Más sensibilización pero medidas de protección insuficientes: 2024 será el peor año de violencia vicaria
La legislación se ha ido adaptando para proteger a las madres y a los menores. Este año se han contabilizado diez víctimas en ocho meses, el peor dato desde que hay registros.
Hace trece años, el 8 de octubre de 2011, el asesinato de Ruth y José a manos de su padre José Bretón, conmocionó a España y provocó que se empezara a hablar de un tipo de violencia a la que todavía no se ponía nombre de manera general: la violencia vicaria. Es decir, un tipo de violencia machista por la que el hombre ejerce un daño hacia su pareja o expareja a través de otras personas, principalmente sus hijos.
Bretón mató a sus hijos quemándolos para vengarse de su mujer, Ruth Ortiz, de la que había separado un mes antes. Bretón planificó durante un mes el asesinato después de que Ortiz —que intenta llevar una vida lo más discreta posible y no quiere que sus palabras se reproduzcan en redes sociales— le informara de que le iba a pedir el divorcio.
Después de trece años, se habla más de violencia vicaria y se utiliza este concepto para denunciar este tipo de violencia, pero eso no quiere decir que no se sigan produciendo crímenes, todo lo contrario. Desde que en 2013 comenzaron a contabilizarse los datos de menores asesinados por sus padres para infligir dolor en sus parejas o exparejas, este año ya es el peor para la violencia vicaria.
Según la última actualización del Ministerio de Igualdad, a finales de agosto, diez menores han sido asesinados en los primeros ocho meses del año. La última, una adolescente de 17 años presuntamente asesinada por la pareja de su madre en Toledo. Los datos son llamativos si se comparan con los de 2023 y 2022, cuando fueron asesinados dos menores en cada año. En total, se contabiliza 63 víctimas desde que hay registros.
Ante la gravedad de la situación, el Senado ha pactado una iniciativa para “analizar esta violencia de género, detectar qué está fallando en la protección de las madres y de sus hijos e hijas y mejorar la detección precoz y la atención a las víctimas”. Todos los partidos excepto Vox han apoyado la creación de una ponencia de estudio para proponer nuevas medidas.
Según recoge EFE, el senado llamará a distintos expertos para que analicen la situación y aporten soluciones a cuestiones como la formación en perspectiva de género e infancia o “que aún se recurra al síndrome de alienación parental para decidir custodias aunque esté prohibido por ley”.
Cambios en la legislación para proteger a los menores
Las instituciones y los legisladores tienen la responsabilidad y la tarea de proteger lo máximo posible a las madres y a los menores, y en los últimos años la legislación se ha ido adaptando para reconocer como delito la violencia vicaria y para tratar de erradicarla.
Pino de la Nuez Ruiz, vicepresidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, señala que ante todo lo primero que hay que tener claro es que "la violencia vicaria es una de las formas de violencia machista". "Bajo esa premisa, esas mujeres que son víctimas de violencia machista, al igual que los niños que están sujetos ya sea a tutela o a custodia, son consideradas víctimas directas desde el año 2015. Dejan de ser consideradas víctimas indirectas para ser víctimas directas dada la exposición a la violencia que se ejerce", explica la jurista.
Remontándonos 20 años atrás, la abogada recuerda que la Ley Orgánica contra la Violencia de Género del año 2004 ya incluía algunas medidas de protección integral contra la violencia de género relacionadas con el cuidado de los menores. "Entre ellas estaba la posibilidad de solicitar la suspensión de visitas y la suspensión de la patria potestad porque los menores estaban siendo utilizados por el maltratador para hacer daño a la madre", destaca de la Nuez.
"La violencia vicaria es precisamente esa utilización para hacer daño, ya sea para matarlos, para quitárselos a la madre, para ir donde más duele, porque además lo dicen así. También lo es interrumpir tratamientos médicos, humillar a la víctima o hablar mal de la familia de la víctima en presencia de los menores. Lo que hay que entender ahí es que primero, no es un buen padre, y, segundo, es un maltratador", valora.
La abogada explica que esto cambia en 2020, cuando en la legislación catalana se introduce el concepto como tal. "Hay un artículo concreto, el 4, que dice ‘violencia vicaria consiste en cualquier tipo de violencia ejercida contra los hijos e hijas con el fin de provocar daño psicológico a la madre’. Ahí se recoge clarito", destaca la jurista.
