Por favor, habilita JavaScript para ver los comentarios de Disqus.
El daño colateral de los aranceles de Trump pueden revivir uno de los miedos de la pandemia
Global

Global

El daño colateral de los aranceles de Trump pueden revivir uno de los miedos de la pandemia

El plan arancelario del presidente de EEUU tiene previsto disparar los impuestos que tiene que pagar las importaciones de  abeto desde Canadá, una materia clave en la producción de papel higiénico.

El papel higiénico de un supermercado en España, casi acabado.Patricia J. Garcinuno

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reactivado su política arancelaria. Tal y como anunció hace semanas el magnate republicano, todos los socios comerciales del país que ha vuelto a gobernar este 2025 tendrán que hacerse a la idea de que desde este 2 de abril de 2025 tendrán que pagar más por intentar vender sus productos en territorio estadounidense.  Vehículos, algunos productos alimentarios o las bebidas alcohólicas son solo un pequeño ejemplo de todos los bienes que, previsiblemente, van a incrementar su precio después de que se acabe lo que Trump ha definido como 'Día de la Liberación'.

Pero en la larga lista de los productos afectados por el aumento de los aranceles con la que Donald Trump quiere reescribir el comercio global, hay uno que a algunos les puede recordar a los días posteriores a la declaración del estado de alarma en España por culpa de la pandemia del coronavirus. Porque esta vez, el presidente estadounidense ha puesto en el punto de mira en la producción maderera de Canadá, un recurso clave para fabricar papel higiénico y al que el republicano quiere imponerle una subida de aranceles del 27%, y no descarta darle otra vuelta de tuerca que dispare la cifra por encima del 50%. 

Aunque la medida de Donald Trump tiene por objeto incentivar y estimular la producción nacional, también puede llegar a provocar problemas de suministro en algunos productos de uso diario. En marzo de 2020, cuando una España confinada intentaba pasar página a a una pandemia, se produjo un fenómeno que aún hoy no tiene una explicación clara: el desabastecimiento de papel higiénico. En esas circunstancias medio país parecía haber perdido los papeles (y los rollos) cuando se declaró el estado de alarma. Nadie ha sabido explicarlo hasta ahora, pero el papel higiénico voló de los estantes. Y todo apunta a que esa histeria colectiva podría reaparecer si la cadena de suministro vuelve a tambalearse.

Según Bloomberglos efectos de estas medidas ya se están dejando notar en la cadena de suministro de la pulpa NBSK, el componente esencial para la fabricación de papel higiénico y toallas de papel. Esta pulpa representa el 30% de cada rollo estándar de papel higiénico en EEUU y la mitad de una toalla de papel típica. Casi toda proviene de Canadá.

El presidente del grupo TTOBMA, Brian McClay, recuerda que las fábricas de EEUU llevan décadas trabajando con pulpa de unos pocos proveedores canadienses. “No solo quieren pulpa de madera blanda de Canadá, quieren pulpa de este molino en concreto. Llevan 30 años usándola y no van a cambiar”, ha señalado. Si los molinos cierran por falta de materia prima, ha añadido, no hay alternativas viables: “No pueden cambiar la receta sin más”.

McClay ha advertido de que si las plantas canadienses se ven obligadas a detener la producción por falta de materias primas, las alternativas son escasas. “No pueden cambiar la receta, simplemente no hay alternativa”, ha afirmado. La experiencia reciente demuestra que un anuncio o una medida política puede bastar para alterar el comportamiento de los consumidores. En este caso, el impacto podría sentirse en uno de los productos más básicos del día a día.

El riesgo no es solo el desabastecimiento. También lo es el precio. Si sube el coste de la pulpa, lo hará el del producto final, justo como ocurrió en 2020, cuando los estantes vacíos de los supermercados reflejaban un miedo irracional. La imagen de pasillos arrasados y clientes acaparando rollos se convirtió en símbolo de aquellos días.

El vicepresidente de Les Chantiers de Chibougamau, Frédéric Verreault, lo ha resumido sin rodeos: “No nos compran por nuestra cara bonita. Nos compran porque nuestros productos son los mejores y están totalmente integrados en sus fábricas”. Según los productores, el mercado no tiene margen para improvisar sustituciones con pulpa estadounidense, ya que la NBSK destaca por su resistencia y consistencia.

El nuevo paquete arancelario podría tener otro efecto en cadena: menos construcción, menos árboles talados, menos virutas de madera (el residuo que se usa para fabricar pulpa) y, por tanto, una oferta más escasa y cara. “No talamos árboles para fabricar pulpa, dependemos de las virutas de los aserraderos”, ha explicado McClay.

El director del Consejo de la Industria Forestal de Quebec, Jean-François Samray, ha comparado el funcionamiento de los aserraderos con una red eléctrica: “O está a tope, o está vacía”. El mercado de la madera blanda, ha advertido, funciona en una “competencia pura y perfecta” donde cualquier alteración provoca cierres temporales, menor producción y un ajuste de la oferta continental.

Desde la American Forest & Paper Association, su vicepresidenta de asuntos gubernamentales, Julie Landry, ha alertado sobre las consecuencias para la industria: “Podrían interrumpir nuestras complejas cadenas de suministro transfronterizas” y ha reconocido que el sector no puede prever lo que ocurrirá si los aranceles entran en vigor por completo.

A día de hoy, Estados Unidos ya aplica un total de más del 14% en aranceles a la madera canadiense. Uno de ellos subirá este año hasta llevar la carga al 27%. Si se suman las nuevas tasas propuestas por Trump, la cifra superará el 50%. Y eso sin contar con la investigación que el propio expresidente ha ordenado por motivos de “seguridad nacional”, que podría añadir más tasas aún.

El próximo 2 de abril expira la prórroga que retrasa la entrada en vigor del último paquete arancelario contra productos canadienses. Ese mismo día, Trump tiene previsto anunciar un nuevo bloque de tarifas globales para, según ha dicho, “equilibrar” el comercio de Estados Unidos con el resto del mundo. Desde la empresa papelera Domtar Corp., que opera en ambos lados de la frontera, su portavoz Antoine Kack ha defendido sin matices el libre comercio entre ambos países: “Beneficia a los consumidores”.