Un periodista de TV3 ejerce por primera vez la cláusula de conciencia por el "sesgo político" del canal

Un periodista de TV3 ejerce por primera vez la cláusula de conciencia por el "sesgo político" del canal

Santiago Torres ha pedido rescindir su contrato por el trato "hostil y denigrante" recibido y por la "deriva ideológica" de la cadena catalana.

Un micrófono de TV3.WIKIMEDIA COMMONS

El periodista de TV3 Santiago Torres ha invocado la cláusula de conciencia por primera vez en la televisión pública catalana y ha pedido rescindir su contrato ante el trato “hostil y denigrante” recibido y la “deriva ideológica” de la cadena, que niega categóricamente estas acusaciones.

La cláusula de conciencia es un derecho, reconocido por la Constitución y recogido en el Estatuto de Redacción de los servicios informativos de TV3, que permite a los periodistas pedir la rescisión de sus contratos cuando consideran que su empresa sufre un cambio sustancial informativo o una deriva ideológica o que no pueden seguir ejerciendo con normalidad.

En el caso de Santiago Torres, quien durante treinta años formó parte del equipo de redacción del programa de reportajes 30 Minuts, se dan las dos circunstancias, según informa este domingo La Vanguardia.

Torres denuncia en su escrito, al que ha tenido acceso Efe, la “deriva ideológica” de los informativos de TV3 bajo la dirección de David Bassa, que fue quien en 2018, según su versión, decidió apartar al periodista del 30 minuts cuando este estaba realizando el reportaje Setge al referèndum (Asedio al referéndum).

El periodista sostiene que Bassa le convocó a diversas reuniones para marcar las directrices que debía seguir el documental y asegurarse de que los contactos con los políticos se realizaban únicamente a través de él.

Dos años de baja con un trastorno ansioso-depresivo

Torres, al que le fue asignado otro documental sobre La Marató, presentó en 2019 una denuncia por acoso laboral, aunque su demanda fue desestimada en primera y segunda instancia. Su situación en la cadena se hizo “insostenible” y estuvo dos años de baja con un trastorno ansioso-depresivo, explica en la denuncia.

Al recibir el alta, a principios de este año, Santiago Torres se reincorporó como redactor de mesa en el canal informativo 3/24.

El periodista, que ha hecho más de 120 reportajes y documentales y ha cubierto grandes conflictos internacionales, está convencido de que su traslado no obedece a ningún criterio profesional, sino que es “un castigo” por denunciar públicamente las “prácticas” de la dirección.

Santiago Torres se ha dirigido también por carta a la presidenta de la CCMA, Núria Llorach, y al director de TV3, Vicent Sanchis, para exponer su situación, que hace unas semanas volvió a denunciar ante los tribunales, invocando, por primera vez en TV3, la cláusula de conciencia.

El director de Informativos de TV3 niega los hechos

En declaraciones a Efe, el director de Informativos de TV3, David Bassa, ha negado terminantemente los hechos denunciados por Torres: “Lo único que está contrastado es que los tribunales, todos, han desestimado el caso, porque no hay caso. Ha quedado demostrado que toda la denuncia no tiene fundamento”.

También el director del 30 Minuts, Carles Solà, ha asegurado a Efe que Torres no fue apartado del programa por cuestiones políticas e ideológicas, sino por un enfrentamiento con el productor del espacio, y ha defendido que en TV3 “se trabaja con total libertad de expresión”.

Ha explicado que Bassa se reunió con Torres para hablar del documental Setge al referèndum, sobre los preliminares del 1-O, aunque en ningún caso con ánimo de condicionar su contenido, sino para ayudar como “facilitador” de contactos políticos.

Niega, por tanto, que se produjera un caso de acoso laboral y, mucho menos, que se le apartara del 30 Minuts por motivos ideológicos: “No tiene ni pies ni cabeza”, sostiene Solà, que recuerda que es Santiago Torres quien tendrá que demostrar sus acusaciones ante un juez, cosa que hasta ahora no ha podido hacer.

En su denuncia contra la cadena, el redactor denuncia el “sesgo político” de la dirección y que ha sufrido una “denigración profesional” y un “agotamiento moral y personal” que le hace imposible continuar “con una actividad periodística ética y digna” en la corporación.