Un testigo vincula a Bolsonaro con uno de los sospechosos de matar a la activista de izquierdas Marielle Franco
El portero de la urbanización del presidente de Brasil dice que uno de los detenidos por el crimen visitó el día del asesinato la casa del ultraderechista, entonces diputado
Fue un crimen que conmocionó a Brasil y que, ahora, da un giro inesperado, salpicando a las más altas esferas, hasta a la presidencia del estado. La investigación sobre el asesinato de la concejala y activista de izquierdas Marielle Franco ha pasado a manos del más alto tribunal del Poder Judicial del país, el Supremo Tribunal Federal, después de que un testigo haya relacionado a uno de los principales sospechosos del crimen con el presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
Según esa pesquisa, que tiene en cuenta el testimonio de un empleado de seguridad del condominio donde residía Bolsonaro, uno de los acusados en el caso habría acudido allí horas antes del asesinato, con la intención explícita de visitar la casa del actual mandatario brasileño, que por entonces era diputado federal.
La información ha sido revelada por el canal brasileño TV Globo una vez que la Policía Civil de Río de Janeiro confirmó que en el libro de visitas de la urbanización aparecía efectivamente uno de los principales sospechosos del asesinato, Élcio Vieira de Queiroz, junto a la matrícula de su vehículo, la hora de su llegada y el número de la vivienda a la que decía dirigirse, que al parecer era la de Bolsonaro.
En cualquier caso, la propia información del medio brasileño aclara que Bolsonaro se encontraba ese día en Brasilia, tal como consta en los registros oficiales del plenario de la Cámara de los Diputados, que avalan su presencia en dos votaciones, a primera y a última hora de la tarde.
No obstante, al aparecer citado el nombre del presidente en el curso de la investigación, esta debe pasar al Supremo Tribunal Federal por imperativo legal.
La declaración del portero
El empleado que ocupaba la garita de seguridad durante el día de la sospechosa visita declaró que Vieira de Queiroz había indicado su intención de visitar la casa número 58, que pertenecía a Bolsonaro. Acto seguido, el portero llamó por teléfono a esa misma residencia para comprobar que la visita estaba autorizada, y afirma haber reconocido la voz del entonces diputado en esa breve comunicación.
Sin embargo, el seguimiento que el trabajador hizo entonces con las cámaras de seguridad a la trayectoria del coche del visitante reveló que el sospechoso se dirigió realmente a la vivienda número 66, en la que residía Ronnie Lessa, acusado de ser el autor de los disparos que terminaron con la vida de Marielle Franco.
Al percatarse de ello, el empleado de la garita hizo otra supuesta llamada a la vivienda 58 para informar de esta circunstancia, y la persona que atendió esa llamada le indicó que ya estaba al corriente. La voz de esta persona volvió a ser identificada por el portero como la de “Don Jair”.
El enfado del presidente
Bolsonaro pidió este miércoles al ministro de Justicia, Sergio Moro, que ordene a la Policía Federal investigar el testimonio del portero. A través de un comunicado, Moro aseguró que existen “inconsistencias que sugieren un posible malentendido en la investigación” o “un posible intento de involucrar el nombre del Presidente de la República en el crimen en cuestión, lo que puede configurar crímenes de obstrucción a la Justicia, falso testimonio o denuncia calumniosa”.
Previamente, el mandatario brasileño reaccionó a la publicación de estas informaciones con un video grabado en la madrugada durante su visita a Arabia Saudita, en el que arremetió airadamente contra los periodistas de Globo, acusándoles de pretender menoscabar su imagen “durante las 24 horas del día” y refiriéndose a ellos como “bribones” y canallas”.
“Esto es una mentira, un fraude, una farsa para atacar la imagen y la reputación del presidente de la república”, indicó por su parte el abogado del presidente brasileño, Frederick Wassef, que insiste en señalar las pruebas documentales que sitúan a Bolsonaro en Brasilia durante esa jornada, y desafía “a cualquiera en todo Brasil a probar lo contrario”.
Un asesinato que conmocionó a Brasil
Franco, socióloga, feminista, política y militante de los derechos humanos, fue asesinada el 14 de marzo de 2018 mientras regresaba a casa en coche, tras haber participado en un evento llamado Mujeres negras moviendo estructuras.
Cuando estaba adentrándose en el barrio de Estácio, próximo al centro de Río de Janeiro, otro vehículo se acercó y desde su interior le dispararon 13 tiros, cuatro de los cuales impactaron fatalmente en la edil. Anderson Gomes, conductor del vehículo, también resultó muerto y la asistente de Franco, Fernanda Chaves, fue la única que sobrevivió al ataque. La investigación sitúa a Vieira de Queiroz al volante del vehículo desde el que se cometió el crimen y a Ronnie Lessa como autor de los disparos.
Lessa fue homenajeado como agente militar ejemplar en 1998, pero ya había levantado algunas sospechas sobre su posible implicación en actividades criminales. Un mes después del asesinato de Marielle sufrió un intento de homicidio, que la Policía interpretó como una supuesta destrucción de pruebas.
En una investigación posterior le descubrieron además una mansión valorada muy por encima del poder adquisitivo medio de un agente policial retirado, que ingresa en torno a 1.600 euros por mes.
El supuesto conductor, Vieira de Queiroz, había sido expulsado del cuerpo de la Policía Militar en 2016 por prestar servicios de seguridad privados e ilegales. En 2011, además, estuvo implicado en la llamada Operación Guillotina, acusado junto a otros policías de corrupción y de asociación con grupos de tráfico de drogas.