Una inyección de solidaridad para superar la pandemia
Los efectos de la Covid-19 sobre la economía solo se pueden superar con soluciones creativas y el esfuerzo de todos.
Mientras escribo estas líneas estoy trabajando desde mi casa, al igual que casi un tercio de los habitantes del planeta, cumpliendo con las recomendaciones de aislamiento y distanciamiento social de la OMS y las autoridades sanitarias locales.
A un 2020 que comenzó con grandes desafíos y con importantes cambios políticos en América Latina, se le suma ahora esta pandemia que, aparte de sus ya muy visibles consecuencias sobre la salud pública, se sumará en breve un significativo impacto económico.
Pienso, especialmente, en los países con los que trabajamos en FONPLATA (Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay), cada uno con necesidades distintas, y que ya desde comienzos de año enfrentaban los desafíos de una desaceleración económica que ahora se profundizará aún más.
Mientras los gobiernos de cada uno de estos países ponen en marcha mecanismos para responder a la pandemia, los organismos de desarrollo buscamos también fórmulas para atender la emergencia sin perder de vista el necesario apoyo a la recuperación económica que ha de venir después.
Con respecto a la emergencia, la epidemia significa una prueba para los sistemas de salud de estos países. En primer lugar, por los sistemas y campañas de prevención, en segundo lugar, por la atención a los afectados, y en tercer lugar, por la necesaria adaptación de estos sistemas a eventos similares en el futuro.
Esto requiere de parte de las organizaciones de desarrollo un trabajo muy cercano con los gobiernos para apoyar en lo inmediato, como ya hicimos implementando un fondo de 1,5 millones de dólares de cooperación no reembolsable para nuestros países miembros, para la compra de equipamiento médico y otros insumos de primera necesidad en la emergencia del Covid-19.
Con respecto a la atención a los afectados, también es importante actuar con celeridad y flexibilidad, para acortar tiempos y agilizar trámites que les permitan a los países poner en práctica mecanismos de actuación contra la pandemia.
Así lo hicimos con Argentina, país para el que aprobamos 53 millones de dólares que ya se están utilizando para implementar políticas de protección para los grupos sociales más vulnerables frente a los efectos del virus. Un financiamiento que incluye la entre otras cosas, la construcción de 11 hospitales modulares de emergencia, la dotación de más de 200 camas de terapia intensiva y más de 500 para otros tratamientos.
Asimismo, seguimos en comunicación con las autoridades de todos los países miembros de FONPLATA para coordinar soluciones que les puedan ayudar a atender mejor la emergencia y volver a poner sus economías en marcha.
Al respecto, ya estamos en conversaciones para flexibilizar la aprobación de algunos fondos, así como permitir la reasignación de partidas de créditos ya aprobados, con el fin de que los países puedan destinar recursos a las áreas que consideren prioritarias.
No dejamos de lado, por supuesto, lo que ha sido nuestro compromiso histórico con la región: llevar el desarrollo a las áreas más aisladas, a las poblaciones más desprotegidas, a los lugares más distantes.
Por eso sigue siendo fundamental seguir con nuestro trabajo de dotar de infraestructura esas regiones, de manera que cuenten con mejor vialidad, mejores servicios de agua y saneamiento, en general, mejores condiciones de vida que les permitan estar más preparadas a hacer frente a las crisis de salud y sus riesgos asociados.
Una de las cosas que ha dejado clara esta pandemia es que más allá de fronteras y banderas, la raza humana es una sola y que enfrentamos todos amenazas comunes, como este virus, las desigualdades sociales, o el cambio climático.
Estas amenazas comunes son las que hacen aún más relevantes los mecanismos de cooperación, coordinación e integración que ponemos a disposición de los países instituciones como FONPLATA.
Todos los lazos que se puedan estrechar entre países, todas las alianzas que se puedan forjar, toda la integración que se pueda fomentar nos hará más fuertes como individuos, como países y como humanidad. Ese es nuestro empeño.