El viaje al corazón de QAnon del exjefe de Seguridad Nacional de Trump
A comienzos de 2017, Flynn era uno de los hombres más poderosos del mundo. Cuatro años después, se pasea por 'podcasts' que tratan sobre microchips comunistas y sexo con alienígenas.
Michael Flynn, exjefe de Seguridad Nacional de Estados Unidos, se dirigió a una multitud ruidosa que aglutinaba a creyentes de QAnon, grupos de extrema derecha y demás seguidores de Donald Trump y les aseguró que este seguiría siendo el presidente. Era 12 de diciembre y Trump había perdido las elecciones hacía más de un mes, pero Flynn proclamó una “batalla espiritual por el corazón y el alma del país” que llevaría a la victoria.
Mientras sus tres hermanos le aplaudían, Flynn declaró que las elecciones no habían terminado y que los tribunales no iban a decidir quién sería el próximo presidente de los Estados Unidos. Trump confiaba en que sus seguidores “no consintieran” lo que estaba pasando en el país y Flynn les alentó a “contraatacar” contra una supuesta trama de fraudes electorales y máquinas de contar votos trucadas.
“¿Por qué no investigan estas máquinas? ¿De qué tienen miedo? ¿Qué nos esconden? ¡Nos están ocultando algo!”, le dijo Flynn a la multitud.
Esa manifestación fue un pequeño adelanto de lo que le esperaba al país el 6 de enero, cuando Trump alentó a sus seguidores a asaltar el Capitolio. En esa manifestación ya hubo violencia: el grupo neonazi Proud Boys provocó una serie de reyertas y apuñalamientos que acabó con 33 arrestos. Fue uno de los muchos eventos de diciembre en los que Flynn prestó su voz para apoyar a Trump en su intento de establecerse como líder no electo del país.
Hasta hace poco, Flynn no había aparecido en los medios como colaborador de Trump en ese largo proceso incendiario que acabó con el asalto al Capitolio. A diferencia de Trump o los senadores Ted Cruz y Josh Hawley, la participación de Flynn había quedado fuera de los principales medios de difusión, en podcasts de QAnon o en programas de televisión de poca audiencia, como 60 Minutes, de Fox News. Sus apariciones fueron el culmen a un año de descenso a las redes conspiranoicas y de la extrema derecha, donde ahora es una estrella.
A comienzos de 2017, Flynn era uno de los hombres más poderosos del mundo. Tras décadas de experiencia en el servicio de inteligencia militar, este lugarteniente general acabó como jefe de Seguridad Nacional en la Administración Trump. Cuatro años después, este reputado militar se dedica a pasearse como invitado en numerosos podcasts de conspiranoicos al que acuden hombres que dicen haber practicado sexo con alienígenas y que creen que las vacunas contienen microchips comunistas. En ese mundo, Flynn es una especie de santo y héroe, una figura clave en el movimiento de QAnon, que cree que existe una sociedad internacional secreta de pedófilos satanistas que controlan el país y que un inflitrado llamado Q les envía instrucciones para acabar con ellos con la ayuda del mesías Trump.
Los creyentes de QAnon y las milicias de extrema derecha empezaron a confiar en que Flynn les ayudaría a tomar el control. Días después de la manifestación del 12 de diciembre, la milicia ultraderechista Three Percenters amenazó con pasar a la acción para darle la vuelta al resultado electoral. “Estamos preparados para ir a la batalla con el general Flynn”, anunció uno del los líderes del Three Percenters el 16 de diciembre. Semanas después, múltiples miembros de este grupo fueron arrestados por asaltar el Capitolio, incluido un hombre de 48 años que amenazó de muerte a su propia familia si contactaban con las autoridades.
Mientras Flynn se convertía en un símbolo militar para estos extremistas, siguió en estrecho contacto con el presidente. Aunque su periodo al frente de Seguridad Nacional terminó en un abrir y cerrar de ojos, Trump no se olvidó de él. Estuvo pensando en proponerle como candidato a la jefatura del FBI y lo protegió desde el Despacho Oval.
Cuando Trump indultó a Flynn por su conexión con la trama rusa, le dio rienda suelta para colaborar con QAnon y promover las mismas falsedades que llevaron a los insurreccionistas a asaltar el Capitolio.
Flynn solo duró tres semanas como jefe de Seguridad Nacional, ya que tuvo que dimitir tras filtrarse unas comunicaciones irregulares con el embajador de Rusia. Menos de un año después, se declaró culpable durante la investigación del fiscal especial Mueller sobre la interferencia rusa en las elecciones de 2016.
