Un siglo del trágico final de los Románov, el último año en sus propias palabras
Por WMagazín
"Este libro no existía, ni siquiera en ruso". Así empieza esta obra-documento que recoge la memoria en primera persona de la familia del zar ruso Nicolás II con su mujer y sus cinco hijos durante el útimo año y medio de vida: de febrero de 1917, cuando empieza la Revolución rusa y son detenidos, hasta el 17 de julio de 1918 cuando fueron ejecutados.Crónica de un final: 1917-1918. Románov. Correspondencia y memoria de una familia, editado por Páginas de Espuma, reconstruye en un centenar de documentos la vida de la familia imperial en su nueva rutina llena de altibajos e incertidumbres debido al cambio brusco que les dio el destino. Y, de paso, al mundo.
Es una especie de pequeño arcón donde se ve a los Románov en privado, puertas adentro con sus miedos, sus ilusiones, sus soberbias, sus equivocaciones, sus mezquindades, sus aficiones, sus enfermedades, sus sentimientos, sus odios, sus ternuras, su manera de concebir el mundo desde el cautiverio.
Tras el comienzo de la Revolución rusa, en febrero de 1917, los Románov fueron detenidos primero en el Palacio de Alejandro, en Tsárskoye Seló (en marzo el zar abdicó); luego fueron trasladados a Tobolsk; para terminar sus días en la llamada Casa Ipátiev, en Ekaterimburgo. La madrugada del 17 de julio de 1918 fueron asesinados por los bolcheviques. Para entonces, el Sóviet de Petrogrado y los bolcheviques ya se habían hecho con el poder desde octubre de 1917.
"Los textos recopilados son el resultado de una selección de cartas, telegramas, notas de diarios, memorias, testimonios y documentos oficiales escritos por la misma familia, las personas más allegadas o los responsables de los cautiveros". El criterio ha sido la reconstrucción cronológica que da un hilo narrativo casi novelesco. La obra se convierte así en un excelente autorretrato coral de los Románov y crónica del centenario corazón de la Rusia de aquellos meses convulsos para el país.
WMagazín publica en primicia un avance del libro en las voces de Nicolás II, su esposa Alejandra Fiódorovna y sus hijas Olga Nikoláievna Románova, Tatiana Nikoláievna Románova, María Nikoláievna Románova y Anastasía Nikoláievna Románova y su pequeño hermano Alekséi Nikoláievich Románov. Los siguientes son pasajes de la última familia imperial de Rusia como comunes mortales, de cómo vivieron sus últimos días:
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24 de febrero de 1917
[Carta de Alejandra Fiódorovna a Nicolás II]
Querido mío:
Hace más calor, cuatro grados y medio. Ayer hubo motines en las islas Vasílievski y la de Petrogradski, porque los pobres tomaban por asalto las panaderías. Destrozaron completamente la panadería de Filípov, y lanzaron contra ellos a los cosacos. Todo eso lo supe oficialmente. Ayer por la tarde Baby estaba alegre, le leí Los hijos de Elena, luego le leyó P. V. P. [Piotr Vasílievich Petrov]. A las nueve tenía 38.1°; a las seis 38.3°. Olga tiene 37.7° y se le ve peor, agotada. Baby ha dormido bien y ahora tiene 37.7°. A las diez me fui con Anya (probablemente tiene sarampión –37.7°, tos excesiva y le duele la garganta– o tal vez amigdalitis), y después con Lilí, N. P. y Rodiónov, que comía en el pasillo, porque ella estaba en la cama.
El crucero Varyag partirá, tal vez, hoy hacia Inglaterra por seis meses. Ella [Lilí], claro, se está portando bien, pero se nota que está apenada, desesperada y preocupada.
¡Qué solo debiste de sentirte en la primera noche! ¡No puedo imaginarte sin Baby, mi pobre, lindo ángel!
Espero que vayan a colgar a Kedrinski de la Duma por su discurso horrible, es imprescindible (hay ley marcial), y será un buen ejemplo. Todos ansían y te suplican que demuestres firmeza.
Quiero que investigues la historia con Andréi y Kutáisov (su veracidad no está comprobada; hay unos oficiales de artillería que están dispuestos a jurarlo). Hay que castigar a Andréi porque se atrevió a no recibir a tu ayudante solo porque aquel había cumplido su deber. ¡Ah, si solo Fréderiks hubiera sido más sano, así es su caso!
