¿Una 'vía portuguesa' en España? Falta confianza y sobran críticas
El Gobierno de Antonio Costa es un espejo en el que mirarnos, pero no se dan las condiciones para replicar su modelo, dicen los expertos
La llamada vía portuguesa, por la que los socialistas gobiernan en Portugal en minoría con apoyo de las otras fuerzas de izquierda, parece una alternativa difícil en España, ya que falta confianza entre los líderes políticos y sobran críticas durante las negociaciones, según opinan algunos expertos.
Profesores de la Universidad de Lisboa y de la Carlos III, en Madrid, apuntan además que la situación económica europea es muy distinta a la de hace cuatro años y dibujan, en general, un panorama en 2015 en Portugal muy diferente al que ahora vive España, con las negociaciones paradas entre PSOE y Unidas Podemos.
La vía portuguesa se refiere al Ejecutivo que hay desde noviembre de 2015 en Portugal, donde los socialistas gobiernan en minoría, tras una moción de censura, con el apoyo expreso del marxista Bloque de Izquierda (BE por sus siglas en portugués) y del Partido Comunista Portugués (PCP).
Es una fórmula a la que han apelado en varias ocasiones los socialistas en España, tras quedar descartada con la investidura fallida de Pedro Sánchez en julio, la posibilidad de un Gobierno en coalición del PSOE con la formación que lidera Pablo Iglesias.
Pero los expertos señalan las diferencias que existen entre la situación actual en España y la de Portugal de finales de 2015 y varias condiciones que tampoco se dan en el caso español, como la confianza entre los líderes políticos que tienen que negociar.
Costa, clave
El politólogo e investigador de la Universidad de Lisboa Andrés Malamud cree que uno de los motivos fundamentales por los que hubo un acuerdo duradero en Portugal es el propio primer ministro luso, el socialista Antonio Costa. “No es carismático pero el secreto de su éxito fue construir alianzas políticas a partir de vínculos personales”, opina Malamud.
En este sentido, recuerda que Costa tenía “vínculos familiares con el PCP” por la militancia de su padre y que eso ayudó a superar las asperezas entre los dos rivales históricos en la disputa por el voto progresista.
Malamud se ha mostrado convencido de que si no fuera por Costa, no existiría el pacto. “Fue algo puramente personal”, ha afirmado.
Como ejemplo, el académico recuerda que los comunistas lusos están en contra del euro pero apoyan un gobierno, cuyo ministro de Finanzas, Mário Centeno, preside el Eurogrupo: “Esto es algo que sólo permiten las buenas relaciones personales, que contienen esa diversidad”.
Comparando el clima de la negociación entre los dirigentes políticos de las formaciones de izquierda en Portugal, Malamud recalca el ambiente de “pragmatismo y moderación” entre ellos y recuerda que durante las conversaciones “no hubo ni filtraciones ni insultos a través de los medios”.
“Jamás hubo una reunión tripartita. Costa se juntó por separado con el BE y con el PCP”, formaciones que no se llevan bien, recuerda.
Otro elemento a destacar, en su opinión, es que Costa “nunca se enfada” ante los cuestionamientos de sus aliados, que “critican todo lo que les da la gana” pero siempre apoyaron los presupuestos.
“Si Costa necesita leyes apoyadas por la derecha, las negocia sin problema”, explica como ejemplo de ese pragmatismo que llevó a un acuerdo en el que los tres partidos se unieron ante el hartazgo después de tantos años de ajuste “en un clima de desesperanza general que lograron cambiar”.
La “chapuza” que no fue
Malamud subraya además que el tándem PS-PCP-BE ha hecho de su diversidad una virtud en vez de una debilidad: “La oposición denominó geringonça (chapuza, en español) al acuerdo de gobierno y ellos se apropiaron de la definición y la usaron a su favor”. En comparación con España, opina asimismo que en el éxito del caso portugués “definitivamente” influye “que no haya nacionalismos ni independentismos, lo que genera menos apasionamientos”.
La coyuntura económica es otro factor a tener en cuenta, según el profesor e investigador de la Universidad Carlos III Juan Laborda, quien considera que es la que “condiciona las decisiones políticas del momento” y remarca que el contexto actual “es diferente” al del inicio de la ‘vía portuguesa’.
“Ahora Europa está en una desaceleración brutal de su economía, con Alemania, Francia e Italia bordeando la recesión, para (el presidente del Gobierno en funciones) Pedro Sánchez será muy negativo esto y el contexto será difícil”, opina Laborda.
En cambio, cuando Costa pactó su investidura, “pudo hacer una política de gasto más expansiva porque Bruselas permitió abandonar la austeridad”.
“El gobierno portugués aprovechó el fin de la austeridad para hacer cosas que en España no se han hecho y eso es, en parte, el por qué ha funcionado”, añade.
En opinión de Laborda “aunque Sánchez diga que quiere la vía portuguesa, eso no puede ser porque allí había ganado la derecha y aquí ganó el PSOE, hay diferencias de origen”.