Tras acceder en un inicio a cooperar con las autoridades, Flynn contrató en 2018 a la abogada Sydney Powell, que saltó a la fama recientemente por sus inverosímiles teorías sobre las elecciones. Su hermano, Joseph Flynn, y su hermana, Barbara Redgate, también empezaron a ejercer de altavoces de QAnon en nombre de Flynn para recaudar fondos. Los registros del tribunal exponen que, en 2019, Flynn arrastraba una deuda de 4,6 millones de dólares en tarifas legales pendientes.
En 2017, sus hermanos prepararon una defensa legal que se apoyaba activamente en teóricos de la conspiración de extrema derecha. En un evento de 2018 para recaudar fondos para su defensa dieron la palabra a un famoso activista antivacunas de QAnon y al fundador de la milicia antigubernamental Oath Keepers.
Cuando contrató a Powell, ambos empezaron a declarar que Flynn estaba siendo víctima de las injusticias y las tramas del “estado profundo”, unas afirmaciones que le ayudó a recibir todavía más apoyo de QAnon.
“Todavía me pregunto si lo de QAnon fue solo una estrategia cínica para recaudar fondos o si de verdad se lo cree”, comenta Jared Holt, investigador del Digital Forensic Research Lab, una red mundial de forenses digitales.
El 4 de julio de 2020, Flynn publicó un vídeo suyo prestando juramento a QAnon y utilizando uno de sus eslóganes más famosos: “Adonde va uno de nosotros, vamos todos”, dijo frente a una hoguera junto a otras 5 personas que repitieron sus palabras después.
Trump indultó a Flynn el 25 de noviembre, cuando este ya era una figura central de su campaña postelectoral y en el aparato de creación de mitos apocalípticos de QAnon.
“Es un héroe para el movimiento pro-Trump, pero es como un dios para los creyentes de QAnon. Al parecer, Mike Flynn forma parte de su plan maestro secreto para salvar el mundo”, explica Holt.
Los seguidores de QAnon se apodaron a sí mismos los Soldados Digitales, se manifestaron por su libertad con pancartas que proclamaban su inocencia y un incluencer de QAnon publicó un álbum “inspirado por el general Mike Flynn” con canciones como ThanQ for the Pain (‘Gracias por el dolor’, haciendo un juego de palabras con el nombre del líder de QAnon, Q).
Trump indultó a Flynn para aprovechar su fama entre los extremistas de QAnon, que ya cuentan con su propia compañía digital de noticias y venden productos con la simbología del movimiento. Tras el indulto, Flynn se apoyó en los altavoces de Trump y QAnon para defender su inocencia de aquellos cargos de los que inicialmente se había reconocido culpable.
“Casi parece como si estuviera intentando ser el personaje que todos estos teóricos de la conspiración piensan que es”, especula Holt.
La primera entrevista tras su indulto fue en el programa online Worldview Weekend, donde insistió en su teoría del fraude electoral: “Trump ha conseguido una gran victoria en todo el país y será proclamado presidente en enero”. También describió las elecciones como “el mayor fraude que hemos sufrido en nuestro país en toda nuestra historia” y repitió el discurso de que el destino de los Estados Unidos dependía de la victoria de Trump.
“Nos encontramos en un momento de nuestra historia en el que si no hacemos las cosas bien, este país estará acabado. Habrá acabado tal y como lo conocemos”, le dijo Flynn a Brannon Howse, un teórico de la conspiración de extrema derecha que el año pasado afirmó que se estaba gestando una trama islamista-marxista para acabar con la democracia estadounidense.
A Flynn le siguieron otros invitados que resaltaron su importancia en los planes de Trump para cambiar el resultado electoral.
“Me gusta mucho tu programa y tu mensaje”, le dijo Flynn a Scott Kesterson, un influencer de QAnon que afirma que Bill Gates, China y Google están utilizando la excusa de la falsa pandemia para llevar a cabo un programa de vacunación mundial tras el que todos los ciudadanos del planeta tendremos un microchip de geolocalización y control remoto en nuestro interior.
Flynn es recibido como un héroe y un profeta en todos los programas a los que acude como invitado. Algunos influencers de QAnon le han dado las gracias específicamente a él por legitimar su causa:
“Me honra que me haya empezado a seguir [en Twitter]. Usted me ha inspirado muchísimo, general”, publicó en su cuenta uno de los presentadores del podcast Matrixxx Groove.
Durante esta gira en programas de seguidores de QAnon, Flynn empezó a aparecer en medios generalistas el 17 de diciembre gracias a la cadena pro-Trump Newsmax.
Flynn sugirió que Trump podría incautarse de las máquinas de contar votos y declarar la ley marcial para “repetir las elecciones”; eso sí, solo en los estados en los que había perdido. También advirtió en repetidas ocasiones de que estaba a punto de producirse una injusticia histórica que debía ser detenida, una narrativa que reprodujeron muchos de los asaltantes del Capitolio.
“No podemos permitir que la integridad de estas elecciones siga por este camino”, advirtió Flynn.
