Guía básica de las elecciones de Ecuador, marcadas por el crimen de Villavicencio
El asesinato del candidato de centroderecha al salir de un mitin empaña un proceso que busca una salida adelantada al presidente Lasso. El correísmo va en cabeza.
Ecuador celebrará este domingo unas elecciones presidenciales y legislativas extraordinarias en su origen, en su campaña, en sus conclusiones. Apenas tras dos años de mandato, el actual presidente, Guillermo Lasso, se vio obligado a adelantar los comicios porque la corrupción, la crisis económica, el desempleo y el aumento de la inseguridad y el crimen organizado habían llevado al país a una crisis profunda.
En mayo pasado, se activó el mecanismo constitucional llamado "muerte cruzada" para evitar el juicio político que se avecinaba contra el mandatario y la oposición logró ir de nuevo a las urnas para escoger a un nuevo presidente y a 137 asambleístas, que deberán completar el actual período, es decir, gobernarán sólo hasta mayo de 2025.
El problema es que, más allá de la tormenta en la propia convocatoria electoral, la campaña ha venido sacudida por la violencia. No sólo es que la seguridad haya sido un tema central en un país donde los homicidios han subido un 93% en un año (cosa del crimen organizado, dice el Gobierno), sino que sobre la mesa, la de autopsias, ha estado el cuerpo del candidato Fernando Villavicencio, un antiguo periodista que encarnó a los opositores al expresidente Rafael Correa, tiroteado el 9 de agosto a la salida de un mitin.
Su asesinato, reivindicado por Los Lobos, una de las bandas más peligrosas de Ecuador, ha obligado a reforzar la vigilancia en los actos públicos, a rodear a los aspirantes de guardaespaldas y hasta a vestirlos los cascos y chalecos antibalas como si estuvieran en zona de guerra.
Ahora toca pasar por las urnas, ganar o perder, pactar o pelear, gobernar u opositar, en un país que necesita respuestas urgentes: la corrupción oficial, la vulneración de los procesos judiciales y la violencia durante las protestas y en cárceles son algunos de los principales retos, en un "clima de creciente autocensura, hostilidad e inseguridad por el auge de las bandas criminales y cárteles de narcotraficantes", como lo define Reporteros Sin Fronteras (RSF).
Más de 13,4 millones de ecuatorianos tienen ahora la palabra. Este es el contexto en el que deberán ejercer su derecho.
El candidato asesinado y la violencia
La campaña electoral ha estado absolutamente marcada por el crimen del candidato presidencial Fernando Villavicencio, del partido Movimiento Construye, de centro derecha. Fue tiroteado por presuntos sicarios de nacionalidad colombiana a la salida de un mitin electoral en Quito. En las semanas previas había denunciado amenazas de muerte en su contra. Seis personas han sido detenidas por su implicación en unos hechos reivindicados por Los Lobos, que avisaron de nuevos ataques.
"Cada vez que los corruptos no cumplan con su promesa que establecemos cuando reciben nuestro dinero, que son millones de dólares, para financiar su campaña, serán dados de baja", dijo uno de sus portavoces, que además amenazó a otro candidato, el independiente Jan Topic. Se trata de la segunda agrupación criminal del país, con 8.000 sicarios, que tiene sus tentáculos muy bien extendidos en las cárceles. Cocaína, asesinatos por encargo y hasta minería ilegal conforman sus negocios principales.
La medida inmediata del Gobierno fue la de mantener la campaña, en defensa de la democracia, pero aplicando un estado de excepción de 60 días en todo el estado. Esto implica el despliegue de las Fuerzas Armadas, para apoyar a cerca de 60.000 policías a mantener el orden interno, y la suspensión de algunos derechos fundamentales como la inviolabilidad de domicilio, explica EFE.
Pocos días después, Pedro Briones, un dirigente local del partido Revolución Ciudadana (izquierda correísta) en la parroquia de San Mateo, fue también asesinado. "Una bala asesina acabó con su vida", dijeron sus compañeros. Y hubo un tiroteo sin víctimas durante uno de los actos de cierre de campaña del candidato a la Presidencia de Ecuador Daniel Noboa (de Acción Democrática Nacional), en el municipio de Durán.
Mientras, el experiodista Christian Zurita sustituyó en la cabeza de la candidatura al asesinado Villavicencio, en una formación que a la que los sondeos ponían antes del crimen como quinta en intención de voto, con entre el 6,8 y el 8,72% de los sufragios. Está por ver si los atentados cambian en algo las cosas, porque hay encuestas que lo suben a la segunda o tercera posición.
