La embrionaria misión de la Coalición de Voluntarios en Ucrania: quién, cómó, con qué y para qué
Un club de países, sobre todo europeos, trata de arropar a Kiev con el envío de tropas a su territorio. Su "fuerza de tranquilidad" podría contar con 20.000 efectivos y se centraría en proteger los cielos y el mar Negro. Pero hay mucha tela por cortar.

El pasado 17 de febrero, un grupo de rezagadas naciones europeas decidió dar un paso adelante y unirse por una causa común: la ayuda a Ucrania, invadida por Rusia hace más de tres años. Liderados por Francia y Reino Unido, estos estados han tomado conciencia de la necesidad de caminar solos, sin la muleta perenne de Estados Unidos, cuando sus inclinaciones son distintas a las de Washington. No es tiempo de seguidismo, sino de apuestas propias, si el mandatario norteamericano, Donald Trump, sólo mira al viejo continente para decir que va a quedarse con Groenlandia.
En esas está la llamada Coalición de Voluntarios, con una treintena de miembros, que ha tenido dos citas más en Londres y regresará el jueves que viene a la capital gala. Su plan es proponer una hoja de ruta para negociar con el agresor, Vladimir Putin, que sea garantista y justa para los de Volodimir Zelenski, los agredidos. Lo que hasta ahora ha dejado entrever la Casa Blanca es una renuncia en toda regla sobre la soberanía territorial ucraniana y sus aspiraciones legítimas de ingresar, por ejemplo, en la OTAN, además de un salto al vacío sin garantías de seguridad.
Ahí, en la seguridad, está el otro gran propósito de los aliados europeos: quieren crear una misión defensiva con uniformados del máximo posible de países, que ponga botas sobre el terreno y ayude a sentar el armisticio, cuando llegue, y a dar estabilidad a su aliado en Kiev. Un plan embrionario que esta misma semana ha tratado de definirse un poco más en la base británica de Northwood, con una reunión de altos mandos militares, que ha permitido que se filtren algunos detalles. Sin embargo, pesan más las preguntas: nadie sabe aún quién, cómó, con qué medios y para qué nacerá esta misión. Sólo hay una certeza por ahora: que lo hará sin apoyo de EEUU. Ya lo ha dicho repetidamente: sacados los minerales y las tierras raras, esa pelota queda en el tejado de los europeos.
El origen de todo
La llamada Coalición de los Voluntarios está compuesta por 26 países aliados y representantes de la Unión Europea (UE) y la OTAN, que han decidido superar el apoyo brindado por el Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania en estos años de "operación militar especial" rusa.
La razón de ser de la iniciativa ha surgido tras los intentos de negociación de paz iniciados y mediados por Estados Unidos entre Ucrania y Rusia en febrero pasado. Inicialmente, Trump llamó a Putin y contó al mundo que el presidente estaba "listo para la paz", reconoció en público cesiones para Ucrania que Zelenski siempre se ha negado a asumir y Moscú reclama y sus funcionarios comenzaron a ver incluso cómo levantar las sanciones a este señor tan estupendo de Moscú. Ucrania y su aliado más directo, el bloque europeo, quedaron en shock ante la parcialidad del republicano y el ostracismo al que mandaba a Zelenski. Luego llegó la humillación al mandatario ucraniano en la Casa Blanca, el 28 de febrero, televisada al mundo.
En este contexto, los europeos que han estado arrimando el hombro en lo financiero, lo militar y lo humanitario decidieron que había que sacudirse el golpe y sobrevivir por su cuenta, arropando a Kiev como Washington ya no iba a hacerlo tras la marcha de Joe Biden. Ucrania se convierte así en un punto de partida de un renacer europeo, de decisiones propias y unidad. Nadie dice que vaya a ser sencillo, pero la apuesta parece firme.
Entre sus planes, está la creación de una fuerza de mantenimiento de la paz, que sería la primera 100% europea desde la Segunda Guerra Mundial. Sería desplegada en territorio ucraniano, ya sea aportando tropas o contribuyendo de otras maneras. Se prevé que sólo se despliegue en el momento en que Kiev y Moscú firmen algún tipo de acuerdo de paz.