"¿Qué pasa con el derecho común? Se reforma el código civil. Se modifica la legislación relativa a la suspensión de las visitas. No procederá el establecimiento de un régimen de visitas o de estancia y, si existiera, se suspenderá respecto del progenitor que esté en un proceso penal iniciado por atentar contra la vida o la integridad física, moral o sexual del otro cónyuge o hijo. También si existen indicios o pruebas de violencia de género", cuenta de la Nuez, que señala que desde ese momento esto pasa a ser "la regla general".
Una regla general por la que, explica la abogada, las autoridades jurídicas tienen que suspender ese régimen de visitas, custodia o estancia. "La regla general es la suspensión y tendría que acreditarse que no hay exposición de las o las menores de la forma que fuese. Pero si existiese un proceso abierto, la modificación te está diciendo con la ley 8/2021 que no", destaca.
Eso sí, la abogada recuerda que "a nivel estatal no existe la violencia vicaria como delito". "El término ha sido introducido a lo largo de distintas resoluciones en el Tribunal Supremo desde el año 2021. Algunas de esas resoluciones exponen que la violencia vicaria es una de las manifestaciones inherentes al maltrato habitual", cuenta. De la Nuez cree que se introducirá como delito tal y como está en la legislación catalana tras la próxima revisión del Pacto de Estado contra la violencia de género, prevista para finales de año.
Además, la jurista recuerda que "esto es un eslabón más dentro de una cadena" en la que deberían promoverse medidas eficaces para proteger a las víctimas. "Queremos que se implanten protocolos de coordinación, que se hagan más valoraciones forenses en las cuales se vea esa exposición y se escuche a los menores y más dotación de recursos humanos. Hay que detectar los episodios de violencia, habrá que escucharlas y tener esos semáforos de advertencia. Además los menores son bastante claros y no mienten, protegen a las madres en la mayoría de ocasiones", asegura de la Nuez.
Seguir profundizando para detectar todo tipo de violencia vicaria
En la última década no solo ha habido cambios a nivel legislativo, la sociedad también ha ido interiorizando qué es la violencia vicaria, por qué hay que proteger a los menores y cómo ellos también pueden ayudar a detectar una situación de violencia machista en un hogar.
“Se ha avanzado, ahora se está percibiendo que los hogares donde hay violencia de género son peligrosos para los menores. No hay que olvidarse de que esto también es violencia infantil, no solo es violencia vicaria, es una violencia con esas dos vertientes”, explica Alba Martínez, pedagoga y agente de igualdad de Equipo Ágora.
La experta recuerda que “la violencia vicaria utiliza a los menores como herramienta para producir daño a la madre, para tenerla controlada” pero que además hay que tener en cuenta esa violencia contra el menor. “Toda la violencia vicaria es también violencia infantil pero no toda la violencia infantil es vicaria”, ejemplifica Martínez.
Además, la pedagoga, explica que al ejercer cualquier tipo de violencia vicaria, el progenitor también está despojando a sus hijos o hijas de cualquier tipo de derecho por una cuestión de adulcentrismo, es decir, de que se considera una persona superior por el simple hecho de ser adulta frente a un niño o un adolescente.
“Mi pareja, por ser mujer, me pertenece, y los menores me pertenecen porque son menores. Para un maltratador ni unos ni otros son personas independientes que tienen derechos y libertades, son sus pertenencias”, enfatiza Martínez.
Para seguir visibilizando este tipo de violencia y protegiendo a las víctimas, la experta pide prestar atención a las violencias menos evidentes y que pueden no ser tan fáciles de identificar. “Tenemos claras las violencias obvias como las físicas, las sexuales e incluso algunas psicológicas como las amenazas, pero hay otras que son más sutiles y nos pasan desapercibidas”, recuerda.
“Los menores, aunque no sean violencias obvias, también pueden estar sufriendo en un ambiente de violencia como es una casa en la que hay violencia machista”, sentencia Martínez, que pide abordar la violencia machista y la violencia vicaria como un problema que es necesario abordar de manera “global e interseccional” como sociedad.
De hecho, Martínez recuerda que las mujeres y los menores migrantes, en exclusión social o con una discapacidad tienen más posibilidades de sufrir cualquier tipo de violencia. “Ha habido un gran avance pero todavía falta por percibir bien la violencia vicaria, hace falta profundizar, debatir las cosas y tener una perspectiva interseccional”, demanda la agente de igualdad, que pide seguir sensibilizando al respecto. Los datos y las noticias que plagan cada día titulares y telediarios hablar por sí solos.
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