Una economía española muy dinámica, pero con muchos riesgos
Nuestro país posee muchas vulnerabilidades que nos distancian, y bastante, de otras economías.
Habitualmente nos da por compararnos (al Gobierno de España sobre todo) con nuestros homólogos europeos. Una comparación que nace, quizá, de ese espíritu competitivo que existe entre el conjunto de países que integran el marco comunitario que representa la Unión Europea. Comparaciones que van desde la propia economía, así como en lo relativo a temas deportivos. Comparaciones que, especialmente ahora, se centran en términos económicos, tras el descenso que han vivido determinadas economías, como Alemania, en sus crecimientos.
Y es que, si observamos las previsiones de crecimiento de las distintas economías de la Zona Euro y atendemos a las tasas reales de crecimiento, es cierto que no podemos negar que la economía española presenta un mayor dinamismo en su producto interior bruto (PIB), que le sitúa por delante de la locomotora económica europea, Alemania; sin embargo, la autocomplacencia que supone esta afirmación puede generar mucha confusión entre la sociedad civil.
De acuerdo con las previsiones de crecimiento para la Unión Europea en el próximo año, se prevé un crecimiento cercano al 1,4% en promedio para los países miembros de la Unión Europea; crecimiento que desciende hasta el 1,2% si atendemos a los países de la Zona Euro. Los crecimientos previstos de cierre de año, de acuerdo a las mismas previsiones, se prevé que se sitúen, en el caso de la Unión Europea, en el promedio del 1,4%, mientras que para la Zona del Euro, los crecimientos, en promedio, descienden hasta el 1,1%.
Si hacemos esta observación por países, podemos observar que las previsiones macroeconómicas para la economía alemana, tanto para el cierre de año como las previsiones futuras, unos ritmos de crecimiento del 0,4% para 2019, así como un leve repunte en el 2020 que dinamizaría el PIB germano hasta alcanzar el 1%. En el caso de otra economía vecina, como Francia, los crecimientos pronosticados sitúan el crecimiento de la economía francesa en el 1,3%, tanto para el cierre de 2019, como para el próximo año, en el que los pronósticos sitúan el mismo nivel de crecimiento.
Si atendemos, ahora, a los datos que muestra España, podemos observar cómo las previsiones de crecimiento para el país le sitúan en niveles del 1,9% para el cierre de este ejercicio, así como un leve descenso para el 2020 que situaría los crecimientos para España en el 1,5% para 2020. Un descenso que muestra la desaceleración de la economía española, que estaba creciendo a niveles del 2,4% durante el 2018, pero que ahora modera su crecimiento. Sin embargo, pese a la moderación y la revisión a la baja en los crecimientos, podemos observar cómo el pronóstico, pese al descenso, podría considerarse como un buen dato en el contraste con otras economías.
Atendiendo a las cifras de crecimiento, España es un país que, actualmente, está creciendo a un mayor ritmo que sus homólogos a nivel europeo. Esta es una afirmación que han compartido ya muchos dirigentes y mandatarios en el país, atendiendo a la buena marcha de la economía española. Sin embargo, al igual que hemos ido haciendo algunos economistas, la Unión Europea no comparte ese optimismo que sí comparte el Gobierno -en funciones- de España. Un optimismo que, para Bruselas, no se justifica con los desfases macroeconómicos que presenta el país cuando analizamos todos los indicadores.
Como ya dijo Daniel Lacalle, España no está en la situación de caer en la autocomplacencia con el crecimiento cosechado. Nuestro país posee muchas vulnerabilidades que nos distancian, y bastante, de otras economías que pese a crecer a un menor ritmo, también poseen un mayor saneamiento en sus cuentas públicas. Alemania, por ejemplo, pese a cosechar un crecimiento del 0,4%, presenta unos niveles de endeudamiento que le sitúan en el marco del 60% en nivel de deuda y en relación al porcentaje de su PIB. Un nivel que, en el caso de Francia, si se ajusta más a nuestra economía.
Sin embargo, como digo, hay otras muchas variables que siguen mostrando una mayor vulnerabilidad para la economía española y que nos llevan a no caer en errores de diagnóstico como los que emiten, a mi juicio, determinados políticos. Unos errores de diagnóstico que llevan a muchas personas a creer que la economía francesa, o la alemana, están comportándose peor que la economía española. A la misma vez que consideran una mayor robustez ante la desaceleración económica de la economía española; la cual aguanta la desaceleración con la contención de las caídas en los crecimientos.
Sin embargo, como digo, economías como Alemania o Francia, si atendemos a los niveles de desempleo, por ejemplo, podemos observar cómo, en el caso de Alemania, la tasa de desempleo se sitúa en el 3,1%. Un 3,1% que muestra un fuerte mercado laboral alemán, el cual ha situado al país dentro de los parámetros del pleno empleo, con mínimos históricos. En el caso de Francia, la tasa de desempleo se eleva hasta el 8,5%; sin embargo, sigue siendo una tasa de desempleo bastante moderada, al menos para un país que, cuando decrece, no destruye el mismo empleo que destruye España. En el caso de España, la tasa se sitúa en el 14,1%; prácticamente el doble que Francia, así como a años luz del país germano.
En un primer momento, este indicador nos muestra que ya hay datos que, como la deuda o el desempleo, se muestran mucho mejor en economías como Francia o Alemania, que en España. Además, hay que atender a peculiaridades como que la economía española presenta una mayor volatilidad en la destrucción de empleo cuando decrece. De acuerdo con Europa, hay muchas variables que, pese al crecimiento, muestran un gran riesgo para la estabilidad macroeconómica. Un riesgo que nos debería llevar a trabajar, con el fin de poder corregir todas la variables, y no a caer en esa autocomplacencia que nos lleva a relucir nuestros crecimientos por la Unión Europea.
Unos crecimientos que, en el caso de España, han servido para poco. Y digo para poco por la razón de que estamos creando empleo a un nivel muy gradual, de la misma forma que la reducción de deuda, por lo que, pese a los crecimientos, el impacto de los mismos en la economía es menor. La economía española no está, ni mucho menos, en un estado mejor que otras economías de la Zona Euro. Sin embargo, la inacción política y este proceso electoral que hemos atravesado, siendo su fin el que no afectase a los resultados, ha provocado que determinados gobernantes pongan sobre la mesa los datos que más interesaban para el votante; pero no los datos que realmente muestran la clara inferioridad de la economía española.