La excanciller de Austria que invitó a Putin a su boda se muda a un pueblo ruso por amenazas
Abandonó su país en 2020 y desde entonces ha vivido en Líbano y Francia. Estuvo en el consejo de administración de la mayor petrolera rusa, pero se fue por la guerra. Aún figura como directora de un observatorio geopolítico de San Petersburgo.
La exministra de Exteriores austríaca Karin Kneissl, que tuvo que abandonar su país tras recibir amenazas por sus lazos con el Kremlin, se ha mudado provisionalmente a un pequeño pueblo ruso, según informó ayer la prensa local.
Kneissl, que en 2018 invitó a su boda al presidente ruso, Vladímir Putin, fue vista durante una fiesta en Petrushovo, pequeña localidad de la región de Riazán, aunos 350 kilómetros al sureste de Moscú.
"He pagado (alquiler) por otro mes. Después ya veremos. No sé nada sobre mi futuro, nada", comentó al portal de noticias Vid sboku.
La exministra, de 58 años, reconoció que ha podido encontrar y arrendar una casa de verano en Petrushovo con la ayuda de unos conocidos. Admitió también que no fue fácil desplazarse a Rusia y que aún está buscando su camino en la vida, pero que le gusta su nuevo y pintoresco hogar, ya que le recuerda al pequeño pueblo donde vivió en Austria.
"Escribo libros y aprendo el idioma. He tenido que dejar mi antigua vida y empezar de cero. Y a los 60 años no es algo fácil", señaló.
En respuesta a una pregunta de Vid sboku, Kneissl aseguró en ruso no haberse reunido con Putin desde 2019.
La jefa de la diplomacia austríaca entre 2017 y 2019 abandonó su país en 2020 debido a las amenazas recibidas, y desde entonces ha vivido en Francia y en el Líbano, según la prensa.
Debido a la guerra en Ucrania, Kneissl abandonó en mayo de 2022, tras solo diez meses en el cargo, el consejo de administración de la mayor petrolera rusa, Rosneft, pero aún figura como directora de un observatorio geopolítico adscrito a la Universidad de San Petersburgo.
La política formaba parte del consejo de administración de Rosneft como consejera independiente desde junio de 2021 y, según la petrolera, no poseía acciones en la empresa.
La ciudadana austríaca se convirtió en blanco de todas las miradas dentro y fuera de su país tras invitar a Putin a su boda en agosto de 2018 e incluso bailar con el jefe del Kremlin.
Según el diario austríaco Kronen Zeitung Putin le habría regalado unos pendientes valorados en 50.000 euros como regalo de boda.
Tras salir del Gobierno, Kneissl trabajó como analista para el canal ruso RT, el brazo propagandístico del Kremlin que emite en el exterior en inglés, español y árabe.