Empate técnico en el referéndum moldavo sobre el ingreso en la UE: aún puede ganar el sí
La presidenta y candidata a la reelección, Maia Sandu, ha denunciado injerencias de Rusia con "grupos criminales asociados a fuerzas extranjeras".
Los partidarios y los detractores del ingreso de Moldavia en la Unión Europea (UE) están empatados técnicamente tras el escrutinio de un 98,29 % de los votos emitidos en el referéndum celebrado el domingo en esta antigua república soviética.
El sí le dio la vuelta al resultado durante las últimas horas después de que la presidenta moldava, Maia Sandu, denunciara anoche fraude en una clara acusación a grupos próximos a Rusia.
Se trata de un referéndum constitucional boicoteado por Rusia, a la que Moldavia acusa de recurrir a toda clase de artimañas para frustrar la consulta. "He votado para que Moldavia pueda desarrollarse en paz y libertad", aseguró Sandu, después de depositar su papeleta en un colegio electoral de la capital, Chisináu.
A mitad de la madrugada, según la Comisión Electoral Central (CEC), un 53,96% de los moldavos había votado contra la integración europea y sólo un 46,04% se había decantado por la opción del 'sí', pero en el sprint final las cosas cambiado.
Se incline hacia donde se incline la balanza, el ajustado resultado de este plebiscito escenifica la clara polarización de la antigua república soviética, divida entre los que apoyan el ingreso en la UE -rumanoparlantes, juventud y diáspora- y aquellos que se oponen a la ruptura con Rusia, rusoparlantes, los nostálgicos y los más adultos.
El referendo coincidió con las elecciones presidenciales, en las que se ha impuesto Maia Sandu, pero no con mayoría absoluta, por lo que deberá enfrentarse el próximo mes, en segunda vuelta, al candidato del Kremlin, Alexandr Stoinanoglo. La actual presidenta de Moldavia ha sido la aspirante más votada, con un 38,8% de los apoyos adelanta por algo más de diez puntos a su seguidor, que se ha presentado con las siglas del Partido de los Socialistas de la República de Moldavia (PSRM), una formación liderada por el opositor Igor Dodon (presidente del país de 2016 a 2020); que ha obtenido el 28,3% de los votos. El exalcalde de la ciudad de Balti, Renato Usatti, ha quedado en tercer lugar con el 13,7%, según los resultados preliminares de la CEC, que corresponden al 93% del escrutinio.
Sandu denuncia fraude electoral en el referéndum
La presidenta de Moldavia, Maia Sandu, cuando aún ganaba el no, denunció fraude electoral, asegurando tener "pruebas e información de que un grupo criminal se proponía comprar 300.000 votos. Es un fraude sin precedentes cuyo objetivo es comprometer la democracia. Su objetivo es sembrar el miedo y el pánico en la sociedad", dijo la candidata a la reelección en una brevísima comparecencia.
"Grupos criminales, asociados con fuerzas extranjeras, atacaron nuestro país con mentiras y propaganda (...) No dejaremos de defender la libertad y la democracia. Esperaremos los resultados definitivos y volveremos con soluciones", añadió Sandu, que subrayó que "hoy, al igual que los últimos meses, la libertad y la democracia en Moldavia han sido objeto de un ataque sin parangón", según el portal Newsmaker.
La presidenta se refería al Kremlin y al prófugo oligarca Ilon Shor, al que la Fiscalía moldava acusó en vísperas de la votación de crear desde Moscú un esquema fraudulento para la compra de unos 130.000 votos con 15 millones de dólares depositados en bancos rusos.
Según otras fuentes, Rusia habría dedicado 100 millones de dólares a boicotear el referéndum para incluir en el preámbulo de la Constitución la aspiración de los moldavos a integrarse en el bloque europeo. Tanto la UE como EEUU han denunciado estos días un buen número de intentos de desestabilizar la situación con vistas a la votación.
