El desvelo de Mariano
Rajoy ha decidido tomarse con calma esta campaña y pisar pocos charcos, y si estos llevan forma de debate electoral a cuatro, mejor ninguno. ¿Han visto Madrid? Soraya, Rajoy, Soraya, Rajoy, Soraya, Rajoy.... No hay calle capitalina en la que el presidente y la vicepresidenta no sonrían desde las farolas al viandante. La elección del PP de repartir los suyos entre Rajoy y Saénz de Santamaría ha despertado todo tipo de suspicacias.
Era el día de la Constitución, pero de lo que menos se habló fue de la Carta Magna. Y salvo Jesús Posada, en la tradicional recepción del Congreso, todos fueron a hablar de su libro, que estos días se titula cómo desmentir a las encuestas y llegar a Presidente del Gobierno.
Pues, sepan, que Rajoy está muy seguro. Más preocupado por el futuro del contrario que por el suyo mismo. Si a Pablo Iglesias le dijo ayer "vais muy bien", de Pedro Sánchez afirmó que tiene margen para mejorar. El presidente no firmaría el CIS -que le da una ventaja de ocho puntos y más de 30 escaños sobre el PSOE-. ¡Lo nunca visto! El PP, desvelado por el socialismo. Tanto como los propios socialistas. Si se hunde Sánchez será como consecuencia de la crecida de Ciudadanos, y a los de la calle Génova les da pavor pensar que el líder de la formación naranja pueda intentar formar gobierno siendo la segunda fuerza política. La consigna: "Todos contra Rivera".
Todos menos Rajoy, que ha decidido tomarse con calma esta campaña y pisar pocos charcos, y si estos llevan forma de debate electoral a cuatro, mejor ninguno. ¿Han visto Madrid? Soraya, Rajoy, Soraya, Rajoy, Soraya, Rajoy.... No hay calle capitalina en la que el presidente y la vicepresidenta no sonrían desde las farolas al viandante. Los carteles electorales han sustituido este año a las luces navideñas y la elección del PP de repartir los suyos entre Rajoy y Saénz de Santamaría ha despertado todo tipo de suspicacias: que si está en marcha la sucesión, que si hay "una operación Soraya", que si Mariano quiere desviar la atención, que si el PP busca el voto de las mujeres... Vaya usted a saber. No especulen mucho porque especular con lo que pueda pensar este presidente del Gobierno es equivocarse seguro.
Lo único cierto es que la aludida será quien sustituya esta noche a Rajoy en el debate a cuatro de Atresmedia y que ella no se juega nada, según sus propias palabras. Si gana, gana Rajoy y si pierde, pierde sólo ella. El candidato del PP no arriesga nunca. Exponerse poco y hablar lo justo. Todo lo contrario a su adversario socialista, que quizá lo haga más de la cuenta. Se arriesga en los debates y se arriesga en cada declaración suya. La última, al ofrecerse a pactar un programa común de investidura con Ciudadanos, Podemos, IU, PNV y CC si gana las elecciones.
"Parece que el señor Sánchez no tiene mucha confianza en su victoria si quiere hacer un tripartito para que no gobierne el partido más votado", le replicó Rajoy en la Sexta. Nada de lo dicho por Sánchez tenía que ver con la interpretación que se hizo de sus palabras. No habló de pactos, ni de tripartitos, ni de gobernar siendo segunda fuerza... Demasiado tarde para explicarlo. El incendio ya se había extendido, después de que el candidato obviara la primera regla de todo manual de campaña: se sale a ganar y no se mencionan hipotéticas alianzas.
Los datos que llegan a Génova no auguran nada bueno para el PSOE, pero tampoco los que maneja el Comité Electoral del PSOE, que aún confía en la capacidad de movilización de su estructura organizativa para convencer a los indecisos. No tienen la misma fe algunos de los barones, que dan la partida por perdida y ya sólo esperan a que no se produzca el temido "sorpasso" de Ciudadanos.
Entre los sondeos y la desgana de algunos de sus críticos, Sánchez ha perdido la sonrisa, y despacha con desgana a los periodistas. Nunca un secretario general fue tan parco en las respuestas como lo fue ayer en los corrillos del Congreso. Diez minutos de aliño para quejarse de llevar una doble campaña (la de los platós y la de los territorios), recordar que lleva 15 meses recorriendo España, remarcar que Ciudadanos y Podemos sólo compiten por el bronce y avisar que no teme al 20-D ni al 21-D.
En el 21 es, precisamente, en el escenario en que llevan situados desde hace semanas algunos socialistas, pero en los últimos días más que nunca. Así que o a Mariano Rajoy le sale bien la "Operación Sánchez" de la que ya habla hasta Albert Rivera o al secretario general del PSOE le van a dar las Navidades los suyos.