España presume en Europa con un plan de combate aéreo, naval y terrestre
La Comisión Europea pretende invertir unos 8.000 millones de euros, hasta 2027, en los Fondos Europeos de Defensa.
El impulso político y la cobertura financiera de los Fondos Europeos de Defensa (FED) ha puesto de acuerdo en un consorcio a pesos pesados de la industria europea de defensa como la italiana Fincantieri y la francesa Naval Group, así como compañías e instituciones griegas, danesas y noruegas.
Este consorcio firmó el pasado 24 de octubre, en Roma el contrato para la fase de diseño de la Modular and Multirole Patrol Corvette (MMPC) o corbeta de patrulla europea, por 87 millones de euros.
España no se queda atrás, desde su lanzamiento en 2021 se ha volcado con estos fondos de defensa. Es el tercer país de la UE en términos de inversión absoluta, solo por detrás de Francia e Italia y por encima de Alemania, todos con presupuestos militares superiores a los españoles, según El Confidencial.
Además, empresas españolas del sector están presentes en siete de cada 10 proyectos y lideran casi un 20% de las iniciativas. Detrás de la iniciativa nacional hay un objetivo estratégico y una necesidad industrial.
Los FED en tan solo dos años han dado luz verde a un centenar de proyectos valorados en más de 2.000 millones de euros relativos a combate aéreo, naval y terrestre, sensores, misiles y defensa antiaérea, superioridad de información, aeroespacial y tecnologías disruptivas, entre muchas otras áreas.
El plan de la Comisión Europea es invertir unos 8.000 millones de euros hasta 2027, cuando concluye esta primera etapa de los FED. La idea es que un 70% del dinero se destine al desarrollo de capacidades y un 30% para investigación, aproximadamente.
El gasto comunitario en defensa se ha incrementado, en gran medida con la FED en comparación con otros programas como el PADR de 2017, que tenía el objetivo de investigación en defensa, y el EDIDP de 2019, que, por el contrario, se encargaba del desarrollo de industria. Unos programas con los que España estuvo muy comprometida.
Sin embargo, la inversión en los últimos cinco años anteriores a los FED, apenas se invirtieron 590 millones de euros. Actualmente, se manejan cifras de 1.000 millones anuales y se cree que será por un largo tiempo debido a la guerra en Ucrania, el conflicto en Gaza y las crecientes tensiones estratégicas.
Gran oportunidad para la defensa española
En esta vía, la industria de defensa española tiene una gran oportunidad, dado que tiene menos músculo y soporte que la francesa, la alemana o la italiana. Por un lado, podrá alcanzar los objetivos estratégicos, alineados con la Comisión Europea, en la persecución de un nuevo concepto de soberanía defensiva, muy ligada al desarrollo industrial y a la innovación tecnológica. Y por otro, las empresas podrán hacerse un hueco en las cadenas de suministro europeas, como recoge la Estrategia Industrial de Defensa.
"España ha logrado asegurarse una parte muy grande de los FED mientras se muestra como un socio tecnológico e industrial fiable para otros Estados e industrias europeos. Desde el comienzo, ha apoyado las iniciativas de defensa de la UE y ahora ha contribuido a ponerlas en práctica utilizando algunas inversiones de la UE para desarrollar tecnologías y capacidades de defensa que necesita urgentemente", ha explicado el analista no residente del Real Instituto Elcano, Daniel Fiott
"España tratará de mantener su propia fortaleza industrial nacional mientras invierte en cooperación europea cuando le interese". Esto queda patente en las cifras analizadas por Fiott. De los 60 proyectos autorizados en 2021, empresas e instituciones españolas participaban en 42 (un 70%); y de los 41 proyectos de 2022, en 32 (un 78%). De los 101 proyectos totales a 2022, España lidera 19, con Indra (3), Navantia (2) o Sener Aeroespacial (2) entre las empresas más implicadas; algunos en nuevas áreas militares clave como tecnologías para contrarrestar armas hipersónicas.
La presencia de España es transversal, incluye 30 empresas especializadas en defensa, 45 firmas y centros de tecnología dual, 13 universidades, ocho institutos especializados y dos grandes organizaciones. De las 18 áreas cubiertas por los fondos, hay participación nacional en todas, condición que solo comparte con Francia e Italia
La Unión Europea contribuye a estos programas con el 80% del coste por adelantado, a excepción de los casos de tecnología submarina o inteligencia artificial, que da el 100%. España ha tenido que contribuir anualmente con 200 millones de euros en los dos primeros años de operación, a cambio ha recibido 1.900 millones de euros por estar implicada.
"En los próximos meses, la UE intentará desarrollar un Programa de Inversión en Defensa Europea y una nueva Estrategia Europea para la Industria de Defensa. Con la presidencia del Consejo de la UE, España tiene una oportunidad de oro para asegurarse de que estas herramientas europeas acaban teniendo un impacto en la capacidad de la industria base europea, las empresas españolas y las fuerzas militares europeas", ha indicado el experto. "Pueda asegurarse de que estos instrumentos dan prioridad a las capacidades y tecnologías más relevantes para la defensa europea", ha agregado.
El éxito de estos proyectos se determinará en un futuro. Más allá de todos los beneficios intangibles, como la transferencia tecnológica y cooperación multinacional, que apenas están en las etapas iniciales y todavía queda un largo camino hasta la comercialización.
Esta inversión por parte de la UE pretende sentar las bases de una industria europea más compenetrada y coordinada que pueda hacer frente al poderoso complejo militar estadounidense y el auge de otros duros competidores como China, Corea del Sur o Israel.
“No es el papel de las instituciones europeas el forzar una consolidación en la industria de defensa. Aunque vamos muy por detrás en competitividad, no funcionará ninguna planificación industrial artificial. Esta es la belleza de los FED: estimulan la cooperación de forma natural, permitiendo a los grupos industriales y Estados trabajar juntos en proyectos específicos. Aunque se necesita una coordinación para estos proyectos, es la industria la que decide dónde y cuándo tiene sentido la consolidación”, ha puntualizado Fiott.
"La guerra ha vuelto a poner de manifiesto la superioridad competitiva de la industria de EE UU. Los europeos hemos perdido entre 20 y 30 años después de la Guerra Fría para poner orden en la base industrial de defensa. No es demasiado tarde para cambiar esto, pero se va a necesitar mucha cooperación e inversión", ha sentenciado.