El fin de la hibernación era esto: mucha precaución y pocos incidentes
Tras dos semanas de parón, este lunes se han reanudado las actividades laborales ‘no esenciales’ en gran parte del país.
No es tan fácil encontrar gente que se reincorpore al trabajo este 13 de abril. Empezando porque en ocho comunidades autónomas —Baleares, Cantabria, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana, Navarra, País Vasco y La Rioja— este lunes es festivo y siguiendo porque mucha gente o bien ha seguido trabajando todo este tiempo (ya sea de forma presencial si su actividad era considerada ‘esencial’ o de forma telemática si su puesto lo permite) o bien está en medio de un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) o similar.
María José es arquitecta en Madrid y, pese a estar convencida de que este lunes volvía a supervisar las obras, se ha llevado la sorpresa de que puede seguir trabajando desde casa. “Iba a volver, pero al ser reformas me han dicho esta mañana que no. Sólo se retoman las obras nuevas, no obras en edificios donde haya vecinos en las zonas comunes”, como es su caso, explica. “Lo publicó anoche el BOE”, añade.
Como ha señalado el ministro de Sanidad, Salvador Illa, “sólo se ha reanudado la actividad en un número muy limitado de sectores”. “Seguimos en fase de confinamiento y no hemos comenzado la desescalada”, ha recordado.
Juan Manuel, arquitecto técnico, sí ha vuelto este lunes a la obra. Como director de ejecución de obra y coordinador de seguridad y salud en Málaga, se encarga de hacer cumplir, en general, los protocolos sanitarios en las obras y, en particular, las normas específicas emitidas a raíz de la epidemia de coronavirus. En las obras que él coordina, todos los trabajadores llevan mascarillas “proporcionadas por la empresa constructora” y se han reorganizado los turnos en jornadas intensivas (de 8 a 15 horas) para evitar la concentración excesiva de trabajadores. “A veces lo más complicado es respetar la distancia de seguridad”, comenta.
Luis también trabaja en el sector de la construcción —en su caso, de piscinas—, pero al residir en Navarra no retoma la actividad hasta este martes, algo que ya “ansía”. “Cero miedos y cero nervios”, asegura. “Las ganas de salir de casa y de volver a la normalidad pueden por encima de todo”, dice. En su empresa se han cumplido a rajatabla las recomendaciones de seguridad desde que comenzó el estado de alarma, y cada trabajador, además de llevar mascarilla y guantes, utiliza un vehículo de la empresa. “Cada uno llevamos una furgoneta distinta y mantenemos la distancia, tanto entre nosotros como con los clientes”, explica. “Además nos lavamos las manos con desinfectante continuamente”.
Según los cálculos de la Comunidad de Madrid, unas 300.000 personas han regresado este lunes en Madrid al trabajo presencial y probablemente donde más se ha notado ha sido en el transporte público. Según los datos comunicados por María José Rallo, secretaria general de Transportes y Movilidad, 13.375 personas han utilizado las principales estaciones de Cercanías de la Comunidad de Madrid hasta las 9 horas de esta mañana, una cifra algo superior a la del lunes pasado (cuando se registraron menos de 9.000 usuarios), pero inferior a la del lunes 16 de marzo, cuando se instauró el estado de alarma (con 21.000 pasajeros), y muy inferior a la de cualquier lunes ‘normal’, con una media de 100.000 usuarios.
Por su parte, Metro de Madrid ha registrado un 34% más de usuarios que hace una semana, pero un 80% menos que cualquier lunes laborable. La jornada se ha desarrollado “sin incidentes” y de forma “normal dentro de la excepcionalidad”, ha afirmado Rallo. Y así lo ha reiterado el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, que ha recalcado la labor de reparto de hasta 10 millones de mascarillas estos días en el transporte público de las principales ciudades españolas.
El uso de mascarillas es una de las medidas que recomienda el Gobierno entre los trabajadores que no puedan mantener una distancia mínima de un metro con el resto de personas; “pero no es la más importante”, matiza Carmen Mancheño, responsable de Salud Laboral de Comisiones Obreras (CCOO).
“En el centro de trabajo hay muchísimas medidas de protección posibles, y no tienen tanto que ver con las mascarillas como con la forma de organizar el trabajo, que resulta mucho más eficaz que llevar mascarilla”, defiende Mancheño. Y enumera: regular los turnos, la entrada a los vestuarios y a los comedores, evitar la aglomeración de personas, mantener la distancia de seguridad, la limpieza general, la disposición de geles desinfectantes o de agua y jabón… “Si todo esto se garantiza, el uso de mascarillas es casi anecdótico”, afirma. “Hay mucha capacidad de maniobra”.
En general, el sindicato no ha tenido constancia de incidentes reseñables a lo largo de la jornada. “No estamos teniendo demasiados problemas”, explica Mancheño, que lo achaca a todo “el trabajo previo” realizado en las últimas semanas, cuando tanto a empresarios como a trabajadores el estado de alarma les pilló desprevenidos, a diferencia de lo que ocurre ahora. “El asesoramiento y el afán por generar conciencia parece que han calado”, sostiene.
Juan Manuel corrobora que entre los trabajadores de las obras que él supervisa sí se ha notado un cambio de actitud estas semanas. “Les preocupa contagiarse”, comenta, y eso les lleva a actuar con mucha más cautela y a ceñirse rigurosamente a las recomendaciones. “En el rato del desayuno cada uno se come lo suyo en una esquina”, describe, ya que los comedores permanecen cerrados.
En las últimas semanas CCOO ha recibido llamadas de trabajadores con “miedo”, sobre todo de “pequeñas y medianas empresas” donde no se cumplían las normas de seguridad. “Esos trabajadores no se atrevían ni a denunciar, y en este segmento empresarial puede que siga ocurriendo”, reconoce Mancheño, aunque en el sindicato los consideran casos aislados.
“Espero que seamos responsables”, pide. “Es necesario que los empresarios entiendan lo importante que es hacer las cosas bien en el trabajo; en primer lugar por los trabajadores, pero también por la sociedad en general, sobre todo ahora, que existe un riesgo de retroceso”, concluye Mancheño.