No es sólo que muera un candidato, es que la violencia campa por el país. Ya había políticos muertos antes de Villavicencio: el alcalde de Manta, Agustín Intriago, fue muerto en julio y hubo ataques en las municipales de febrero. Por eso, vivir y sobrevivir se ha convertido en el eje de los programas, por encima de políticas clásicas esenciales. Pocas se han escuchado en estos días de campaña, más allá de la promesa de garantizar la convivencia. El Ejecutivo de Lasso, de salida, indica que el crimen organizado y al narcotráfico -que se han hecho fuertes en la zona costera del país- están tras esta subida, el primer problema para los ecuatorianos.
La crisis de Lasso
Aparte de la noticia terrible del asesinato de Villavicencio, está la propia convocatoria adelantada en sí. Hablamos de unas elecciones extraordinarias, forzadas por el mecanismo constitucional invocado de forma inédita por el presidente Lasso en mayo, con la que disolvió la Asamblea Nacional (el Parlamento nacional), de mayoría opositora. Lo hizo justo antes de que sus críticos fueran a votar su destitución, sabiendo que estaba abocado al fin del mandato y a las urnas. "Tengo una obligación de dar una respuesta a la crisis política que tiene entrampado el Ecuador", dijo.
El juicio político se basó en una acusación por blanqueo de capitales que deriva de un acuerdo firmado por la empresa pública Flopec y que, al parecer, causó al país un perjuicio de unos 6,1 millones de dólares. El contrato en cuestión sigue vigente, aunque se firmó en 2020, durante el Gobierno de Lenín Moreno. "Admito errores en mi gestión, pero soy un demócrata y he procurado que las soluciones sean siempre constitucionales y legales", insistió el aún mandatario.
Su paso, a la postre, llevará a que los ganadores de las elecciones completen un periodo reducido, cuando la legislatura debía durar de 2021 a 2025. El nuevo presidente (o la nueva presidenta) que salga este 20 de agosto de las urnas dispondrá de un mandato de algo más de un año antes de que el país vuelva a las urnas para unas nuevas elecciones generales con importantes retos, como la posible disminución de la producción petrolera, uno de los grandes pilares de la economía ecuatoriana.
Los favoritos
Lo que dicen las encuestas es que el correísmo, la corriente que defiende al expresidente Rafael Correa, puede volver al poder. Lo tuvo durante 15 años, bien con el propio Correa al frente, bien con líderes afines. Al ganar Lasso en 2021 eso se acabó, tras cinco elecciones con el viento a favor. Correa tiene su residencia en Bélgica y no puede volver a Ecuador porque pesa sobre él una condena a ocho años de cárcel.
Andrés Arauz fracasó en 2021 y ahora no repite; la elegida para ir a por la presidencia es Luisa González, al frente de Revolución Ciudadana, una formación de izquierdas ilusionada porque ha logrado un consenso entre ese flanco que hacía tiempo no se podía augurar. Las encuestas le dan, siempre, más de un 30% de los votos. Abogada y exdiputada, ya había trabajado en el sector público como secretaria de la Administración Pública de Ecuador en el 2017.
González es "una virtual desconocida", como la define AP, se presenta como una candidata con experiencia en el Gobierno, y en el debate presidencial aludió constantemente a las políticas sociales de Rafael Correa, quien ya anunció sería uno de sus principales asesores. La líder define su movimiento como uno de “progresismo basado en la justicia social”, haciendo un paralelo con el de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil.
Sin embargo, los últimos acontecimientos violentos han favorecido las candidaturas de partidos que prometen mano dura contra el narcotráfico, como el exvicepresidente ecuatoriano Otto Sonnenholzner (sobre el 7% de votos) y, sobre todo, el empresario y exsoldado Jan Topic (del 12 al 17%), más a la derecha. Hay un único candidato indígena, Yaku Pérez, entre los ocho aspirantes presidenciales. Esta es su segunda campaña electoral, tras haber sorprendido con su llegada al tercer puesto en las elecciones de 2021. Podría lograr entre un 7 y un 8% de los votos también.
El oficialismo, que representa el movimiento CREO que llevó en 2021 a Lasso al sillón presidencial, renunció a participar en estos comicios tras la crisis de su líder. El actual mandatario tomó la decisión de no presentarse a la reelección para completar el periodo presidencial para el que fue elegido originalmente hace algo más de dos años.
Estas elecciones serán las primeras en la historia electoral de Ecuador con listas plenamente paritarias, incluidos los binomios para Presidencia y Vicepresidencia, aunque en ese caso solo el correísmo tiene a una mujer como candidata a presidenta, en la figura de la exlegisladora González.
También por primera vez, los más de 400.000 ecuatorianos empadronados en el extranjero podrán votar desde sus domicilios mediante una plataforma de voto telemático en la que previamente deben inscribirse.
Ahora, a votar. Ojalá que en paz.