El curioso dilema de la bandera de España en el caza del futuro
Un cuestión técnica pero necesaria para la seguridad de las aeronaves españolas.
El Ministerio de Defensa tiene programada una inversión de casi 11.000 millones de euros para la adquisición de nuevos aviones de combate para las Fuerzas Armadas, de los que 220 millones se gastarán en 2023.
El Ejército del Aire busca reemplazar a sus Harrier II y, previsiblemente, una parte del presupuesto para este año se destine a la compra de cazas F-35 Lightning II, a la espera de que llegue el futuro FCAS, pieza clave para la puesta en marcha del programa del Futuro Sistema Aéreo de Combate europeo.
Sin embargo, la compra de estos cazas ha abierto un debate en el seno de las Fuerzas Armadas alrededor de uno los símbolos nacionales: las escarapelas rojigualdas. Según el portal Outono.net, la pintura de los F-35 Lightning II puede poner en jaque su presencia en la armada española tal como se conoce hasta ahora.
Los F-35 tienen una pintura gris especial que ayuda a absorber las señales de radar y reduce también la firma infrarroja del avión, haciéndolo más indetectable para los radares y armas que utilicen sensores infrarrojos, como los de calor. Otra de las características de estos cazas es la presencia de emblemas nacionales de baja visibilidad, que también contribuyen a reducir la detectabilidad de la nave.
Sin embargo, España se enfrenta al desafío de qué hacer con su tradicional escarapela rojigualda si decide adquirir el F-35, ya que hasta ahora no ha utilizado emblemas de baja visibilidad. La escarapela española comparte forma con las de otros países, por lo que una versión de baja visibilidad podría generar confusiones.
Aunque la mayoría de los F-35 tienen insignias de baja visibilidad, existen excepciones, como los aviones del Cuerpo de Marines de Estados Unidos que llevan otras marcas en colores vivos. También Dinamarca, cuyos Lightning II llevan su escarapela y la bandera nacional en rojo y blanco, preservando el colorido de su enseña.
La tecnología actual permite la identificación automática de muchas aeronaves, pero las insignias nacionales siguen siendo importantes para misiones que necesitan de confirmación visual.