La zona de San Petersburgo se plantea como blanco de ataques aéreos

Desde hace dos días, los medios rusos informan de ataques constantes de Ucrania en la región de Murmansk, donde se encuentra el aeródromo militar de Olenya, donde se guardan bombarderos Tu-95MS y Tu-22M3. Los drones de Kiev intentan e intentan hacer daño sobre estas naves y pistas, en un asedio que ha tenido que ser incluso confirmado por Oleksandr Musienko, jefe del Centro de Investigación Militar y Jurídica.

Musienko indicó que los ataques con UAV al aeródromo militar son parte de los esfuerzos en curso para atacar sitios estratégicos rusos y reducir sus capacidades de ataque con misiles. Un golpe doble para impedir nuevos avances ucranianos en su territorio (tienen 1.300 kilómetros cuadrados en Kursk) y para proteger su energía de cara al crudo invierno. 

El especialista reconoció que esta operación aprovecha una "brecha en el sistema de defensa aérea", ya que la inteligencia finlandesa había informado de la falta de tropas rusas en la zona, dejando un corredor abierto.

Pero eso es lo que ya se sabe, porque está a la vista de todos en Rusia. Lo más destacado de la intervención de Musienko es que también sugirió que esta situación de acoso podría extenderse a las instalaciones militares alrededor de San Petersburgo, incluso. La ciudad de Putin, todo un símbolo, la segunda ciudad en importancia de Rusia, con 4.577.751 habitantes (en 2007).

El 11 de septiembre, Rusia informó de un ataque con drones en la región de Murmansk, y el gobernador afirmó que las defensas aéreas derribaron tres vehículos aéreos no tripulados. Murmansk está a 1.800 kilómetros de la frontera con Ucrania.

Pese a ello, los medios rusos se centran en las últimas horas en contar que se ha iniciado la reconquista de Kursk, donde los ucranianos entraron el 6 de agosto pasado y donde han conquistado más de 1.300 kilómetros cuadrados y un centenar de pueblos.