Esencia de mujer
Recientemente comenté la manía de muchas redacciones periodísticas de remarcar y insistir que las mujeres son sobre todo y siempre mujeres, y a esconder, puesto que prescinden de ellos, de cualquier otro rasgo, a pesar de que sea el que las lleva a protagonizar la noticia.
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Recientemente, en un artículo comenté la manía de muchas redacciones periodísticas de remarcar y insistir que las mujeres son sobre todo y siempre mujeres, y a esconder, puesto que prescinden de ellos, de cualquier otro rasgo, a pesar de que sea el que las lleva a protagonizar la noticia. A finales de mayo, la prensa se hizo eco del caso de una valiente ciudadana británica que, con una entereza y sangre fría impresionante, abordó al joven que acababa de asesinar a un soldado y estuvo hablando más de cinco minutos con él mientras aguardaba a la policía. Pues bien, la redacción de las diferentes noticias muestra concomitancias con aquella manera de hablar de las mujeres.
La Vanguardia presentaba y caracterizaba a la protagonista ya en su portada: «Atentado en el Reino Unido. Ingrid Loyau-Kennett, la madre que se encaró a los asesinos». En su interior, el título de la noticia era: «Ingrid Loyau-Kennett, la mujer que se enfrentó a los asesinos de Londres» y se iniciaba así: «La prensa y políticos de Reino Unido alabaron este jueves a una mujer que el miércoles se enfrentó y habló con uno de los supuestos responsables del asesinato de un soldado británico en plena calle, para intentar tranquilizarle y evitar nuevas víctimas»; el segundo párrafo insistía en la maternidad: «Ingrid Loyau-Kennett, de 48 años, madre de dos hijos y líder de los scouts [...] viajaba el miércoles en un autobús que atravesaba Woolwich». Es difícil imaginar la siguiente portada: «Atentado en el Reino Unido. Paul [por ejemplo] Loyau-Kennett, el padre que se encaró a los asesinos», o: «Paul Loyau-Kennett, de 48 años, padre de dos hijos y líder de los scouts [...] viajaba el miércoles en un autobús que atravesaba Woolwich». Aunque en menor grado, también llama la atención que se hable siempre de una «mujer» y nunca, por ejemplo, de una «ciudadana» o de una «londinense» o no se diga su profesión. El diario muestra que al menos parte de la prensa británica tiene los mismos, digamos, criterios, cuando cita el título de The Sun: «Coraje de una líder scout, valiente mamá se enfrenta a fanáticos sangrientos»; otra vuelta de tuerca en el momento de categorizarla puesto que usa la forma coloquial de «madre».
Siento decir que el periódico que acoge maternalmente estas líneas no se alejó mucho al presentarla y valorarla (las cosas como son). El primer párrafo comenzaba así: «Durante varios minutos, Ingrid Loyau-Kennett, una madre británica de 48 años, charló con los dos hombres que mataron a un soldado en el barrio de Woolwich, en Londres».
El País, quizás la noticia más larga, tampoco usaba la palabra «ciudadana», pero suavizaba su presentación como madre: «Ingrid Loyau-Kennett, de 48 años, se encontraba en Woolwich, al sur de Londres, cuando dos extremistas islámicos acuchillaron hasta la muerte a un soldado. La mujer, madre de dos hijos, mantuvo la calma y entabló una conversación con los supuestos terroristas». ¿Hubieran mencionado todos estos diarios la paternidad en el caso inverso? ¿Ninguno habría citado la dedicación profesional?
No todos los periódicos hacían énfasis y primaban por encima de todo la condición de madre, tanto en el sur como en el norte pueden encontrarse muestras. A veces, con noticias idénticas, pero eso es harina de otro costal.
De todos los diarios consultados sólo uno hace constar la profesión de la ciudadana Loyau-Kennett. Es decir, considera más pertinente no entretener al público mencionando si es líder scout o líder juvenil (mucho me temo que se refieren a lo mismo pero unos diarios lo dicen con más precisión que otros), o definirla a partir de la maternidad -seguro que importantísima en su vida y en la de cualquier mujer, pero no relevante para el caso-, sino informar de lo que, sin duda, todos los diarios se habrían hecho eco si la noticia hubiera girado alrededor de un héroe y no de una heroína: es profesora. (Si sustituyen «madre» o «mujer» por «profesora» en las noticias citadas en el segundo y tercer párrafo verán que encaja como anillo al dedo.)
En algún aspecto, de todos modos, vamos mejorando. Los periódicos consultados acostumbran a referirse a la profesora Loyau-Kennett, primero con el nombre y el apellido, y ya, líneas más abajo, en general, directamente por los apellidos. Me alegra constatar que no hay ninguno que la cite sólo por el nombre de pila como si la conociera personalmente.