Creo que Kutáisov te va a visitar por temas de trabajo, pero espero que regreses antes.
No te olvides de escribir a Georgi sobre Buchanan. No lo pospongas.
Anya tiene sarampión, a las tres tenía 38.3°; Tatiana también. Alekséi y Olga 37.7° y 37.9°. Voy cruzando de un cuarto al otro, de un enfermo a otro. De nuevo mandé a María y Anastasía a sus cuartos. Gibbes está en bata leyendo a Alekséi en su cuarto con las cortinas cerradas.
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27 de febrero de 1917
[Diario de Nicolás II]
Hace unos días en Petrogrado ha empezado el desorden; desgraciadamente, las tropas también están participando. ¡Qué terrible es estar tan lejos y recibir noticias malas y fragmentarias! Hoy escuché un poco el informe. De día paseé por la carretera en dirección a Orsha. Había sol. Después de comer decidí ir a Tsárskoye Seló lo más pronto posible y a la una de la noche tomé un tren.
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2 de marzo de 1917
[Carta de Alejandra Fiódorovna a Nicolás II]
Mi querido, mi ángel, luz de mi vida:
Mi corazón se rompe al pensar que estás solo viviendo todos estos sufrimientos y preocupaciones, y no sabemos nada de ti, y tú tampoco de nosotros. Ahora mando a Soloviov y Gramótin, doy a cada uno esta carta y espero que alguna de ellas te llegue. Quería usar un aeroplano, pero todos desaparecieron. Los jóvenes te cuentan todo, así que no te puedo contar nada nuevo sobre la situación actual. Todo está muy mal, y se está desarrollando muy rápido. Pero creo firmemente –y nada lo cambiará–, que todo será para bien. Especialmente cuando recibí tu telegrama en la mañana, el primer rayo de sol en este pantano. Sin saber dónde estabas me dirigí al Cuartel General, porque Rodzianko fingió no saber por qué te habían detenido. Está claro que no quieren que me veas antes de firmar un documento, una constitución o algo así de terrible. Y tú, solo y sin ejército, como un ratón atrapado, ¿qué puedes hacer? Es la vileza más grande e infame, sin precedentes históricos; detener a su propio zar. Ahora Protopópov no puede verte, porque Luga está conquistada por los revolucionarios. Capturaron y desarmaron a una tropa y rompieron una línea. ¿Quizás te deberías presentar a las tropas en Pskov y otros lugares para unirlos? Si te hacen ceder, no tienes por qué cumplir con los medios que ellos hayan elegido. Pável, que recibió una reprimenda por no hacer nada con la guardia, ahora quiere trabajar más e intenta salvarnos de manera muy noble y atolondra: hizo un manifiesto sobre la constitución para después de la guerra. Borís se fue al Cuartel. Le vi en la mañana y por la tarde se fue, diciendo algo de un orden en el Cuartel, puro pánico. Georgi está en Gátchina, no cuenta nada y no viene. Kirill, Xenia y Misha no pueden salir de la ciudad.
Tu pequeña familia es digna de su padre. He contado la situación actual a nuestros hijos mayores y a Korova –antes estaban muy enfermos, ese sarampión es tan fuerte y la tos es horrible–. Es una tortura fingir ante ellos. A Baby le conté solo la mitad. Tiene 36.1°, y está muy alegre. Pero todos están muy preocupados porque aún no vienes. Lilí está durmiendo, María está conmigo, y estamos en bata y con el cabello anudado. Todo el día recibimientos. Groten es muy bueno, y Résin está tranquilo. La vieja pareja de los Benckendorff se ha quedado en casa. Nadie puede visitarnos. Solo puedo telegrafiar al Palacio de Invierno. Todos estamos bien y sentimos la humillación que estás aguantando, ¡mártir santo! ¡Que Dios te ayude!
(...)
Dos flujos: la Duma y los revolucionarios son dos serpientes que espero que se coman; eso los salvaría. Siento que Dios hará algo. ¡Cómo brilla el sol hoy, como si tú estuvieras aquí! Está mal que la guardia nos haya dejado en la tarde; no entienden nada, dentro de ellos hay un microbio.
El documento de Vóiekov te insultará como a mí. Rodzianko ni te recuerda. Pero cuando eso se sepa, las tropas se revelarán contra todos. Creen que la Duma quiere estar de tu lado. Han encendido un fuego muy grande, ¿cómo apagarlo ahora?
