta a la migración ilegal, Mulino ha indicado que "Panamá no será más un país de tránsito para los ilegales", agregando que a las fuerzas de seguridad panameñas les corresponde aplicar la ley "con estricto respeto a los derechos humanos y apego a la defensa de los intereses" del país. De hecho, el nuevo canciller, Javier Martínez-Acha, ha firmado este lunes un acuerdo de cooperación con el secretario de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, para "cerrar el paso de migrantes" irregulares por la selva del Darién, en el cual Washington "se compromete a cubrir el gasto de la repatriación" de esta población en movilidad, según informó un comunicado oficial.
Ricardo Martinelli, su amigo
En ese extenso discurso, Mulino no olvidó a su "amigo" Martinelli, a quien sustituyó in extremis para los comicios del pasado 5 de mayo después de que el exmandatario fuera inhabilitado políticamente por la condena a más de 10 años de prisión por blanqueo, lo que le llevó a asilarse en la embajada de Nicaragua.
"Me enorgullece haber sido parte de ese gobierno que nos hizo soñar en grande y que el presidente Ricardo Martinelli, mi amigo, lideró en beneficio del pueblo. La receta fue simple: continuar lo que ya estaba bien, cambiar lo que no funcionaba y hacer lo que faltaba", señaló Mulino. Fue la única vez que lo nombró en su primer discurso como presidente. Analistas aseguran que esa vieja amistad está empezando a fracturarse, pues Mulino ha dejado claro en reiteradas ocasiones que el presidente es él.
Martinelli, recurriendo una vez más a las redes sociales, escribió en X: "Por motivos de la incansable persecución política no puedo asistir ni estar presente en la toma de posesión de José Raúl Mulino, sin embargo, estoy bien representado por mi familia y muchos familiares y seres queridos que me representan y suplantan el día de hoy".
Felipe VI y Gustavo Petro, acaparan el foco
El rey de España, Felipe VI, y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, centraron gran parte de la atención durante la llegada de personalidades a la toma de posesión de José Raúl Mulino. La alfombra roja la recorrieron también la presidenta de Honduras, Xioamara Castro; el presidente costarricense, Rodrigo Chaves, y el dominicano Luis Abinader, además de otros representantes de América Latina y el Caribe.
El rey Felipe VI posó junto con el nuevo mandatario y su familia minutos previos a la asunción. Antes de la toma de posesión de Mulino, el monarca español tuvo un encuentro paralelo con el nuevo presidente de Panamá. Ambos coincidieron en la necesidad de "profundizar en acuerdos de cooperación y fortalecer los lazos culturales" que unen a España con el país ubicado en el istmo que une Centroamérica y Sudamérica.
Mulino también tuvo una reunión bilateral con el presidente colombiano, Gustavo Petro, para abordar la crisis migratoria en el Darién, la frontera que comparten Colombia y Panamá. También se reunió con el presidente de República Dominicana, Luis Abinader, en el que acordaron estrechar lazos y cooperar en materia de desarrollo turístico.
Así llegó José Raúl Mulino al poder
El nuevo presidente de Panamá se impuso en los comicios generales del pasado 5 de mayo con el 34,23 % de los votos, tras una campaña accidentada en la que comenzó como aspirante a vicepresidente de la fórmula del exmandatario Ricardo Martinelli, pero pasó a ocupar su lugar 'in extremis' tras la inhabilitación del exgobernante después de ser condenado a más de diez años de prisión por corrupción y asilarse en la Embajada de Nicaragua en Panamá.
A pesar de la rotunda victoria presidencial, en los votos para el Parlamento la elección estuvo mucho más repartida. En este contexto, el gobernante RM, fundado por Martinelli tras perder el control de su formación original, Cambio Democrático (CD), se alió con los partidos tradicionales para alzarse este lunes con la directiva del Parlamento.
El partido de Gobierno, que cuenta con 13 de los 71 escaños, obtuvo con el apoyo de los partidos tradicionales la presidencia la segunda vicepresidencia y la secretaría general del Parlamento, mientras que la primera vicepresidencia quedó en manos del CD.
Los independientes son, por primera vez en la historia democrática del país, la primera minoría parlamentaria con 20 escaños -muy por encima de los 5 que tenían en la pasada legislatura- tras la debacle de los partidos tradicionales en las elecciones generales.
Los históricos como el Partido Revolucionario Democrático (PRD) obtuvieron 13 curules para la nueva legislatura frente a los 35 de la anterior; el CD alcanzó 8 cuando antes tenía 18, y el Partido Panameñista (PPa) se mantuvo con 8.
Mulino, que ya ha reconocido la fuerza emergente independiente y ante la atomización en la Asamblea, sostuvo en las últimas semanas reuniones con todas las bancadas, una señal de que piensa consensuar las medidas que deberá tomar para sacar al país de la crisis y que pueden generar rechazo social.
La reactivación económica, el colapso de un subsistema de pensiones, la crisis hídrica en el canal de Panamá y la de la migración irregular que cruza el país en su viaje hacia EE.UU., así como la controversia minera, son retos que esperan a Mulino.