Ya regulamos los anuncios de tv y radio. Con los de Facebook no debería ser diferente
No es un intercambio que alguien pudiera haber imaginado hace apenas un par de años: un senador republicano y un titán de Silicon Valley acordaron la necesidad de una regulación.
Mark Zuckerberg enfrenta un intenso escrutinio sobre las revelaciones de que Cambridge Analytica, firma de datos que ha sido vinculada a Donald Trump, habría obtenido datos sobre 87 millones de usuarios de Facebook sin su consentimiento, y que los rusos pudieron usar la red social para inmiscuirse en las elecciones estadounidenses. En una audiencia en el Senado estaounidense el martes, el senador Lindsey Graham (republicano por Carolina del Sur) le preguntó a Zuckerberg, "¿Aceptas la regulación?" Zuckerberg respondió: "La verdadera pregunta es... cuál es la regulación correcta, no si debería haber regulación".
Es difícil estar en desacuerdo con la valoración hecha por Zuckerberg, particularmente cuando se trata de tomar medidas para proteger la integridad de las elecciones estadounidenses. Pero, ¿cuáles son las reglas correctas en esta ruta? ¿Cómo podemos prevenir futuras intromisiones de potencias extranjeras mientras salvaguardamos la capacidad de los estadounidenses para involucrarse en un fuerte debate?
Un buen punto de inicio serían las reglamentaciones que restauren la efectividad de nuestra prohibición de décadas sobre el gasto político extranjero. Esa prohibición ha existido desde hace más de 50 años y fue promulgada originalmente como una medida de seguridad nacional para proteger la política estadounidense de la influencia de potencias extranjeras. Hace tiempo que los legisladores reconocen que la soberanía popular estadounidense ―el ejercicio del poder del pueblo estadounidense para decidir el rumbo que tome su gobierno― debe protegerse de las potencias extranjeras que podrían tratar de utilizar el gasto político para promover sus intereses a nuestra costa.
Sin embargo, a lo largo de los años, han aparecido grietas en las paredes que hemos construido para proteger nuestro proceso político. Esto se debe en parte a la incapacidad de los reguladores para mantenerse al día con el rápido desarrollo de internet, que ayudó a las entidades rusas a comprar publicidad política en secreto en 2016. Los cambios radicales a la ley de financiación de campañas provocados por la decisión del Tribunal Supremo en 2010 ―con el caso de Ciudadanos Unidos― crearon nuevas grietas en la armadura. Como señaló el presidente Barack Obama en su discurso sobre el Estado de la Unión ese año, la decisión abrió "las compuertas para intereses especiales, incluidas empresas extranjeras, para gastar sin límite en nuestras elecciones".
Todavía no sabemos el alcance total de los gastos de Rusia en las elecciones de 2016. Pero sabemos que los anuncios incendiarios comprados por cuentas conectadas al Kremlin llegaron a millones de usuarios de Facebook, Twitter y Google. Mientras tanto, la investigación del abogado especial Robert Mueller sobre la interferencia rusa en la carrera presidencial parece generar nuevas preguntas todos los días sobre si se destinó aún más efectivo a través de los llamados grupos de "dinero oscuro" que pueden ocultar la identidad de sus donantes, así como otras entidades controladas por el Kremlin.
Zuckerberg y Facebook han anunciado planes que podrían ayudar a prevenir el gasto político extranjero ilegal en su plataforma. Entre ellos se incluye la creación de una base de datos de publicidad política y un sistema de verificación de direcciones, así como la necesidad de divulgar algunos compradores de anuncios. Eso imita una serie de reformas que hemos presentado en un nuevo informe para el Centro Brennan de Justicia de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York.
Pero hay huecos incluso en estas propuestas. Por ejemplo, los avisos de Facebook no serán permanentes, lo que significa que cuando una publicación pagada es compartida por otro usuario, no se mostrarán. Además, una vez que se enciende la luz y las cámaras se apagan, ¿quién dice que Facebook no dará reversa a esta decisión?
Necesitamos actualizar las leyes de gasto político para internet con el marco que ya usamos para anuncios de televisión y radio. En las transmisiones, cada anuncio termina con un aviso de responsabilidad hablado y escrito que le advierte al espectador quién pagó para que se hiciera esta publicidad y para que fuera emitida. Aplicar las mismas reglas a internet significaría exigir la divulgación de la persona o grupo que pagó por un anuncio político, y prohibir explícitamente a las entidades extranjeras la compra de publicidad que mencione candidatos antes de una elección.