(...)
Hay que terminar y empezar, escribir otra carta en caso de que no recibieras esta. Y espero que sea pequeña para que puedan esconderla en un bote o quemarla. ¡Que Dios te bendiga y te guarde, que envíe a sus ángeles para defenderte y dirigirte! Siempre estamos juntos. Lilí y Anya te mandan saludos. Todos te besamos sin parar. Dios ayudará y tu gloria regresará. ¡Esta es la cima de las desgracias! ¡Qué horror para los aliados y qué alegría para los enemigos! No te puedo aconsejar nada, pero querido mío, sé tú mismo. Si tienes que aceptar las condiciones, Dios te ayudará a liberarte de ellas. ¡Oh, mi pobre! Siempre contigo y para siempre tu...
Esposa.
Que el escapulario que he besado te dé mis bendiciones, ayuda y fuerza. Lleva Su cruz para mi tranquilidad.
No te mando el escapulario, sin él es más fácil doblar el papel.
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2 de marzo de 1917
Manifiesto de abdicación de Nicolás II
[Cuartel General]
Al jefe de la Plana Mayor.
En los días de la gran lucha contra un enemigo externo que por casi tres años ha intentado esclavizar a nuestra Patria, Dios otorgó una nueva y difícil prueba a Rusia. Las conmociones interiores pueden tener un efecto funesto en la continuación de la guerra. El destino de Rusia, el honor de nuestro heroico ejército, el bien del pueblo, el futuro de nuestro querido país natal, exigen conseguir, a cualquier precio, la victoria en la guerra. El enemigo despiadado saca fuerzas de flaqueza y pronto llegará la hora cuando nuestro ejército valiente con nuestros gloriosos aliados pueda derrotar al adversario. En estos días decisivos en la vida de Rusia hemos decidido facilitar a nuestro pueblo el proceso de unirse y consolidarse y, en acuerdo con la Duma Estatal, hemos aceptado la necesidad de abdicar al trono del gobierno ruso y deponer el poder supremo. Sin querer separarnos de nuestro querido hijo, traspasamos el trono a nuestro hermano, el gran duque Mijaíl Aleksándrovich y bendecimos su advenimiento al trono del gobierno ruso. Le mandamos gestionar los asuntos estatales en concordia completa e inalterable con los representantes del pueblo en las instituciones legislativas con base de los principios constituidos después de que preste juramento inviolable.
En nombre de nuestra querida patria convocamos a todos los fieles hijos a cumplir el deber sagrado de obedecer al zar en la difícil hora de las pruebas nacionales, y en ayudarlo a él y a los representantes del pueblo para sacar adelante al gobierno ruso en el camino de la victoria, la prosperidad y la gloria.
Que Dios ayude a Rusia.
Firmado: Nicolás
Pskov, 2 de marzo, 15 h, 1917.
El Ministro Imperial, general adjunto Fréderiks.
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21 de marzo de 2017
[Diario de Elizaveta Naríshkina]
Mirando por la ventana pude ver cómo es el paseo del zar; él camina y detrás anda Valya Dolgorúkov, y después de ellos va un guardia. Se me encogió el corazón y sentí un dolor punzante en él. ¡Cómo llegó hasta aquí teniendo todos los bienes del mundo y el pueblo leal! Qué maravilloso pudo haber sido su reinado si hubiera podido entender las demandas del tiempo. Y si no hubiera estado bajo la influencia de Philippe.
Hoy hubo un evento grande. Llegó el ministro de Justicia Kerenski, con el nuevo comandante y el séquito de inspección para llevarse a Anya. Hicieron todo con mucha paciencia y decisión. La llevaron con su amiga Den. La emperatriz está desesperada. Lo siento mucho. Pobre mujer, no creo que entienda su situación. Estoy segura de que ella está obsesionada con alguna idea que estorba su sentido común.
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18 de abril de 1917
[Diario de Nicolás II]
Hoy en el extranjero es el Primero de Mayo, por eso nuestros imbéciles decidieron festejarlo con marchas en las calles, con coros, música y banderas rojas. ¡Evidentemente fueron ellos los que entraron en el parque y pusieron ofrendas florales en las tumbas! El tiempo empeoró justo durante la marcha, empezó una nevada incesante y húmeda. Fui a pasear a las tres y media, cuando todo había terminado, y salió el sol. Trabajé hora y media con Tatiana. En la tarde empecé a leer en voz alta The Millionaire Girl a los niños.
