El verano de su vida… Joan Baldoví
El Mediterráneo, la cabaña de apaches, las verbenas, la paella de pato y la música disco.
Descalzo, corriendo entre los arenales, con sus amigos de infancia. Han construido una cabaña con maderas y paja. Son los indios apaches, se ríen, juegan, corren, sueñan. Los atardeceres son eternos en la costa valenciana, con esa luz que se queda en la memoria. La absoluta libertad. Joan Baldoví echa la vista atrás de esta manera cuando se le pregunta por los mejores veranos de su vida.
“Los veranos desde que fui niño hasta la adolescencia fueron absolutamente inolvidables”, comenta el diputado de Compromís en el Congreso. “En la casa de mis padres, en un sitio poco urbanizado, entre arenales, con campos de melones y tomates. Pasaba todo el verano sin sandalias, con el traje de baño. Todo el día también en el mar nadando, y en la desembocadura del río. Muy salvaje”, comenta entre risas y también con un punto melancólico.
Para relatar a continuación: “Eran veranos completamente libres, éramos los indios apaches. Teníamos una cabaña y allí fueron los primeros cigarritos, las primeras conversaciones sobre chicas”. “Siempre he sido más de mar que de montaña”, añade el diputado, que disfruta como si fuera un niño ahora con la brisa del Mediterráneo, en esa zona de playa cerca de Cullera en su Sueca natal, en Mareny de Barraquetes.
En ese flashback se ve a Baldoví pescando, dentro del parque de la Albufera, entre arrozales y acequias. Y también iba al mar. En su cesta llevaba erizos algunas jornadas. “Unos días muy bonitos”, se sumerge.
¿Un sabor de verano? No lo duda y contesta rápidamente: “La paella con pato”. “Es tierra del arroz. En mi casa comíamos cinco o seis días arroz, y otro macarrones para desengrasar”, señala entre risas y casi relamiéndose. “Lo tengo grabado”, cuenta.
Y se lanza entre sus recuerdos: “En agosto celebramos la Virgen del 15 de agosto y San Roque el 16. Es la semana de San Roque, está todo el mundo en la playa. Mi madre solía hacer esos días paella con pato. ¡Qué gusto!” La tradición la mantiene Baldoví: “Siempre que puedo la hago, con mis amigos en verano”. Le sale buena.
Sabores y mucha, mucha, mucha música. “Siempre he sido muy bailongo”, revela el parlamentario de Compromís, que pronto cuenta el temazo que más le recuerda al calor: September, de Earth, Wind and Fire. “Esa canción para mí es el verano. Las primeras veces de ir a la discoteca a bailar en ese tiempo tan bonito y tan duro que es la adolescencia”.
Y, por supuesto, era muy de verbenas. Cada noche había alguna entre las urbanizaciones, en las zonas de las “carreteretas”. Entonces caían los “primeros chupitos” de cazalla. “Te creías ya un hombre”, explica Baldoví. En esas fiestas se escuchaban muchos pasodobles. “Todavía suenan”, explica el parlamentario, que ha acompañado durante años a su hija de pueblo en pueblo porque tocaba en una orquesta.
Pero vuelve a su adolescencia. No podían faltan unos pases al ritmo del Dúo Dinámico y de Raffaella Carrá. ¡Rumore, rumore! Sin olvidar a sus adorados grupos disco de Bee Gees y Tavares. Además, relata que era muy típico que en esa verbenas actuara algún transformista de la zona, al ritmo de canciones de ‘El Titi’ y Lola Flores.
Muchos recuerdos, mucha playa, muchas emociones y también mucha lectura frente al mar. Una costumbre que no ha perdido y que sigue practicando mientras al fondo observa a los windsurfistas. Estos días se ha terminado también la serie francesa de Baron Noir. Para acabar lanzando una recomendación literaria: Noruega, de Rafa Lahuerta. “Va sobre la ciudad de Valencia, en unos años negros, los de finales de la dictadura y principios de la democracia, cuando el caso histórico se degradó y se derrumbaron muchas casas”. Esa Valencia de antaño. Pero, siempre, con el Mediterráneo al fondo.