La guarrada viral de ‘los terroristas de sushi’ causa estragos en los restaurantes de Japón
Las redes sociales están poniendo en jaque a uno de los negocios más tradicionales del país del sol naciente.
Japón es un país con rígidos valores en los que la higiene y la pulcritud son aspectos innegociables. Y ello se lleva a todos los ámbitos de la vida, también, como no podía ser de otra forma, a la alimentación.
Por esa razón, en el país del sol naciente fue donde, hace décadas, surgió ese modelo de restauración en el que los platos con comida se colocan sobre una cinta transportadora y cada cliente puede escoger aquellos alimentos que desee.
Como es característico en Japón, el sushi es el gran protagonista de este tipo de establecimientos, aunque también se ofrecen otras comidas, además de bebidas, postres y todos aquellos elementos que puede componer un menú.
El prestigio de esta clase de restaurantes, que reciben el nombre de kaitenzushi, se ha mantenido intacto a lo largo del tiempo gracias, en gran parte, a la citada higiene y pulcritud de la que hacen gala la mayoría de ciudadanos japoneses.
Un modelo de negocio en peligro por culpa de las redes sociales
Sí, la mayoría, porque no todos son así. Tal y como recoge El Economista, a principios del mes de febrero se hizo viral en las redes sociales japonesas un vídeo en el que un joven lamía sus manos y, seguidamente, tocaba la comida que pasaba por la cinta transportadora pero sin retirarla de la misma. En consecuencia, los clientes escogían y se comían esos platos en los que estaban presentes las babas del ‘gracioso’.
Tras difundirse la grabación, han ocurrido dos cosas. La principal, que a muchas personas les ha dado asco observar que esto puede suceder en este tipo de restaurantes, por lo que la afluencia de comensales en los kaitenzushi se ha reducido drásticamente. Y la segunda, que se ha producido una especie de ‘efecto llamada’ por el que han aparecido nuevos imitadores que están demostrando su nulo civismo por todo Japón.
La mayor prueba de que esta asquerosa práctica está extendiéndose por todo el país y de que no se tratan de simples casos aislados, es que incluso se le ha otorgado un nombre a este colectivo: ‘terroristas del sushi’.
Con sus acciones están perjudicando a un sector que en Japón mueve más de 5.000 millones de dólares al año (unos 4.680 millones de euros) y del que dependen una gran cantidad de familias.
De hecho, la repercusión ha llegado hasta los mercados financieros, y el mismo día que se viralizó el vídeo, las acciones del grupo propietario del restaurante en el que realizó la grabación, Sushiro, se desplomaron casi un 5%.
Los restaurantes ya están tomando medidas
El negocio está en riesgo. Por lo que los restaurantes no han tardado en actuar. Por un lado, los utensilios y la vajilla se han centralizado en un solo punto para que los clientes se vean obligados a pedirlos y que nadie los pueda manipular.
Y por otro, muchos establecimientos están comenzando a denunciar ante la policía por daños y perjuicios a todos esos individuos que graban y comparten los vídeos que están poniendo en jaque a los kaitenzushi.