Hasta cuándo puede durar y otras claves sobre la erupción del volcán en La Palma
Dos expertos responden las dudas sobre la situación en Cumbre Vieja.
El volcán Cumbre Vieja en La Palma está dejando imágenes espeluznantes y más de 5.500 vecinos evacuados. Por ahora, la lava ha destruido alrededor de 100 viviendas según las autoridades locales y ha arrasado numerosos terrenos agrícolas en su descenso hacia el litoral.
La última erupción en la isla hasta este domingo fue en 1971, como ha relatado una de las vecinas de la zona Annais Márquez, a El HuffPost. Con dos fisuras separadas por 200 metros y ocho bocas de lava, las coladas bajan a 1.075 grados y una velocidad de 700 metros por hora que se va reduciendo según se acerca al mar. Tanto Pedro Sánchez como Isabel Rodríguez, portavoz del Gobierno, han asegurado que no hay una situación de riesgo para las personas.
Sin embargo, ante la espectacularidad del fenómeno, surgen las preguntas. ¿Por qué ahora? ¿Hasta cuándo durará? Los expertos José Luis Barrera y Manuel Regueiro responden a algunas de las dudas.
Por qué se ha producido la erupción
José Luis Barrera, experto en vulcanología, empieza recordando que esta zona nunca ha sido “tranquila”. “En los últimos 500 años—desde que se tienen registros— ha tenido siete erupciones”, señala el vulcanólogo. La razón es la naturaleza volcánica de La Palma.
“En la isla, la corteza es oceánica y el manto superior, que es dinámico, está muy cerca, por lo que empuja el magma hacia arriba”, explica el experto.
Manuel Regueiro, presidente del Colegio Oficial de Geólogos, explica que “hace varios años” estaba prevista otra erupción en Cumbre Vieja en base a la actividad sísmica no llegó a salir lava, posiblemente “porque la presión del magma no fue suficiente para hacer una grieta”, como sí ha sucedido este domingo.
¿Hasta cuándo puede durar la erupción?
No es una ciencia exacta, pero mirar al pasado y a las características de la zona puede permitir una estimación. Según Barrera, “podría durar varias semanas, en torno a un mes”.
Para Regueiro, es difícil de predecir. “Todo depende de la cantidad de lava que haya en la cámara magmática del volcán, algo que desconocemos”, explica el geólogo.
Qué ocurre si la lava llega al mar
Actualmente, la erupción continúa activa y, según Barrera, si las coladas de lava siguen evolucionando de esta forma, llegarán al mar. “Esto no supone un peligro adicional para las personas o riesgo de nueva actividad, pero sí arrasaría las playas a las que llegue y los peces que estén en la orilla”, apunta el experto.
Regueiro, por su parte, explica que cuando la lava, que tiene una temperatura de más de 1.000 grados, toca el mar vaporiza todo el agua. “Si llega a la costa, se producirán algunas explosiones”, señala el geólogo, que recuerda que todo está muy perimetrado y localizado para que nadie se acerque a la zona por la que bajan las coladas. Esto es importante porque se producirán emisiones de gases tóxicos perjudiciales para las vías respiratorias, la piel o los ojos.
Cómo se puede prevenir la erupción
Antes de que el volcán entrara en erupción pasadas las tres de la tarde del domingo, las autoridades evacuaron a las personas con movilidad reducida ante las previsiones. Los sismólogos, vulcanólogos y geólogos trabajan con herramientas que les permiten prevenir cuándo va a suceder un fenómeno de estas características.
El presidente del Colegio de Geólogos enumera dos que son fundamentales. En un primer lugar, las estaciones sísmicas, que controlan los movimientos de lava que pueden producir terremotos. Por otro lado, también son fundamentales los satélites que monitorizan la elevación del terreno. “Si sube, es que pasa algo”, señala Regueiro. El geólogo también enumera los equipos de medición de gases.
“Todas las erupciones avisan con terremotos pequeños, como en este caso, con la emisión de gases y con deformaciones del suelo. En el caso de La Palma ha habido una gran deformación”, señala Barrera.
No hay riesgo en otras zonas de España
Barrera explica que en España existen más zonas volcánicas como las Islas Canarias. Son el Cabo de Gata, en Almería; el norte de La Garrotxa, en Girona y la zona de campo de Calatrava, en Ciudad Real. El vulcanólogo señala que ninguna de ellas está activa, por lo que no hay razón para preocuparse.