Una nueva generación en marcha: la generación igualdad
La desigualdad de género es una barrera para el desarrollo sostenible y la construcción de una sociedad más justa.
Hace 26 años se celebró la IV Conferencia Mundial de las Mujeres en Beijing, en la que 189 países expresaron su intención de enfocar sus esfuerzos hacia el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género.
A pesar de este compromiso, los cambios en esta materia —aunque significativos en algunos casos— han sido demasiado lentos para lo que la realidad exige. La desigualdad de género es una barrera para el desarrollo sostenible y la construcción de una sociedad más justa, y la emergencia provocada por la pandemia del covid-19 no ha hecho más que agravar la situación.
Según estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), durante el 2020, el empoderamiento económico de las mujeres de América Latina y el Caribe retrocedió al menos 10 años, y lamentablemente la crisis está lejos de terminar. Datos de OIT confirman que durante la pandemia del covid-19 las mujeres fueron afectadas especialmente registrando una tasa de participación económica femenina de 42,8% que es un valor mínimo. Este dato representa una caída de 18% respecto de igual trimestre de 2019.
Este impacto en las mujeres se explica por la retracción de sectores económicos altamente feminizados, por ejemplo, los de hostelería y restaurantes, y en otras actividades de servicios y del sector de hogares. Pero también, por una mayor incidencia de la informalidad entre las mujeres que, según recientes datos de la OIT, afecta a una de cada dos mujeres en la región. Por ejemplo, respecto al trabajo doméstico, la tasa de informalidad alcanza al 80% o 90% de las mujeres de este sector.
Esta crisis ha puesto en evidencia la importancia de los cuidados para la sostenibilidad de la vida y la invisibilidad de este sector en las economías. Antes de la crisis sanitaria causada por el covid-19, en los países de la región sobre los que se dispone de datos, las mujeres destinaban a las actividades de trabajo de cuidados entre 22 y 42 horas semanales, tres veces más del tiempo dedicado por los hombres. La necesidad de contener la crisis sanitaria reduciendo la movilidad, y la escolarización a distancia implican una sobrecarga de tiempo en los hogares, que en nuestra región continúa recayendo principalmente en las mujeres.
Por eso, desde ONU Mujeres, junto con otras organizaciones venimos impulsando la creación y fortalecimiento de sistemas integrales de cuidado como motor de la recuperación. Sistemas que contribuyan a reconocer, reducir y redistribuir el trabajo de cuidados no remunerados y nos lleven hacia un nuevo pacto social y hacia una generación que defiende y ejerce la corresponsabilidad.
Por otro lado, la violencia contra las mujeres es lo que hemos llamado la otra pandemia en la sombra, que precede y que sobrevivirá al virus. Esta pandemia en la sombra al igual que la del covid-19, requiere una respuesta global y coordinada que cuente con protocolos de aplicación eficaces. Lo que nos preocupa es que las medidas de cuarentena y restricciones de movilidad intensificaron el aislamiento de muchas mujeres de sus redes de apoyo y han generado barreras adicionales en el acceso a servicios. Por eso, hemos instado a que se prioricen, refuercen y mantengan los servicios de prevención y atención a víctimas como parte de los servicios esenciales y que no se interrumpan en ningún momento.
Del 29 al 31 de marzo de este año en Ciudad de México, la primera cita del Foro Generación Igualdad, una reunión mundial coorganizada por ONU Mujeres y los gobiernos de México y Francia, convocó a un diálogo intergeneracional con la sociedad civil para hacer realidad la igualdad de género y erradicar las discriminaciones contra las mujeres que vivimos todos los días. El foro tendrá un segundo momento de encuentro que se organizará en París del 30 de junio al 2 de julio de 2021.
En un mundo que requiere de más cooperación que nunca, esta convocatoria superó las 13.000 personas provenientes de las más diversas regiones del mundo con el fin de intercambiar y debatir soluciones hacia la igualdad. Representantes de los gobiernos, de la sociedad civil, de las organizaciones feministas y de mujeres, de las organizaciones filantrópicas, de organismos internacionales y el sector privado trazaron una hoja de ruta para poner en práctica los compromisos de Beijing y hacer frente a los efectos negativos de la pandemia en los derechos de las mujeres.
La reunión de México estableció prioridades para fomentar una recuperación que pone los derechos de las mujeres al centro de las decisiones macroeconómicas y de incentivos para el cambio del modelo económico poniendo los cuidados al centro, que estimule la participación de las mujeres en la política, garantice la protección a las organizaciones de mujeres que demandan cambios sociales, entre muchas otras propuestas de recuperaciones feministas a esta crisis.
Lo fundamental es que se acordaron medidas específicas y se costearon los recursos necesarios para hacer realidad estas aspiraciones. Esta agenda y compromisos fueron construidos entre todas las partes con una activa participación de las organizaciones feministas y de mujeres de todo el mundo.
Los planteamientos de las jóvenes en el Foro Generación Igualdad fueron determinantes para consolidar una visión transformadora que debe ser plasmada en acciones concretas, indispensables para alcanzar resultados contundentes para el año 2026. Con ese plazo, algunos de los proyectos establecidos son la reducción en 85 millones del número de mujeres y niñas que viven en la pobreza, un aumento significativo en el número de países con medidas integrales para reconocer, reducir y redistribuir el trabajo de cuidados no remunerado, a la vez que la creación de hasta 80 millones de empleos decentes en ese sector, y un número mayor de países con políticas nacionales que incluyan estrategias de prevención de la violencia.
La interseccionalidad, el liderazgo y la transformación feminista son los principios que guían el abordaje de los temas de las coaliciones para la acción.[1] Las medidas concretas para avanzar estas metas serán presentadas en la segunda fase del foro.
La comunidad internacional tiene que tomar decisiones importantes para lograr el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) al 2030, ya que el covid-19 a implicado mayores desafíos y también retrocesos. Estos requieren de nuevas soluciones y compromisos presupuestales tanto de los gobiernos nacionales y subnacionales como de la cooperación internacional que se ha retirado de muchos de los países de la región por el ciclo de crecimiento y estabilidad de la década pasada.
En este escenario, instamos a la cooperación internacional a formar parte de la generación igualdad en América Latina y el Caribe, reconsiderando su acompañamiento y solidaridad con los países de la región para una salida de esta crisis que avance los derechos de las mujeres y la sostenibilidad socioambiental que nos hemos propuesto al 2030.
Si algo ha dejado claro la crisis del covid-19 es la capacidad de innovar de las mujeres que están al frente de muchas de las respuestas, el valor y la necesidad fundamental de la participación igualitaria y paritaria de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad, desde lo local a lo global. Pero para ello debemos derribar las barreras históricas y estructurales, que hoy siguen presentes y que afectan de forma aún mayor a las mujeres indígenas, afrodescendientes, a las mujeres rurales, migrantes y a aquellas en situación de discapacidad.
A pesar de todas las dificultades que enfrentamos las mujeres y de este efecto multiplicador de la desigualdad que observamos en nuestra región, tengo mucha esperanza en las nuevas generaciones, ya que con una voz más fuerte pero también más unida, exigen que sus derechos sean respetados, que sus voces sean escuchadas y que sus opiniones sean tomadas en cuenta.
El reclamo es tan justo como urgente. Y esperamos que el mundo entero nos acompañe en este cambio transformador, que la fuerza del cambio sea mayor que las resistencias, y que esta sea la última generación que tenga que pelear a diario por la igualdad como lo hacen tantas mujeres y adolescentes en su día a día.