Claves de la semana: la ley de oro de la estupidez
Empezamos año y seguimos sin saber quién nos va a gobernar. Es muy probable que además de las gallegas y las vascas que tocan por calendario, 2016 nos regale otras dos elecciones. También se llama derecho a decidir. Por lo visto lo que decidimos los españoles el 20-D no sirve y lo que votaron los catalanes el 27-S, tampoco. Cataluña es un desgobierno y España, una perturbación. Unos pasaron por las urnas con la esperanza de cambiar las cosas. Otros querían dejarlas como estaban. Y resulta que ni lo uno ni lo otro. Esto es un "carajal". Repasen la semana y verán porque el proceloso mundo de la política es un no parar.
Patxi López lo ha llamado "espectáculo lamentable", pero en realidad lo ocurrido en el PSOE es que sus dirigentes han decidido hacer propia la ley de oro de la estupidez humana. Si la primera, según Carlo M. Cipolla, era que se subestima el número de individuos estúpidos en circulación y la segunda, la probabilidad de que ser estúpido es independiente de cualquier otra característica de esa persona, la tercera es que "una persona estúpida es aquella que causa pérdidas a otra persona o grupo de personas sin obtener ninguna ganancia para sí mismo e incluso incurriendo en pérdidas". Lo que también se conoce como pegarse un tiro en el pie.
El PSOE camina hacia el suicidio
Pues eso. Los socialistas han entrado en una espiral de autodestrucción incomprensible que les empuja al suicidio pero, como recordaba estos días uno de ellos, quitarse la vida no es delito en España. Así que adelante, que siga el espectáculo. De momento, ya han conseguido en el indiscutible éxito de aparecer como los únicos perdedores de unos comicios que han puesto patas arriba la política española. ¿Alguien habla del PP?, ¿acaso no tiene un problema Rajoy?, ¿qué esconde la oferta de gran coalición y quiénes están tras ella?, ¿qué pueden pactar PP, PSOE y Ciudadanos? ¿cuántas horas le quedan a Mas? ¿a qué se dedica Rivera?, ¿qué pretende en realidad Pablo Iglesias?...
No, hablamos del PSOE y del acalorado debate que libran sus dirigentes sobre cuándo celebrar un congreso. Han leído bien. La polémica no es por el qué, sino por el cuándo. Pero, claro, la fecha esconde para la dirección federal, una treta para que Pedro Sánchez vuelva a ser candidato en una nuevas elecciones generales y para los críticos, la posibilidad de cambiar el liderazgo antes de volver a pasar por las urnas en primavera si, como parece, Rajoy no es capaz de sumar apoyos para su investidura. Más claro: Sánchez o Susana Díaz.
Un plan fallido con gestora incluida
La batalla por el liderazgo socialista. No hay más. Ni autocrítica, ni condiciones para posibles pactos postelectorales. Capitaneados por una Díaz camuflada tras la unidad de España y el interés general, los críticos a Sánchez tenían desde antes del 20-D un plan que llegó a incluir la exigencia de dimisión del secretario general en el Comité Federal del lunes y la creación de una gestora. No se atrevieron a tanto, ni siquiera a forzar, como también pretendieron, la votación de una resolución política que incluyera la fecha inminente del congreso federal.
Las espadas siguen en alto y aunque, en apariencia, haya cesado la presión de algunos barones para que Sánchez convoque de inmediato el cónclave, esto no ha parado. Sólo hay repliegues tácticos porque ni unos perdonan ni otros olvidan. Las amenazas que César Luena profirió a algunos de los más influyentes barones han dejado una huella indeleble incluso entre quienes como el asturiano Javier Fernández o el extremeño Guillermo Fernández Vara hicieron de muro de contención a las embestidas de los críticos de Sánchez durante el último año.
Riesgo de fractura en el Grupo Parlamentario
Todo esto con la amenaza seria de que si la dirección federal sigue empeñada en dirigir el PSOE contra quienes ostentan el poder, la crisis orgánica puede trasladarse al Grupo Parlamentario que la próxima semana se constituirá en el Congreso de lo Diputados. O Sánchez pacta los tiempos con los barones o el cisma puede ser de consecuencias incalculables.
De momento, en lo que todo el mundo coincide es en que ha llegado el momento decisivo para Susana Díaz, que entra inexorablemente en punto de no retorno y tendrá que despejar de una vez públicamente si está dispuesta a competir o no por el liderazgo, como viene diciendo en privado desde hace meses. No lo tiene fácil. En Andalucía ya han surgido voces entre sus fieles que le alertan del riesgo de anteponer los intereses orgánicos a los institucionales, de competir en unas primarias o de presentarse a unas elecciones en marzo en las que nadie espera que el PSOE pueda mejorar notablemente el catastrófico resultado obtenido el pasado 20 de diciembre.
Dudas sobre Madina
Dudas y más dudas como la suscitada tras la filtración a Antena3 de la intervención a puerta cerrada de Eduardo Madina ante el Comité Federal en la que criticó los resultados electorales y exigió la convocatoria inminente del congreso. ¿Quién grabó?, ¿a quién beneficia la filtración? ¿estará repensando de nuevo su futuro el ex diputado vasco que perdió el congreso de 2014 frente a Sánchez? ¿quién mueve los hilos del que fue número 7 por Madrid en las últimas elecciones? Lucubren, cavilen, apuesten si quieren, aunque ya saben que apostar en el PSOE siempre es sinónimo de equivocarse.