Vox: tened miedo, mucho miedo
No, no es el último título de Stephen King. Aunque bien podría serlo. Pero no lo es, desgraciadamente. Este artículo va sobre VOX, el "IT" de la política española, el "Momo" de nuestra más rabiosa actualidad social. Ténganles miedo, mucho miedo. Están aquí y vienen para quedarse. Y no son una broma, ninguna broma. Las cosas empiezan así, diciendo que "en realidad no son tan de extrema derecha". Ese es el argumento que el candidato de Vox a la Junta de Andalucía ha señalado hasta la saciedad. Pues siento decirles que sí, que sí lo son. Vamos a hacer dos cosas en este artículo. 1) Ilustrar por qué son un peligro público; y 2) Conectarlo con los sentimientos de la derecha española, de los votantes.
Vox propone las siguientes cosas (el programa político entero de 100 puntos, puede consultarse aquí:
- Derogar la ley de violencia de género
- Deportación de los inmigrantes ilegales a sus países de origen. Deportación de los inmigrantes que estén de forma legal en territorio español pero que hayan reincidido en la comisión de delitos leves o hayan cometido algún delito grave
- Levantar un muro infranqueable en Ceuta y Melilla
- Liberalizar el suelo
- Proteger la caza, como actividad necesaria y tradicional del mundo rural
- Los españoles podrán hacer uso de la fuerza proporcional para defender su hogar, para ello se ampliará el concepto de legítima defensa
- Promulgación de una ley orgánica de protección de la familia natural que la reconozca como institución anterior al Estado
- Suspensión de la autonomía catalana hasta la derrota sin paliativos del golpismo y la depuración de responsabilidades civiles y penales
- Ilegalización de los partidos, asociaciones u ONGs que persigan la destrucción de la unidad territorial de la Nación y de su soberanía
- Derogar la ley de matrimonio de personas del mismo sexo
Algunos de estos puntos se parecen, tanto en tono como en contenido, a los famosos 25 puntos que el NSDAP (el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán) proclamó en la asamblea que tuvo lugar en Múnich el 25 de Febrero de 1920. Por razones de espacio no puedo reproducir aquí los 25 puntos, por lo que les remito al siguiente link en el que, si lo desean, los pueden consultar aquí (quien quiera puede también consultar en papel Mi Lucha, de Adolf Hitler, Real de Catorce Editores, 2016, versión que incluye en la parte final los 25 puntos de Múnich). Algunas de las perlas cultivadas de estos 25 puntos son las siguientes:
- Exigimos la unión de todos los Alemanes para constituir la Gran Alemania fundada en el derecho a la independencia de que gozan las naciones
- Hay que impedir toda inmigración no alemana. Exigimos que todos los no alemanes, que han emigrado a Alemania desde el 2 de agosto de 1914, se vean obligados a abandonar el Reich inmediatamente.
- Exigimos la persecución despiadada de aquellos cuya actividad es perjudicial para el interés general
- Nadie, fuera de los miembros de la Nación, podrá ser ciudadano del Estado.
- Quien no sea ciudadano del Estado, solo residirá en Alemania como huésped y será considerado como sujeto a leyes extranjeras
- Para la ejecución de [los 25 puntos] exigimos la formación de un fuerte poder central en el Reich. Autoridad ilimitada del parlamento central sobre todo el Reich y su organización
- Los líderes del partido juran consagrarse sin desmayo, y si fuera necesario, sacrificar su vida, para lograr el cumplimiento de los puntos precedentes.
Sobra cualquier análisis, la lectura de los dos programas habla por sí sola. Dejando a un lado la específica retórica de cada uno de ellos, el diferente contexto histórico en el que se plantearon uno y otro, y el paso del tiempo, las similitudes, tanto en sustancia como en tono, entre los dos programas políticos, llaman poderosamente la atención. Las ideas que defiende VOX son extremas, por mucho que insistan sus líderes en señalar que este partido es "una alternativa democrática".
