Golpe a Marruecos con su cítrico estrella
Aunque las previsiones apuntaban alto, la realidad ha terminado siendo mucho más dura para el sector.
Una vez más, las condiciones climáticas amenazan seriamente otro sector económico y muy importante, de Marruecos. Aunque por su aspecto pueden parecer mandarinas, no lo son. Se trata de las clementinas, que a diferencia de las primeras, no tienen semilla y su piel se encuentra más pegada a la propia carne que en el caso de las mandarinas.
Según apunta el portal Freshplaza tras hablar con un citricultor de Marrakech, Walid Bouazzaoui, la cosecha es, por el momento, muy deficiente para lo que habían calculado. Según las estimaciones de hace pocos meses, las expectativas eran altas y positivas respecto a la recogida de cosecha de clementinas, pero la realidad no se ha terminado correspondiendo con esos cálculos.
"La temporada ya debería haber comenzado, pero no hay nada que cosechar", apunta un Bouazzaoui que lamenta la situación que junto a la poca cosecha, arrastra otro problema, el tamaño de los frutos, que es muy inferior al de otros años, algo que también está condicionando el trabajo de los agricultores.
¿Retraso en la campaña o cosecha perdida?
"Los calibres son demasiado pequeños y las frutas, demasiado secas. Para llenar una caja de 10 kg de calibre 2, normalmente se necesitan en torno a 187 frutas. Con los calibres que tenemos ahora, se necesitan 230", asegura el marroquí.
Pese a esto en el sector mantienen la esperanza en que la situación se revierta tarde o temprano. "Hemos decidido no cosechar y esperar. Todavía no tenemos visibilidad y aún no sabemos si se trata de un retraso en el inicio de la campaña o de una campaña perdida por completo".
Pero las malas previsiones que atormentan a los citricultores no cesan ahí ya que él mismo afirma que el mercado de las mandarinas no prevén que sea mucho mejor, sino todo lo contrario.
En cambio, productores de otro lugares como Sus Masa, se muestran más optimistas con el rendimiento que pueden darle sus cosechas, aunque son prudentes tras lo ocurrido en Marrakech. Y es que, tal y como afirma Bouazzaoui, "las condiciones de producción no han mejorado", y destaca la enorme virulencia de una sequía que más dañina y duradera que nunca, algo parecido a lo que ocurre con el aumento de las temperaturas, que están suponiendo enormes pérdidas al sector.