El Ejército de Sudán y las RSF alcanzan un acuerdo preliminar para hacer pausas en sus hostilidades
Los combates han causado la muerte de más de 600 civiles y heridas a 5.000 más. Hay 700.000 desplazados internos y han escapado del país 120.000 sudaneses más.
El Ejército de Sudán y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), enfrentados desde el 15 de abril, firmaron este jueves un acuerdo de principios en la ciudad saudí de Yeda en el que se comprometen a cumplir "pauses breves" en las hostilidades, además de a proteger la seguridad de los civiles y el flujo de la ayuda humanitaria.
Según informó la cadena saudí Al Arabiya, en la "Declaración de Yeda" las partes beligerantes se comprometen también a abstenerse de cualquier ataque que pueda causar daños a los civiles y permitirles un paso seguro para abandonar las áreas de los combates.
"Permitir el paso de la ayuda sin obstáculos", "abstenerse de interferir en las principales operaciones humanitarias" y "dar prioridad al logro de un cese de hostilidades de corto plazo alto el fuego" figuran también entre los compromisos de la Declaración.
La "Declaración de Yeda", anunciada tras unas negociaciones indirectas entre representantes del Ejército regular y los paramilitares, no incluye sin embargo el anuncio de una nueva tregua tras el fin hoy de la pausa de siete días auspiciada por Sudán del Sur y que, como las anteriores, no ha sido respetada por ninguno de los dos bandos.
El documento tampoco hace referencia a un compromiso de ninguna de las partes beligerantes a volver a negociar un permanente alto el fuego que permita el flujo de ayuda o el fin del conflicto que ha provocado la situación humanitaria más trágica en la historia de Sudán.
Se destaca, no obstante, "el compromiso a respetar las pausas humanitarias, según las necesidades", "abstenerse a reclutar a los niños o emplearlos en acciones militares", "respetar el derecho de los civiles a viajar y a moverse por las carreteras y puentes dentro y fuera de Jartum" o "abandonar las áreas de combate".
Desde Washington, en una llamada con periodistas, altos cargos del Departamento de Estado explicaron que ven el acuerdo como un paso previo a la firma de un alto el fuego temporal, mediado por Washington y Riad.
Los funcionarios se mostraron muy cautos con el desarrollo de las conversaciones, a las que se refirieron como una "prenegociación", y dejaron claro que el compromiso de hoy no implica un cese de las hostilidades.
Washington espera que con este principio de acuerdo el Ejército sudanés y el grupo paramilitar pasen a negociar un alto el fuego de hasta 10 días de duración que estaría controlado por un mecanismo de supervisión apoyado por la ONU.
Los responsables estadounidenses explicaron que las negociaciones están siendo muy complicadas, ya que existe una gran enemistad y recelo entre las dos partes, y avisaron de que probablemente habrá violaciones de estos acuerdos.
También dijeron que ambos grupos descartan de momento poner un fin definitivo a las hostilidades.
El Ejército sudanés ha manifestado en varias ocasiones que no aceptará a los paramilitares en el futuro, y que el diálogo, que se ha desarrollado de forma indirecta y en gran secretismo, "tiene el único objetivo de sacar a las fuerzas rebeldes de la capital".
Las conversaciones de Yeda, mediadas por Arabia Saudí y Estados Unidos, con la ayuda de la ONU, tuvieron como principal objetivo alcanzar un alto el fuego permanente que permita el flujo de la ayuda humanitaria para hacer frente a la situación trágica causada en Sudán por los combates.
Según la ONU, los combates han causado la muerte de más de 600 civiles y heridas a otros más de 5.000, además del desplazamiento interno de 700.000 sudaneses y la huida del país de otros más de 120.000.