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8 de marzo 1918
[Carta de la princesa Anastasía Nikoláievna
a su tía Xenia]
Mi querida tía Xenia:
Muchas gracias por la postal que acabo de recibir. Todos nosotros, gracias a Dios, estamos sanos y salvos. Siempre nos alegramos cuando tenemos noticias de vosotros. ¿Cómo está la salud de la abuela? Os recordamos y hablamos de vosotros continuamente. Estos días son muy soleados, ya empieza a hacer calor, ¡qué bien! Por eso intentamos estar más tiempo al aire libre. Ya no nos deslizamos por la montaña (aunque todavía está con nieve), porque la estropearon y cavaron una zanja para que no montemos. Con ello parece que se han calmado, pues hace tiempo que esta imagen de la montaña fastidiaba a muchos.
En verdad es muy tonto y feo. Pero bueno, ya encontraremos un nuevo trabajo. Serramos y cortamos leña, es muy útil y divertido. Ya nos sale relativamente bien. Además, ayudamos a bastantes personas con esto, y para nosotros es una distracción.
Limpiamos las sendas y el acceso, nos convertimos en barrenderos. Todavía no me he convertido en un elefante, pero todo puede pasar en un futuro muy próximo, aunque no sé, porque apenas ya me muevo un poco.
(...)
Tu afectuosa A.
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6 de mayo de 1918
[Diario de Nicolás II]
Llegué a los cincuenta años, ¡Es raro incluso para mí! Hubo un tiempo excelente, como mandado a hacer. A las once y media fuimos a misa, fue muy bueno para nosotros. Paseé con María hasta la comida. De día estuvimos sentados una hora y cuarto en el jardín, tomando el sol. No tenemos ninguna noticia de nuestros hijos y dudamos, ¿ellos ya habrán salido de Tobolsk?
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18 de julio de 1918
[Comunicado oficial del Sóviet de los Urales]
Decisión del Presídium del Sóviet de Diputados de Obreros, Campesinos y Guardias Rojos de los Urales:
En vista del hecho de que bandas checoslovacas amenazan la capital roja de los Urales, Ekaterimburgo, que el verdugo coronado podía escapar al tribunal del pueblo (un complot de la Guardia Blanca para llevarse a toda la familia imperial acaba de ser descubierto), el Presídium del Comité Divisional, cumpliendo con la voluntad del pueblo, ha decidido que el ex zar Nicolás Románov, culpable ante el pueblo de innumerables crímenes sangrientos, sea fusilado. La decisión del Presídium del Comité Divisional se llevó a cabo en la noche entre el 16 y 17 de julio. El Comité Central Ejecutivo de los Sóviets de Diputados de Obreros, Campesinos, Guardias Rojos y Cosacos, en la persona de su presidente, aprueba la acción del Presídium del Sóviet de los Urales.
El presidente del Comité Ejecutivo Central Panruso,
Sverdlov.
Decisión del Presídium del Comité Ejecutivo Central Panruso del 18 de julio.
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Un siglo después no se terminan de esclarecer las órdenes e intenciones que desencaderon el asesinato de los Románov."El pánico cundió entre el ejército Rojo cuando se supo que una tropa del ejército Blanco estaba llegando a Ekaterimburgo. Los rumores acerca de su intención de liberar a la familia imperial hicieron que los hechos se precipitaran". "A día de hoy no se han encontrado documentos que responsabilicen al gobierno de Moscú, con Lenin y Yákov Sverdlov a la cabeza, de ser los ejecutores de la orden, tal y como Trotski apuntó". Sin embargo, todas las órdenes que recibía el Sóviet de los Urales fueron mandadas por Sverdlov, antiguo instructor de este comite".
Una vez asesinados, Yurovski y sus hombres se deshicieron de los cadáveres varios kilómetros al norte de Ekaterimburgo, cubriéndolos de ácido para que no quedasen restos, y enterrándolos en dos tumbas diferentes".
- Crónica de un final: 1917-1918. Románov. Correspondencia y memoria de una familia. Traducción de Tatiana Shvaliova, en colaboración con Ezra Alcázar. Editorial Páginas de Espuma.