Muere un joven palestino tras interrumpir las fuerzas israelíes su reanimación
Neyantahu defiende con nuevas declaraciones de tinte belicista y racista la extensión de colonias judías en Cisjordania, territorio ocupado desde 1967.
Un joven palestino ha muerto en Cisjordania ocupada después de que fuerzas israelíes le dispararon y lo desconectaron de los aparatos que lo mantenían con vida, según ha denunciado el servicio de emergencia Media Luna Roja -equivalente local de la Cruz Roja-, que asegura que han ocurrido otros incidentes semejantes en los últimos días.
El miércoles, una ambulancia de la Media Luna Roja acudió a Jericó, una ciudad de Cisjordania, para socorrer a un hombre que había sido herido por balas del Ejército israelí durante una redada.
Al llegar, "tropas israelíes apuntaron sus armas contra los paramédicos, y amenazándoles, sólo permitieron que atendieran al herido sin que lo movieran del sitio donde se encontraba y sin trasladarlo a un hospital", indicó el servicio de emergencia en un comunicado.
El corazón del herido se detuvo y "las fuerzas de ocupación le quitaron los dispositivos de oxígeno, detuvieron el proceso de reanimación cardiopulmonar necesario para salvarle la vida y lo trasladaron a la fuerza a un jeep militar y no a una ambulancia, lo que provocó la muerte del joven lesionado", explicó.
Paralelamente, las fuerzas israelíes "se apoderaron de dos ambulancias para utilizarlas como escudo con fines militares", añadió.
El miércoles, el Ejército de Israel realizó una redada en la misma ciudad en la que arrestó a cuatro palestinos sospechosos de cometer o estar involucrados en un ataque con arma de fuego que se saldó con la muerte de un estadounidense-israelí el lunes. Esa redada dejó un muerto, pero no está claro si se trata del mismo caso denunciado por la Media Luna Roja.
Un portavoz de la Media Luna Roja dijo a la Agencia Efe que las fuerzas israelíes agreden con frecuencia a los paramédicos e impiden que brinden atención médica a los heridos, al mencionar caso similares en Nablus y Huwara en los últimos días. "Estos actos constituyen una violación del derecho internacional humanitario y ponen en peligro la seguridad de los civiles", consideró la Media Luna Roja.
La peor escalada en 23 años
El conflicto palestino-israelí vive un grave repunte de violencia en estos días. En lo que va de 2023, Cisjordania ha vivido su comienzo de año más mortal desde hace 23 años, con al menos 64 palestinos muertos. Del lado israelí, han muerto 14 personas en el mismo lapso, todos ellos por ataques cometidos por palestinos en Jerusalén Este y Cisjordania ocupada.
Las agresiones de colonos judíos y los ataques de palestinos, además de las intensas redadas que el Ejército israelí realiza con regularidad desde hace un año en Cisjordania, han atizado la escalada.
Israel se hizo con el control de Cisjordania y Jerusalén Oriental en la Guerra de los Seis Días de 1967, y desde entonces mantiene una ocupación sobre estos territorios que es de las más largas de la historia reciente.
Bibi echa más leña al fuego
En mitad de esta oleada, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, reiteró la pasada noche que extenderá los asentamientos judíos en Cisjordania, con un lenguaje belicista que se ha hecho cada vez más frecuente entre los miembros de su Gobierno (su Likud aliado con la ultraderecha, los religiosos y el hipernacionalismo), pese a las llamadas internacionales para rebajar la escalada de violencia.
"Profundizar en nuestras raíces, profundizar en los asentamientos y ampliar nuestro dominio sobre nuestra patria. Esta es la batalla en la que nos encontramos", dijo el mandatario, según un comunicado de la Oficina de Prensa del Gobierno. Netanyahu pronunció estas palabras al reunirse con los padres de dos colonos judíos que fueron asesinados el domingo por un palestino cerca de la aldea cisjordana Huwara. "Si pudieran, nos asesinarían a todos, pero quieren desplazarnos (del territorio). Yo digo que nuestra respuesta es golpearles y profundizar en nuestras raíces", recalcó.
La muerte de los dos judíos fue el catalizador para que, poco después, unos 400 colonos armados con cuchillos, palos, piedras e incluso con armas de fuego, asaltaran los pueblos palestinos de Huwara, Burin, Zatara, Odala y Asira al Qabaliyya, dejando un muerto palestino y más de 300 heridos.
Esta agresión en masa causó además cuantiosos daños materiales: al menos 75 casas y más de un centenar de coches fueron quemados, y el Ejército de Israel calificó este ataque de los colonos judíos de "pogromo".
Las declaraciones incendiarias con tintes belicistas y racistas se han hecho cada vez más frecuentes entre los miembros del Gobierno de Netanyahu, el más derechista de la historia de Israel.
El ministro de Finanzas, el colono y ultraderechista Bezalel Smotrich, llamó el miércoles a la aniquilación de Huwara, directamente. "Creo que el pueblo de Huwara debería ser aniquilado”, dijo el ministro, también con un cargo dentro del Ministerio de Defensa israelí que le da responsabilidades sobre asuntos civiles en Cisjordania.
Este mismo jueves, la ONU consideró "inaceptables, provocadoras e incendiarias" estas declaraciones, mientras que Estados Unidos -principal aliado de Israel- dijo el miércoles que fueron "irresponsables, repugnantes y nauseabundas". El portavoz de la organización, Stéphane Dujarric, dijo que son declaraciones particularmente "irresponsables viniendo de un miembro del gobierno", además de contrarias a las resoluciones de la ONU.
De su lado, el ministro de Seguridad Nacional y líder del partido Poder Judío, Itamar Ben Gvir, también colono y conocido por su retórica racista y antiárabe, afirmó que "hay que aplastar a los terroristas. Es hora de volver a los asesinatos selectivos y matar a los jefes instigadores" palestinos. Y Zvika Fogel, legislador del mismo partido que Ben Gvir, dijo a medios israelíes: "Vino un terrorista de Huwara. Huwara está cerrada y quemada, eso es lo que quiero ver. Sólo así conseguiremos disuasión".