La guerra en Ucrania acalló la ilusión europeísta
Moldavia comparte frontera con Ucrania, por lo que la guerra ha tenido un gran impacto en la economía nacional ante la llegada de más de un millón de refugiados, de los que más de 120.000 siguen en el país, según ACNUR. A la caída del nivel de vida contribuyó también, desde que Sandu llegara al poder en 2020, la pandemia y la guerra energética con Rusia, que disparó la inflación.
El Gobierno moldavo, que inició negociaciones de adhesión en diciembre de 2023, recibió en vísperas de la votación un gran espaldarazo de Bruselas con un paquete de ayuda de 1.800 millones para los próximos tres años. Moldavia, uno de los países más pobres de Europa, confiaba en ingresar en 2030 en la UE, adonde exporta ya el 65 % de sus productos y de donde recibe más del 80 % de las inversiones directas.
Sandu consiguió que los moldavos acudieran en masa a votar el domingo, pero no para apoyar la senda europea, sino para propinarle un voto de castigo. El electorado prorruso, incluido el de la autonomía de Gagauzia -más del 95 % en contra-, se hizo oír mucho más que los votantes de la capital, Chisináu, y los emigrantes -más del 70 % a favor-, más proclives a la entrada en el bloque europeo.
Boicot de los candidatos prorrusos
Aunque tanto Stoianoglo, exfiscal general, como el tercer candidato en discordia, Renato Usatii, proclamaron que no se oponían a la integración europea, finalmente boicotearon el referéndum, al igual que los comunistas moldavos.
Stoianoglo argumentó que no votó en la consulta popular “en señal de protesta” por la incapacidad de las autoridades de explicar las implicaciones jurídicas de la inclusión en el Preámbulo de la Constitución la aspiración de los moldavos a ingresar en la UE
Sin mencionarlo, ambos apelaron al voto del miedo en alusión a que la entrada en la UE, que ha ayudado a Moldavia a reforzar sus Fuerzas Armadas ante la amenaza rusa, sea un primer paso para una futura adhesión a la OTAN.
El expresidente Igor Dodon, estrecho aliado del Kremlin cuyo partido apoyó a Stoianoglo, fue más allá y tachó abiertamente el referéndum de “ilegal” y “anticonstitucional”. "Voté para que Moldavia vuelva a la normalidad. Necesitamos un líder que respete la Constitución, defienda la justicia y esté abierto al diálogo tanto con el Oeste como con el Este", dijo Dodon, que acusó a Sandu de dividir a los ciudadanos en "buenos" y "malos".
Precisamente, Rusia se oponía abiertamente al referéndum y, según la Fiscalía moldava, el prófugo oligarca Ilon Shor intentó desde Moscú comprar los votos de 130.000 personas con la transferencia de 15 millones de dólares desde bancos rusos.
Peligrosa segunda vuelta para Sandu
El No a la UE es un duro varapalo para Sandu, que podría pagar en la segunda vuelta el fiasco del referéndum, su decisión de cerrar numerosos canales de televisión rusos y su enfrentamiento directo con el Kremlin por su campaña de ataques híbridos contra Chisináu.
Según la CEC, a falta de que se conozcan los resultados definitivos, Sandu suma más del 37 % de los sufragios, mientras Stoinanoglu casi llega al 30 %, muy por encima de lo que le otorgaban las encuestas.
Stoianoglo, de origen gagauzio, acaparará a de seguro el apoyo de gran parte del electorado prorruso, aunque la buena noticia para la actual presidenta es que Usatii difícilmente pedirá el voto para el candidato socialista, ya que denunció que el Gobierno ruso lo había presionado con un nuevo caso penal si no apoyaba a su hombre en Chisináu.
En el pasado, Sandu abrió una investigación contra su adversario por sus supuestos vínculos con los fugados oligarcas reclamados por la Justicia, pero el Tribunal Europeo dio la razón al exfiscal y éste se vengó desafiándola en las urnas.