Su mención a la ley marcial le trajo una avalancha inmediata de críticas por parte de los altos cargos militares, que publicaron una declaración conjunta:
“El Ejército de los Estados Unidos no desempeñará ningún papel en la determinación del resultado electoral”.
Dos días después de esa entrevista, Flynn estaba sentado con Trump en el Despacho Oval.
Flynn, junto con la abogada Sidney Powell y otros magnates y altos cargos del Gobierno, intentaron convencer a Trump de que todavía era posible mantener la presidencia. Esta reunión acabó subiendo de tono cuando los funcionarios de la Casa Blanca y los asesores legales se opusieron a las ideas de los conspiranoicos. En esa situación, Flynn acusó al consejero Eric Herschmann de rendirse.
“¡Te estás rindiendo! ¡Eres un cobarde! ¡Ni siquiera estás luchando!”, le gritó Flynn a Herschmann, según informa el medio Axios.
Pese a que Flynn y su grupo insistieron en que necesitaban “guerreros” y que todavía podían evitar la victoria de Biden, abandonaron el Despacho Oval con las manos vacías. Pero la gira de Flynn no acabó ahí. El día anterior al asalto al Capitolio, Flynn se presentó en la capital diciendo: “Washington, D.C. se ha olvidado de lo que significa ser un patriota”. También les dio las gracias a los Soldados Digitales y advirtió al Congreso de que los seguidores de Trump volverían al día siguiente para evitar la certificación del resultado electoral.
“Queremos que sepáis que no vamos a apoyar una mentira. ¡No vamos a apoyar una mentira!”, le dijo Flynn a una enardecida multitud.
Flynn no ha llamado mucho la atención desde el asalto al Capitolio, en parte porque Twitter lo ha bloqueado a él, a su hermana y a miles de seguidores de QAnon. En cambio, su hermano Joseph sí que ha conservado su cuenta con cientos de miles de seguidores, pese a estar también asociado a la secta.
La inauguración del presidente Joe Biden fue una tragedia inesperada para muchos seguidores de QAnon, que esperaban el cumplimiento de la profecía de La Tormenta, por la que Trump o sus aliados aparecerían en el último momento para impedir que Biden jurara el cargo. Algunos perdieron la fe al ver que no sucedía nada:
“Q tenía razón en muchas cosas, pero no va a venir nadie a solucionar esto. Han superado a Trump”, escribió en Telegram un seguidor de la secta.
Muchos otros hicieron malabares mentales para inventarse otra explicación que mantuviera en pie su realidad alternativa:
“En realidad no es Trump quien está al mando, sino Flynn”, decía uno.
Flynn volvió a aparecer en público a comienzos de febrero en el podcast The Right Side, de Doug Billings. Flynn sonaba abatido y afirmaba que el Partido Republicano había “apuñalado en el corazón” a Trump. Instó a los oyentes a rezar y a implicarse más en la política local. Asimismo, intentó distanciarse de las teorías de QAnon. Cuando Billings le preguntó si Trump había invocado la Ley de la Insurrección para sacar a los militares a la calle y tomar el control del país, Flynn respondió que no tenía sentido.
“No hay ningún plan. Hay mucha gente preguntando si tenemos algún plan, pero la realidad es que tenemos lo que tenemos y debemos aceptar la situación tal y como es”, declaró Flynn.
Sin embargo, no renegó abiertamente de QAnon ni admitió la legitimidad de la victoria de Biden. Cuando Billings preguntó si era verdad que le debía a un vecino una botella de vino por perder la apuesta de que Trump iba a seguir siendo el presidente, Flynn hizo una aclaración.
“No pienso regalar esa botella de vino”, respondió Flynn.
Si su intención era hacer un pequeño chiste, los seguidores de QAnon no lo interpretaron así. Los más fanáticos, que están acostumbrados a ver el mundo codificado y buscar mensajes ocultos donde no los hay, empezaron a interpretar las palabras de Flynn como una señal para mantener QAnon en marcha:
“Estaba destrozado por las declaraciones del general Flynn hasta que dijo que iba a aferrarse a esa botella de vino. Eso me devolvió las esperanzas”, dijo alguien por las redes sociales.
“Creo que es una jugada de ajedrez”, escribió otra persona.
Dos días después, Billings invitó al teórico de la conspiración Simon Parkes a su programa para explicar que Flynn no estaba renunciando a QAnon, sino que solamente estaba obligado a ocultar sus creencias. Parkes, que afirma que su “madre real” era una alienígena verde de casi tres metros y que él mismo ha tenido un hijo con una extraterrestre a la que llama la Reina Gata, asegura que Flynn ha informado a QAnon de forma sutil de que todo va según el plan:
“Me quedé muy impresionado con lo de la botella de vino. Fue una forma fantástica de pasarnos información sin incumplir ninguna ley o reglamento”, dijo Parkes.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.