El 'jamming' desquicia a Ucrania
La guerra se libra en muchos frentes.
Según ha publicada El Confidencial, el paquete de aviones MiG que Eslovaquia ha entregado al Ejército de Ucrania está generando problemas que han levantado las peores sospechas sobre las capacidades tecnológicas del gran rival en el campo de batalla, Rusia.
Se trata de los nueve monoplazas MiG-29A y un biplaza MiG-29UB, a los que se han sumado otros doce monoplazas y dos biplazas. Al parecer, las aeronaves fueron sometidas a un proceso para adaptar los equipos de radio, navegación, IFF y otros sistemas, además de mantener los motores.
Para ello había sido contratada la empresa Russian Aircraft Corporation, cuyos técnicos han estado operando en los cazas hasta el pasado agosto, momento en que Eslovaquia los dio de baja de su aviación. Posteriormente fueron detectado errores que afectan a los motores y a sistemas relacionados con el armamento. Según el citado medio, los fallos fueron detectados en los componentes que eran responsabilidad de dichos trabajadores rusos.
Una falta de precisión que alimenta sospechas
A ello se suma también la sospecha sobre la poca fiabilidad de algunas bombas de precisión estadounidenses entregadas a Ucrania, como las JDAM JDAM-ER. Según el citado digital, el pasado 21 de febrero Ucrania atacó tres objetivos con este tipo de arma, que acabaron siendo destruidos, pero necesitando entre dos y tres lanzamientos.
Precisamente, este tipo de bombas llevan guiado por GPS y si este no falla en su conexión, en teoría, dibujan una trayectoria precisa hasta el punto determinado por la coordenadas introducidas. Esta falta de precisión alimenta las sospechas sobre la capacidad de Rusia para atacar mediante la técnica de jamming. Dicho término hace referencia a la ‘guerra electrónica’, suponiendo que los rusos hayan conseguido interferir la señal mediante equipos de interceptación electrónica.