La fuerza naval de Putin se desmorona con sus cruceros de batalla nucleares
La situación de Rusia en materia naval es muy delicada.
Es un secreto a voces que la flota militar rusa no es, ni de lejos, la que fue antaño, cuando la URSS se encontraba a la vanguardia del mundo. Con el paso de las décadas, el colapso de la Unión Soviética y el olvido de muchos de sus cruceros de batalla de propulsión nuclear, han obligado a Rusia a tener que hacer un esfuerzo extra en los últimos años para tratar de mejorar una situación crítica.
Hay que recordar que durante la época soviética se construyeron cuatro de estos buques de 28.000 toneladas y que contaban con capacidad de incluirle misiles y así dirigir grupos de batalla de largo alcance para enfrentarse a los buques de guerra de la OTAN en alta mar.
De esos cuatro, tres entraron en servicio antes del fin de la URSS, mientras que el último se incorporó a la flora rusa en 1998. En cuanto al más joven, de categoría Kirov, el Pyotr Valikiy de la Flota del Norte, se trata del único que continúa en servicio, y forma parte de de los buques de guerra de enorme tamaño de la época soviética que mantienen mínimamente en pie la capacidad naval rusa actual.
Otro de ellos, el Almirante Nakhimov, se ha encontrado en el norte de Rusia desde 1999, en el astillero Sevmash en Severodvinsk, que empezó a rehabilitarse en 2013 y todavía permanece en construcción, y se espera que pueda incluirse en la flota a partir de 2026.
A esta delicada situación se le suma la gran inflación y dificultades económicas que Rusia atraviesa desde hace casi tres años, cuando estalló la guerra en Ucrania, que están obligando a Moscú a seguir reciclando algunos de los buques de la época soviética, y que tienen casi 40 años de antigüedad.