También deberíamos exigir una base de datos pública y que se pueda consultar de todos los anuncios políticos en línea en Facebook y otras plataformas. La publicidad política en línea comprada por los rusos antes de las elecciones de 2016 fue a menudo polarizante y falsa. Por ejemplo, un anuncio de la cuenta "Being Patriotic" (Ser patriota) hizo referencia a un tiroteo en Boston en el que dos policías resultaron gravemente heridos. El anuncio decía que el pistolero era un "activista del movimiento BLM", a pesar de la falta total de pruebas de cualquier conexión con Black Lives Matter o cualquier otro movimiento de protesta. Estos anuncios estaban dirigidos a usuarios específicos de Facebook, y no había oportunidad para que los periodistas los verificaran, o para que el público responsabilizara a los anunciantes por una retórica inflamatoria o falsa.
Finalmente deberíamos exigir a aquellos que venden anuncios políticos en internet que ayuden a hacer cumplir la prohibición de la compra extranjera de anuncios políticos. Facebook, Twitter y Google recientemente han anunciado esfuerzos para confirmar la identidad de los compradores de anuncios, aunque los procedimientos exactos que están adoptando no están del todo claros. Facebook ha sido quizás el más próximo, anunciando planes para exigir a los anunciantes políticos que proporcionen una identificación emitida por el gobierno y reciban un código de acceso en una dirección postal de Estados Unidos.
Muchas de estas reformas son parte de la Ley de Anuncios Honestos, un proyecto presentado por los senadores Amy Klobuchar (demócrata por Minnesota), John McCain (republicano por Arizona) y Mark Warner (demócrata por Virginia), y ahora apoyado explícitamente por Facebook y, hasta el martes, por Twitter. Pero incluso si se promulga, el proyecto de ley por sí solo no impedirá que Rusia u otras potencias extranjeras inviertan en nuestras elecciones.
De hecho, el gran enemigo a derrotar aquí es la amenaza del dinero oscuro: gastos electorales por parte de grupos que no tienen que revelar sus donantes. Esto incluye grupos con nombres familiares para la mayoría de los estadounidenses, como la Cámara de Comercio de EU y el grupo de cabildeo de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) así como grupos que suenan más inofensivos como Americans for Prosperity (Estadounidenses por la prosperidad) y Majority Forward (Adelante la mayoría). ¿La NRA u otros grupos que mantienen en secreto a sus donantes realizan gastos electorales con fondos de Rusia u otras potencias extranjeras? No podemos saberlo, ni sabremos en elecciones futuras mientras existan grupos de dinero oscuro.
Aquí nuevamente, hay una solución potencial. La propuesta de ley DISCLOSE (que busca fortalecer la democracia estaounidense por medio del manejo claro y transparente de los gastos relacionados con el financiamiento de campañas), cuyas versiones se han presentado en el Congreso desde 2010, requeriría que cualquier grupo que gasta más que una cantidad trivial en anuncios políticos divulgue sus principales donantes. Los grupos como la NRA que también participan en actividades no electorales tendrían la opción de crear una cuenta separada de gastos políticos. Estos grupos solo podrían gastar las contribuciones que se hicieron explícitamente a esta cuenta, y los donantes entenderían que los regalos que excedan una cantidad determinada de esa cuenta no podrían ser anónimos.
Finalmente, con el crecimiento del gasto empresarial en las elecciones estadounidenses, debemos asegurarnos de que las compañías nacionales que realizan tales gastos no sean financiadas por una corporación o individuo extranjero. Cambridge Analytica se ha enfrentado recientemente a preguntas sobre si su trabajo en la campaña de 2016 fue dirigido por sus empleados estadounidenses o por su empresa matriz británica, SCL Group, lo que habría violado la prohibición de la actividad extranjera en las elecciones estadounidenses.
Y hemos visto que las personas y las empresas ―como la Agencia de Investigación de Internet de Rusia, que se organizó como una corporación comercial― pueden actuar como representantes de un estado extranjero. El Congreso debe aclarar que la prohibición del gasto político de los ciudadanos extranjeros se extiende a las empresas que son propiedad o están bajo el control de ciudadanos extranjeros.
El testimonio de Zuckerberg esta semana demuestra que las elecciones estadounidenses siguen siendo vulnerables a la manipulación extranjera. Las nuevas promesas de Facebook para erradicar el gasto extranjero en anuncios políticos y temáticos son bienvenidas.
Pero incluso si esas promesas se traducen en acciones efectivas ―y eso está lejos de ser cierto― todavía necesitaremos una reforma integral a nivel federal. Nuestras recomendaciones podrían no evitar por completo la intromisión extranjera en el futuro, pero restaurarían una defensa duradera contra esto, una prohibición que nos ha servido bien y podría volver a hacerlo.
Lawrence Norden es subdirector del programa de democracia en el Centro Brennan de Justicia e Ian Vandewalker es abogado senior en el mismo programa. Son los autores del nuevo informe del Centro Brennan Getting Foreign Funds out of America's Elections (Sacar los fondos extranjeros de las elecciones de Estados Unidos).
Este texto se publicó originalmente en 'HuffPost' Estados Unidos y luego fue traducido y editado.
* Este contenido representa la opinión del autor y no necesariamente la de HuffPost México.