Una curiosidad sobre el nombre elegido para el grupo: la Coalición de los Voluntarios fue aquella de las 30 naciones que públicamente dieron al menos algún tipo de apoyo a la invasión de Irak liderada por EEUU, en tiempos de la presidencia del también republicano por George W. Bush, en 2003. El grupo se unió después de que Washington informase de que el régimen iraquí poseía armas de destrucción masiva que constituían una "amenaza inmediata" y que era necesaria una invasión antes de que los inspectores de armas designados por la ONU completaran su trabajo.
La fuerza de invasión resultante, que no logró encontrar las famosas armas pero derrocó a Saddam Hussein y empujó a Irak a un largo período de caos interno y derramamiento de sangre, estaba dominada por más de 150.000 fuerzas estadounidenses. 45.000 puso Londres y España, por ejemplo, 1.300 militares más.
Una "fuerza de tranquilidad"
La misión dista mucho de haber cristalizado ya, pero todo el paquete de propuestas "avanza a buen ritmo" y ha entrado en "fase operativa", dijo el jueves el primer ministro de Reino Unido, el laborista Keir Starmer al finalizar el encuentro técnico en la base londinense. Esta vez no acudieron a la cita los mandatarios -la mayor parte tenían un importante Consejo Europeo en Bruselas-, sino los militares.
La cadena pública británica BBC ha tenido acceso a los plantes que se debatieron ese día y a podido aclarar algunos detalles sobre la misión futura. Empezando por su naturaleza, porque dicen sus fuentes que no se debería esperar de una "fuerza de mantenimiento de la paz" al uso (peacekeeping force), sino una "fuerza de tranquilidad" o "tranquilizadora" (reassurance force), dice personal diplomático y de defensa.
La denominada Fuerza Multinacional Ucraniana (o MFU), sería enviada al país para consolidar cualquier cese del fuego y fomentar la confianza a largo plazo en el país. Su objetivo sería proporcionar a Ucrania cobertura aérea para mantener sus cielos seguros y una presencia naval en el mar Negro para fomentar el comercio, especialmente el de cereales. Probablemente, estaría compuesta por unos 20.000 efectivos, cifra insuficienre para "imponer la paz", señalan las mismas fuentes. Ucrania tiene casi un millón de efectivos militares ahora mismo, mientras que el ejército de Rusia tiene unos 700.000 uniformados en el país vecino, más de la mitad de sus Fuerzas Armadas totales.
¿Qué harían, entonces, estos uniformados? Pues "probablemente se desplegarían para proteger ciudades, puertos y las principales infraestructuras energéticas". Una opción que se está considerando es que el MFU no opere en el este de Ucrania, cerca de la línea del frente más activa, para tratar de asegurarle a Rusia que no representa una amenaza ofensiva y, también, evitar cualquier accidente o problema que lleve a una mayor internacionalización de la guerra.
El presidente Putin y su equipo en el Kremlin han dicho repetidamente que no acordarán ningún alto el fuego si se despliegan fuerzas europeas y de otros países en Ucrania. Hasta ahora, no ha abierto la puerta a ceder si se trata de una fuerza preventiva, no de imposición. Es una enmienda a la totalidad de la propuesta.
Aún así, las fuentes de la BBC ponen mucho empeño en distinguir, por ver si así Moscú no ladra. Unas fuerzas de mantenimiento de la paz suelen desplegarse bajo bajo el paraguas de las Naciones Unidas o la OTAN, tradicionalmente son imparciales, operan con el consentimiento de ambas partes y emplean la fuerza únicamente para su defensa. En este caso, la fuerza multinacional por cuajar "estaría, en gran medida, del lado de Ucrania, para ayudar a disuadir futuras agresiones rusas". Es una misión de parte. "Hay que debilitar su maquinaria bélica -ha dicho literalmente Starmer (...). No podemos esperar sentados a que Putin acuda a la mesa" de negociación.
El plan que se debatió el jueves en Londres no incluye que esta fuerza supervise el alto el fuego, si es que llega a firmarse uno -temporal o permanente- entre Zelenski y Putin. Eso lo harían las tropas ucranianas, en primera línea, y apoyadas en los recursos de vigilancia occidentales en el aire y el espacio. Así, los europeos podrían centrarse en la citada ayuda aérea, el apoyo logístico o de inteligencia. En el caso del mar Negro, se pretende buscar la mejor manera de mantener las rutas marítimas libres de minas y decidir qué tipo de fuerza de tarea naval podría proporcionar seguridad en el la zona.
