China lanza un ultimátum militar por una zona con pasado español
Pekín y Manila vuelven a enzarzare sobre la base filipina en el barco semihundido 'Sierra Madre'.
Al conflicto soberanista entre Pekín y Manila, que se concentra últimamente alrededor de unos atolones del mar de China Meridional, se ha unido en los últimos días la reactivación de otra fricción histórica entre ambos países: la existencia de un fortín militar de Filipinas desde hace años en el 'Sierra Madre', barco construido en EEUU que se semihundió en la Segunda Guerra Mundial para bloquear el avance chino en el arrecife Second Thomas.
En los últimos meses se han multiplicado los enfrentamientos entre buques chinos y filipinos en el mar de China Meridional, principalmente en torno a los atolones de Scarborough y de Second Thomas, adonde acuden pescadores filipinos a faenar. Las autoridades filipinas alegan que se encuentran dentro de las 200 millas náuticas (370 kilómetros) de su zona de exclusividad económica, que según la ley internacional le da derecho a la explotación de los recursos aunque sea consideradas aguas internacionales.
El último enfrentamiento tuvo lugar el 23 de marzo cerca de Second Thomas cuando varios barcos de la Guardia Costera y de la milicia marítima de China rodearon a un barco de aprovisionamiento filipino, contra el que usaron cañones de agua que causaron daños en el navío y varios heridos, un incidente similar a otro ocurrido el día 5 del mismo mes.
Los encontronazos entre buques chinos y filipinos también se producen con regularidad en torno al atolón de Scarborough (conocido como bajo de Mansiloc en Filipinas y como Huangyan Dao en China), situado cerca de la isla de Luzón y ocupado por China en 2012. En septiembre, miembros de la Guardia Costera filipina retiraron una barrera marina que impedía faenar a sus pesqueros, pero las autoridades chinas colocaron otra más tarde.
El aumento de las tensiones se incrementó después de que el actual presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr., decidiera acercarse a Estados Unidos dando un giro a la política diplomática de su antecesor, Rodrigo Duterte, quien se alineó con Pekín con la esperanza de rebajar las tensiones en las aguas disputadas y conseguir inversiones.
En 2013, Filipinas inició un litigio ante la Corte de Arbitraje Permanente de La Haya, que tres años más tarde falló a favor de Manila, asegurando que los "derechos históricos" que esgrime Pekín en el mar de China Meridional no tienen justificación legal. Sin embargo, China ha desacatado el fallo hasta hoy día y sigue defendiendo sus reclamaciones sobre el conocido como mapa de las nueve líneas que cubre casi toda la región.
La última reclamación, ha ido acompañada de un ultimátum. La portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Mao Ning, ha indicado que su país está dispuesto a permitir que se traslade el material de construcción necesario para reparar el buque "si Filipinas informa con antelación" de la operación "y podemos llevar a cabo una verificación" en el lugar de entrega. "Pero si Filipinas envía grandes cantidades de materiales de construcción al buque de guerra e intenta construir instalaciones fijas y un puesto de avanzada permanente, China no lo aceptará y lo detendrá resueltamente de acuerdo con la ley y los reglamentos para defender la soberanía de China", ha avisado la portavoz.