Alexéi Navalni, el opositor que fue desterrado a la cárcel soviética más dura por plantar cara a Putin
Abogado de profesión, quiso arrebatar el poder al mandatario ruso con las herramientas democráticas, pero nunca le dejaron presentarse a las elecciones. Sobrevivió a un envenenamiento en un viaje a Siberia y fue detenido en enero de 2021.
El rostro visible contra Vladimir Putin que fue silenciado hasta su muerte. Alexéi Navalni, de 47 años, abogado de profesión, se convirtió en el líder de la oposición y no tardó en convertirse en el enemigo número uno del presidente de Rusia.
Las encuestas recogieron en 2018 que podría ser capaz de disputarle el poder al mandatario ruso en las elecciones presidenciales, pero su detención lo bloqueó todo.
Su pulso en la calle a la gestión del Kremlin le había puesto en la diana de Putin durante numerosas ocasiones. De hecho, en 2018, llegó a sobrevivir a un envenenamiento, aunque el Gobierno ruso evitó reconocer su responsabilidad en el ataque.
El rival de Putin en la calle
Pensar en una alternativa a Putin es una utopía. Pero Alexéi Navalni no dudó ni un segundo en pelear por plantar cara y abrir la puerta a una esperanza que acabó silenciada.
La capacidad de movilización del opositor ruso fue lo que asustó al presidente de Rusia. Sobre todo, por sus continuas manifestaciones contra el Kremlin y reclamaciones a través de su canal de Youtube, en la plataforma Fondo de Lucha contra la Corrupción.
Un apoyo que fue cosechando a fuego lento desde que su partido fue la segunda fuerza más votada en los comicios locales de Moscú en 2013, con el 27,24% de los votos. Un respaldo que sirvió para que su nombre se repitiera por todo el país.
En 2016 decidió dar el salto y puso en marcha una red de oficinas electorales para defender su candidatura presidencial. Pero, no lo iba a conseguir. La Comisión Electoral Central desestimó su candidatura porque tenía antecedentes penales y las leyes rusas prohíben que quien esté condenado pueda ir a las urnas como elegible.
"Putin ordenó mi asesinato"
No hablamos de lo sucedido estos últimos 6 años. Navalni no pudo presentarse a los comicios porque fue condenado por malversación a cinco años de prisión y 10 de inhabilitación. Algo que acusó de estar "motivado políticamente" y "orquestado" para dejarle fuera de juego.
La pena terminó siendo suspendida y otros países no dudaron en expresar su malestar y "preocupación" por lo que había ocurrido en el proceso electoral contra los rivales de Putin.
Pero esa sólo fue la primera acusación grave. Navalni tuvo que hacer frente a un intento de envenenamiento y estuvo en situación muy crítica en un hospital de Siberia.
El activista tuvo que hacer frente a lo que muchas organizaciones occidentales consideraron que era un ataque de los servicios secretos rusos. Pero ni ese intento de envenenamiento pudo con él. "Putin ordenó mi asesinato", aseguró tras recuperarse de los efectos del agente tóxico de la familia Novichok en Alemania.
Los hechos le llevaron a conseguir todavía un mayor respaldo de la ciudadanía en Rusia y eso el Kremlin no lo podía consentir. Por lo que, tras regresar a Moscú en enero de 2021, fue detenido.
Traslado a una de las cárceles más duras
Las autoridades le arrestaron por su negativa a personarse ante las autoridades por un caso penal y no dudaron en enviarle a prisión. Un lugar del que no ha salido estos últimos tres años.
Vladimir Putin decidió no dar detalles de su estado en prisión, hasta que el opositor ruso apareció el pasado 25 de diciembre para decir que estaba "bien" en su traslado a una de las cárceles más duras del país, la conocida como la colonia Lobo Polar.
Una prisión que fue fundada en la década de 1960 y que se puso en marcha como parte del sistema de gulag en el que se realizaban trabajos forzados soviéticos.
Su muerte, confirmada este viernes, supone el fin del camino del rival que plantó cara, con creces, a un líder ruso que parece seguir inmune y que vuelve a esquivar a otro enemigo, como ya pasó con el hombre más rico de Rusia, Mijaíl Jodorkovski, encarcelado en Siberia (2003), o el opositor Boris Nemtsov, asesinado frente al Kremlin en 2015.