Existe la posibilidad, ante un envío así, de que estas tropas de la coalición se conviertan en una "fuerza trampa", esto es, "una más pequeña que la del oponente, diseñada para disuadir un ataque sin provocar una escalada", si Rusia reanudara su invasión de Ucrania. Ese plan, sin embargo, ha sido descartado ya por las naciones inmersas en el debate.
Nada se sabe aún de cuál será, si llega el caso, el reparto de funciones entre países, el número de aportaciones de cada cual, cómo será la cadena de mando y qué red logística se necesita en paralelo, sólo por poner unos cuantos ejemplos de todo lo que falta. Y, por encima de todo, hay que tener en cuenta que esta planificación depende de una cosa: que se acuerde algún tipo de alto el fuego en Ucrania. Lo demás, por mucho que se afine, es el cuento de la lechera.
Al menos, no es una idea de nuevas: aunque inusual, la misión que se plantea tiene precedentes. En 1999 se constituyó una Fuerza Internacional para Timor Oriental (INTERFET), liderada por Australia, bajo mandato de las Naciones Unidas e integrada por soldados de la propia Australia, Reino Unido y Nueva Zelanda. Esta fue la primera vez que la ONU dio luz verde a una misión de paz de una coalición de países voluntarios.
En 2003, otros 30 países, en mayor o menor medida, apoyaron la invasión de Irak de Bush hijo, que no contaba con mandato de la ONU. Estos estados contribuyeron a las fuerzas de invasión, que sumaron en algunos picos hasta los 160.000 efectivos.

Quién va a participar
Starmer ha avanzado que Europa "debe hacer el trabajo pesado" en materia de defensa con Ucrania por lo que serán sobre todo países de la UE y el suyo propio los que se sumen a la coalición armada, aunque también están llegando comentarios positivos de otros aliados de Kiev, parte de la Alianza Atlántica incluso, como Canadá, Australia o Nueva Zelanda.
Por el momento, son Reino Unido y Francia los países que, volviendo por sus fueros en el escenario internacional, están liderando el grupo, acogiendo las reuniones. Ellos son los fijos. Cuentan con los dos mayores ejércitos del momento, tienen experiencia reciente de combate en misiones internacionales y ambas son potencias nucleares, lo que les da una fortaleza extra. El presidente francés, Emmanuel Macron, ya planteó el año pasado la posibilidad de enviar tropas a Ucrania, generando un intenso revuelo, y nunca se ha desdicho de la idea.
Desde el primer momento, han sabido que no pueden contar con el abrigo de una entidad internacional superior, porque no hay consenso sobre lo que hacer con Ucrania ni en la UE ni en la OTAN. Por ejemplo, tanto en el bloque comunitario como en el atlantista, habrá un no de Hungría y Eslovaquia, con gobiernos que pueden tildarse prácticamente de prorrusos.
Starmer se muestra bastante reservado respecto de quiénes están dispuestos a dar el paso. No quiere tener encontronazos con posibles apoyos, que se siguen peleando, ni cerrar las puertas a los que puedan venir. Por ejemplo, dice Sky News, que insiste en atraer al grupo a Japón, un peso pesado que también tiene litigios territoriales con Rusia.
Es probable que Londres y París sumen pronto a su coalición a los países bálticos, Estonia, Letonia y Lituania, que pertenecen a la OTAN, comparten fronteras con Rusia y a los que puede más el temor a una ofensiva por venir como la de Ucrania que las represalias que el Kremlin pueda tomar si se suman a una misión como esta. Finlandia es otro estado fronterizo con la Federación rusa, que acaba de entrar en la OTAN precisamente por el temor a lo que el imperialismo putinesco pueda depararle, por lo que ha dicho ya que "definitivamente" será parte de la coalición, afirma su Ministerio de Exteriores.
Turquía, que posee el segundo ejército más grande de la OTAN, está dispuesta a enviar tropas de paz a Ucrania "si es necesario", según una fuente militar turca citada por Reuters. "Las discusiones sobre un despliegue turco siguen siendo conceptuales y aún no se han tomado decisiones concretas". matiza.