La segunda cuestión que quiero abordar es la de por qué el éxito de Vox. Se suele decir que la mecha que ha disparado a un partido de extrema derecha situado en la zona ideológica más recalcitrante y peligrosa de todos los partidos de extrema derecha de Europa tiene que ver con la cuestión catalana. "Vox sólo despega tras la crisis catalana del otoño de 2017", nos dice Ignacio Sánchez-Cuenca en este excelente artículo publicado en Ctxt. Es evidente que ese elemento, unido probablemente a otros (la inmigración, algunos discursos feministas, la percibida, por algunos sectores, amenaza a los valores tradicionales, en particular, a la familia) han sido las mechas que han prendido la explosión de Vox en Andalucía y probablemente en otras partes de España. Pero esta mecha no hubiera podido encenderse si la pólvora que se empleó al efecto no hubiera estado ahí, madura. Es decir, bajo mi punto de vista, hay causas de tipo estructural que explican el surgimiento y éxito de Vox.
Henry-Levy, en una reciente entrevista en el diario El País, nos dice, hablando sobre Vox, que "hay un fascista en cada uno de nosotros" ("el fascismo está arraigado en cada uno de nosotros", dice textualmente el filósofo de nacionalidad francesa). Creo, sinceramente, que es una exageración. No sé, yo miro a mucha de la gente que me rodea, y no veo que haya un fascista oculto dentro de todos ellos. Más sutilmente, lo que sí creo que pasa, en España al menos, es que hay un fascista no en cada uno de nosotros, pero sí en muchas de las personas que han optado a lo largo de toda su vida por opciones ideológicas de derechas, y en particular, que han votado al Partido Popular. Déjenme que me explique.
Bajo mi punto de vista, los votantes del Partido Popular no han votado por otras opciones políticas más radicales porque el Partido Popular, sobre todo con JM Aznar, se convirtió en un partido all-encompassing de toda la derecha española. Esta estrategia funcionó y es la que hizo que lo imposible pudiera suceder en nuestro país, que el PP llegara a ganar incluso una mayoría absoluta en el año 2000. Es decir, el PP de Aznar aniquiló a la extrema derecha. Por tanto, muchos de los votantes del PP (no todos, pero sí muchos), que hubieran preferido votar a una opción de extrema derecha viable, que tuviera opciones de obtener al menos buenos resultados en las urnas, votaron al Partido Popular como mal menor. Ahora la cosa ha cambiado. Vox está ahí, y en este nuevo contexto en el que estamos (recuerden: cuestión catalana, discursos feministas radicales, familia) este partido ha cogido fuelle, lo que permite que muchos de los antiguos votantes del PP salgan de su propio armario ideológico y voten a quien, de corazón, siempre hubieran querido votar. Digamos que estos votantes han reencontrado al amor de su vida. Y digamos que sí, que en estos votantes, se ocultaba, desde hace mucho tiempo, no sé si un fascista, pero sí una persona de extrema derecha. En definitiva, el cuento de que la derecha sociológica española se había modernizado, se había equiparado con la derecha razonable europea, y se había vuelto liberal, no se lo cree nadie. Y el primero que no se lo cree, y que ha visto clara la jugada, ha sido el propio Abascal, el líder de Vox, quien ha pinchado en muslo en este caso.
Vox no es un cuento, no es una novela de terror. Es un partido político de tintes fascistoides que hará lo que dice que va a hacer si no se le combate democráticamente. En una cosa sí estoy de acuerdo con Henry-Levy, cuando parece sugerir, en la entrevista antes mencionada, que la república de Weimar tuvo demasiadas contemplaciones con el NSDAP de Hitler, creyó de alguna manera que la entrada en las instituciones de este partido político podría llegar a "socializar" a los nazis. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario. Les recomiendo que vean la excelente serie "Babylon Berlin" para que se comprenda con precisión lo que digo. En ella se describe con pelos y señales cuan equivocada fue esa estrategia.
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