Villarejo dice que le dieron teléfonos para contactar con Rajoy por Kitchen
El excomisario reclama además la devolución de las agendas que le intervinieron el pasado octubre en su domicilio.
El excomisario José Villarejo ha presentado un escrito como avance de su declaración el próximo viernes en el caso Kitchen en el que insiste en apuntar al expresidente Mariano Rajoy y al exdirector de la Policía Ignacio Cosidó como conocedores de la operación para sustraer a Luis Bárcenas documentación comprometedora para el PP.
En su escrito de 19 páginas, al que ha tenido acceso Efe, Villarejo asegura que le dieron dos teléfonos de contacto con Rajoy “para una interlocución directa” a fin de evitar que surgieran discrepancias, como sucedió en la llamada operación Cataluña, respecto a lo que él “transmitía por la cadena de mando del Ministerio de Interior y CNI y la versión final algo diferente, que llegaba a Presidencia”.
En este mismo escrito el excomisario reclama además la devolución de las agendas que le intervinieron el pasado octubre en su domicilio y que han servido para apuntalar nuevas imputaciones en Kitchen como la de la exsecretaria general del PP María Dolores de Cospedal, que declara este martes como investigada, y reitera su petición de celebrar careos con los ex altos cargos de Interior “que han mentido para no ser acusados”.
También pide carearse con los responsables del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) “que a lo largo de estos años han coordinado labores de acción con nuestro defendido” y cita, entre otros, a “la actual Secretaria de Estado del Ministerio de Defensa, el Agregado de la Embajada de Londres y el actual responsable de Inteligencia”
“Acudir urgentemente a la dirección”
Sobre Kitchen, vuelve a señalar al exjefe de Asuntos Internos Marcelino Martín Blas y a Cosidó, que cuando compareció en el Congreso por este asunto negó cualquier conocimiento de esa operación parapolicial y cualquier relación con Villarejo, con el que aseguró que “jamás” había intercambiado mensajes, comido o despachado.
Villarejo por contra afirma en que la primera vez que supo de dicha actuación, fue mediante una llamada de Martín Blas, instándole “a acudir urgentemente a la dirección”, aunque no la atendió.
En una segunda llamada, “con carácter de urgente premura, de la secretaría del director Cosidó, cree recordar de su jefe de Gabinete, un subinspector llamado Isidoro (por cierto, actualmente en el CNI), le instó en nombre de su jefe a ir inmediatamente a verlo”.
Al llegar, según su versión, el propio Cosidó fue quien le comunicó que dejara “todos los temas que estaba haciendo, por un asunto muy urgente, que el propio Presidente del Gobierno tenía interés personal en ello y que el DAO (Eugenio) Pino le pondría al corriente de ello”
Se le pidió entonces “usar su capacidad de persuasión como agente de inteligencia captando ‘fuentes humanas’, donde, como en otras ocasiones, otros ya habían fracasado”, por lo que asegura que su actuación en Kitchen “fue una vez ya iniciado” el operativo.
Entendió que se trataba de la continuación de lo que se denominó “Operación Cataluña”, ya que se daban “los mismos intervinientes, paralelos procedimientos y similares objetivos; en una nueva actuación donde el Presidente del Gobierno volvía a querer estar informado puntualmente, casi a diario”.
Interés del PP por lo que concernía como partido del Gobierno
Al igual que en la operación Cataluña, continúa Villarejo, estaba el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz, su número 2 Francisco Martínez, Cosidó, Pino “y los mismos agentes del CNI”, mientras que como “interlocutores paralelos con Presidencia”, sitúa a Cospedal, el presidente de La Razón Mauricio Casals y “colateralmente” la exvicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría.
Afirma además que, “al igual que en Cataluña, en Kitchen había interés del PP por lo que le concernía como partido del Gobierno, pero también razones de Estado, en función de localizar y en la medida de lo posible neutralizar lo que afectaba a sus más altas Instituciones”.
Sobre las agendas que le fueron intervenidas, precisa que los cuadernos intervenidos son diarios y no agendas, por lo que contienen “las anotaciones más intimas de su vida día a día”.
Denuncia así “la más flagrante y obscena exposición de su desnudez personal e íntima, al tiempo que cometen sistemáticamente revelaciones de secretos al filtrarlos, los que aparentemente deberían custodiar los diarios incautados”.
“Para mayor sarcasmo -lamenta-, nos niegan la devolución de los originales de dichos diarios e incluso una mera copia de los mismos, alegando que contienen ciertas anotaciones que afectan a intimidades de terceros, obviando que fue nuestro defendido quien las escribió”.