Las claves de la semana: El día que Díaz lanzó la bomba atómica

Las claves de la semana: El día que Díaz lanzó la bomba atómica

De cómo un partido con 137 años de historia ha puesto rumbo a la autodestrucción; de cómo las diferencias internas se libran ahora en guerras...

De cómo un partido con 137 años de historia ha puesto rumbo a la autodestrucción; de cómo las diferencias internas se libran ahora en guerras de 140 caracteres; de cómo se coordinan los tiempos en la Justicia y en la política; de cómo bajan de agitadas las aguas en el PP; de cómo el PSOE ha explosionado ya; de cómo anda el cenagal de la política...

De todo eso y más se ha hablado esta semana en medio de una inmunda atmósfera en la que lo de menos ya es si España tiene o no gobierno. Lo que está en juego es el sistema de partidos y si la crisis político-institucional que sucedió a la económica acabará llevándoselo por delante.

El ruido de las balas entre propios

El panorama no invita al optimismo. Ya nadie habla de acuerdos y el único ruido que se escucha es el de las balas que se cruzan entre propios dentro de los partidos mayoritarios. Todo mientras la izquierda agita la corrupción de la derecha para aislar a Rajoy, y la derecha se vale de una oportunísima acusación de la Fiscalía que enmienda un auto del Supremo para dinamitar lo que queda del PSOE.

Y lo que queda del partido de la rosa y el puño son los escombros de una organización política que ha cambiado los afectos por el canibalismo y el debate por la injuria, y camina hacia el cataclismo por una doble crisis (liderazgo y proyecto) no resuelta desde hace lustros.

El problema no es sólo Pedro Sanchez, sino cómo y por qué llegó el actual secretario general a la cima del PSOE. Pero esa es ya una historia sabida y contada. Lo ocurrido esta semana tiene que ver con aquello, pero supera con creces lo vivido hasta ahora porque las redes sociales se han convertido para el universo socialista en un campo de batalla en el que se coordinan estrategias y se libran diferencias internas. Así fue como se declaraba la guerra, hasta ahora contenida, entre el "pedrismo" y los "barones".

De cómo se propagó la onda expansiva

Un tuit de la cada vez menos todopoderosa Susana Díaz abrió la espita:

Tres líneas y 133 caracteres fueron suficientes para que cayera sobre Ferraz la bomba atómica y su onda expansiva fuera propagada con un comentario en Facebook de Alfredo Pérez Rubalcaba y simultáneos "tuits" de Elena Valenciano, Eduardo Madina, Carme Chacón, Javier Fernández, Javier Lambán...

¿El detonante? La abrasiva y procaz campaña orquestada por el "comando Luena" en la redes sociales contra Guillermo Fernández Vara por pedir un Comité Federal en el que se discutiera el rumbo que ha de seguir el PSOE tras la investidura fallida de Mariano Rajoy. ¿El verdadero objetivo? Echar a Pedro Sánchez de la poltrona de Ferraz. Por las buenas o por las malas, dicen.

El "road show" mensual

Con el pretexto de defender el derecho a la "libre expresión" del extremeño, la propia Díaz telefoneó a varios socialistas para avisar de su tuit y de lo que pretendía: un ¡basta ya!, un ¡hasta aquí hemos llegado!. Luego, tomó un AVE a Madrid para su mensual "road show" con empresarios, periodistas y ex dirigentes del PSOE. Y mientras ella almorzaba con otro de los barones más críticos con Sánchez, Zapatero anunciaba por enésima vez por los cenáculos capitalinos el desembarco inminente de la de Triana para hacerse con las riendas del socialismo.

No hay unanimidad entre los críticos

Aún aún así no hay una hoja de ruta definida porque no hay coordinación para el siguiente paso. El momento preciso y el "modus operandi" no están decididos porque lo de la "reina del sur" es lo más parecido que se recuerda al "cuento del lobo" y porque no hay unanimidad entre los críticos sobre si quien ha formado parte del problema del PSOE puede a estas alturas ser la solución. En lo único que coinciden todos es en que no habrá salida al naufragio socialista sin la complicidad de Andalucía y en que ella no tendrá la generosidad de apoyar, sin trampas ni cartón, a ningún otro aspirante a la secretaría general si lo hubiera.

Ferraz duda si convocar el congreso o una consulta previa

Salvo que Sánchez renuncie voluntariamente -y eso no sucederá-, Díaz tendrá que enfrentarse a las primarias de las que siempre huyó. Por eso se han barajado tantos y tan distintos escenarios: que si tiene que dimitir la mitad más uno de la Ejecutiva; que si hay que forzar una resolución política en el Comité Federal; que si hay que lograr que Sánchez dimita; que si nada va a pasar...

Mientras, en Ferraz maniobran para desestabilizar los territorios de lo barones críticos y hacen sus propias cábalas tras lo que consideran una embestida imperdonable. Un día barruntan celebrar el congreso federal antes de las terceras elecciones para que Sánchez explote la épica del "no" a la derecha; otro, saltarse los límites del Comité Federal y presentar "in extremis" un pacto con Podemos y los independentistas y al siguiente, convocar a la militancia a una consulta con la que acallar a los cuadros dirigentes.

Bárcenas, Rita y los tiempos del Ministerio Fiscal

Toda la misma semana que Bárcenas retiraba la acusación contra el PP por destruir sus ordenadores, el Supremo abría una causa penal contra Rita Barberá por el "pitufeo" en Valencia y Rajoy enmudecía mientras los populares libraban su particular batalla interna después de que la ex alcaldesa renunciara a la militancia, pero no al acta en el Senado que le proporciona el aforamiento.

La zapatiesta por el escándalo Rita era tal que el Ministerio Fiscal pedía ese mismo día seis años de cárcel para el ex presidente de la Junta de Andalucía José Antonio Griñán y diez de inhabilitación para su antecesor, Manuel Chaves, por el caso de los ERE. El escrito de acusación, remitido el jueves al juez instructor de Sevilla, enmendaba un auto del Supremo que antes había dicho que no constaban "datos indiciarios incriminatorios" contra Griñán en el delito de malversación, que nunca se acreditó que interviniera en la concesión de ayudas fraudulentas con fondos públicos, y menos que supiera que "se estaba disponiendo de los caudales públicos para las ayudas con con destino al lucro ilícito de terceras personas". Una acusación sin "datos indiciaarios" sobre quien nunca dispuso de los fondos públicos y llegó a la consejería de Hacienda cuatro años después de que el 80% de las subvenciones estuvieran repartidas.

Griñan no es Barberá

Para que luego digan que los tiempos de la justicia no son los de la política y que la Fiscalía no la controla el Gobierno. Si Barberá es un problema para Rajoy y el PP, que Griñán y Chaves lo sean para el PSOE. ¿No era eso? La diferencia es que entre los populares son legión los que se niegan a defender la inocencia de la ex alcaldesa y en el PSOE, no hay socialista que dude de la honestidad de sus dos ex presidentes. Esto además de que el primero abandonó la Junta de Andalucía y ambos renunciaron a sus respectivos escaños en el Congreso y en el Senado, y con ellos al aforamiento. Griñan no es Barberá.

Se pongan como se pongan, las andanzas de los "amigos" del presidente en funciones y las causas judiciales abiertas contra el PP hacen cada vez más difícil la abstención del PSOE a una investidura de Rajoy y a cualquier otro dirigente del PP. Así que las terceras elecciones están servidas, y al PSOE sólo le queda una cosa por decidir: si va o no a las urnas con Pedro Sánchez de candidato. En eso anda.

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