En el caso de nuestro país, según ha publicado el diario El País, "participará en la misión europea en Ucrania siempre que obtenga garantías". Las fuentes de Moncloa se lo confirmaron al citado medio, pese a la tormenta que existe en el seno del Gobierno de Pedro Sánchez, con sus socios de Sumar en contra de cualquier rearme o gasto extra en Defensa. El Ministerio de Defensa español trabaja con escenarios como el despliegue de observadores militares, el de instructores sobre el terreno y el de una fuerza de disuasión, indica la información.
Canadá, miembro de la OTAN, parece otro contribuyente potencial a la coalición de los dispuestos, está muy cerca de los planteamientos europeos y se opone al aislamiento y las cesiones que plantea Trump. El exprimer ministro Justin Trudeau , cuando se le preguntó sobre un posible despliegue de tropas como parte de una fuerza de mantenimiento de la paz, dijo: "Canadá ha analizado las formas en que puede ayudar mejor y, como dije hace unos días, todo está sobre la mesa". Ahora está por ver si su sucesor, Mark Carney, sigue su estela.
El primer ministro australiano, Anthony Albanese, ha dicho que está "abierto" a enviar tropas a Ucrania como fuerzas de paz. "Actualmente se está debatiendo sobre posibles operaciones de mantenimiento de la paz, y desde la perspectiva de mi gobierno, estamos abiertos a considerar cualquier propuesta futura, ya que Australia ha desempeñado históricamente un papel importante en diversas áreas de mantenimiento de la paz", dijo aún el 3 de marzo, cuando apenas echaba a andar la coalición.

Luego están los que no se esperan, o al menos no por ahora. Las principales ausencias son las de Polonia y Alemania. Varsovia tiene uno de los ejércitos más fuertes del continente y pretende gastar el 4,7% de su PIB en defensa este año, muy por encima del objetivo de la OTAN. Además, es el estado que más refugiados ucranianos alberga, aproximadamente un millón. Sin embargo, también también tiene una larga frontera con Ucrania y Bielorrusia y está preocupado por su propia seguridad.
Si eso envalentona a Finlandia o los bálticos, no es su caso. Tiene cerca hasta armas nucleares tácticas. "No planeamos enviar soldados polacos al territorio de Ucrania", ha zanjado el primer ministro polaco, Donald Tusk. "Daremos apoyo logístico y político a los países que posiblemente quieran brindar tales garantías en el futuro, tales garantías físicas", garantiza, al menos.
Alemania, por su parte, ha sido y es una parte crucial de cualquier respuesta unida a la guerra de Ucrania. Aquí el problema. por ahora, no es de temor o de falta de voluntad política, sino de coyuntura: aún no se ha formado un nuevo Gobierno después de las elecciones del mes pasado. El canciller saliente, Olaf Scholz, había descartado previamente el envío de tropas alemanas a Ucrania como fuerzas de paz. Así que el punto de partida no era esperanzador para la misión y peor si no hay mandatario estable aún.
Si bien su Gobierno ha brindado un apoyo sustancial a Kiev desde la invasión a gran escala, algunos lo han visto también como un líder vacilante, por ejemplo, al resistirse a los pedidos de enviar los tan publicitados misiles Taurus a Kiev. Es una incógnita lo que vendrá. Friedrich Merz, ganador de las elecciones y quien se espera que sea el nuevo canciller, ha adoptado una línea más pegada a Kiev, incluso al prometer los Taurus, por lo que aún está por verse se desviará de la de su predecesor.
Italia, a las claras, dice no a la oferta de los voluntarios. La primera ministra, Giorgia Meloni, lo descartó ya el 16 de marzo, tras una llamada online con los líderes del grupo que hizo Starmer. El Gobierno italiano emitió un comunicado diciendo que la ultraderechista "confirmó que Italia tiene la intención de seguir trabajando con socios europeos y occidentales y con Estados Unidos para definir garantías de seguridad creíbles y efectivas", pero que "no está prevista la participación nacional en una posible fuerza militar sobre el terreno".
Todo está muy abierto. Toca esperar a la semana entrante, cuando habrá dos citas clave para el futuro de Ucrania: el lunes 24, EEUU va a tener reuniones por separado con invasor e invadido en Riad (Arabia Saudí), tras la llamada "amistosa" de esta semana con Zelenski. Y el jueves 27, Macron cita de nuevo a los amigos europeos para avanzar en su alternativa. Ya toca presentar planes "prácticos", augura Starmer. Kiev pone a prueba quiénes son sus verdaderos aliados.