La madre de Navalni asegura haber visto el cuerpo de su hijo y denuncia "presiones" de Rusia para enterrarlo en secreto
Lyudmila Navalnaya asegura, en un vídeo público, que las autoridades al cargo de la investigación por la muerte de Navalni "reciben presiones del Kremlin o de su entorno".
Lyudmila Navalnaya, madre del opositor ruso fallecido en prisión Alexéi Navalni, ha reconocido haber visto ya el cuerpo de su hijo y asegura estar recibiendo "presiones" de Rusia para enterrarlo "en secreto".
Lo ha hecho en un vídeo publicado seis días después de un extraño deceso que sigue sin apenas respuestas y con todas las sombras apuntando hacia el Kremlin. En dicho documento, la madre reconoce que consiguió verlo "a escondidas" y admite que el entorno del Kremlin le "amenaza" de forma clara si no se aviene a aceptar las condiciones marcadas por las autoridades.
En su denuncia pública, de unos 90 segundos de duración, la madre del gran rival mediático de Putin reconoce que ya ha firmado el certificado de defunción, tras ver el cuerpo y comprobar que los investigadores "tienen todos los documentos médicos".
Sin embargo, Navalnaya detalla que dichas autoridades se niegan a entregarle el cuerpo sin vida de Navalni. "Según la ley, deberían haberme entregado el cuerpo de Alexei inmediatamente". "En cambio, me están chantajeando y diciéndome dónde, cuándo y cómo deben enterrar a Alexei. Es ilegal. Reciben órdenes del Kremlin o de la oficina central del Comité de Investigación justo delante de mí".
La situación que recoge Navalnaya llega al extremo de que los responsables de la causa "mirándome a los ojos, me dijeron que si no acepto un funeral secreto, harán algo con el cuerpo de mi hijo".
Siempre según el relato de la madre, Moscú hace fuerza para que el entierro se haga en secreto, "sin despedidas". "Quieren llevarme a las afueras del cementerio, a una tumba fresca y decirme: "Aquí yace tu hijo". En el vídeo, ella misma recalca su negativa a la propuesta e insiste en su derecho a recibir los restos de su hijo.
En estos seis días de bloqueo de información desde Moscú, el régimen ruso insiste en la tesis de que Navalni falleció por un trombo, tras "empezar a sentirse mal" y directamente "desmayarse" una vez había terminado su habitual paseo en el penal IK-3, situado en Kharp, pleno Círculo Polar Ártico. Una localización donde se manejan temperaturas de varias decenas de grados bajo cero de forma regular y a la que fue enviado Navalni con una condena acumulativa de casi 30 años por numerosas causas.
La explicación no convence a nadie fuera de las fronteras rusas y Occidente acusa directa o indirectamente al gobierno de Putin. En las últimas horas, son más de una decena los países que han llamado a consultas a los embajadores rusos en sus territorios y ya hay voces reclamando una investigación independiente.
Mientras, el tiempo avanza. Como prosigue denunciando Navalnaya, Rusia juega con ese factor. Inmersa en una investigación oficial que podría "durar semanas", la madre explica que uno de los investigadores al mando llegó a espetarle "el tiempo no te funciona, los cadáveres se descomponen".