Un pequeño recordatorio: dar el pecho es opcional
Nunca daré el pecho a mis futuros hijos.
Perdí la capacidad de hacerlo cuando decidí hacerme una mastectomía doble preventiva hace tres años porque tengo una mutación en los genes BRCA.
Cuando reflexionaba sobre la operación, los médicos me pidieron que considerara si dar el pecho me resultaba importante o no. En ese momento no me preocupaba que mis bebés pasaran hambre si me sometía a esta operación de bajo riesgo. Lo que me preocupaba es que se quedaran sin madre.
La salud de la madre es tan importante como la salud del bebé y yo no quería que un cáncer me impidiera cuidar de un hijo en el caso de que decidiera quedarme embarazada.
Mi decisión no estuvo exenta de críticas. Hubo amigos e incluso familiares que no entendieron mi prisa por operarme o por qué no esperaba hasta después de tener hijos para poder darles el pecho antes de cambiarme mis pechos reales por unos de silicona. Una amiga incluso dejó caer la posibilidad de darle el pecho a mi bebé si nos quedábamos embarazadas al mismo tiempo.
Para algunas personas, la sola idea de dar el biberón en vez de el pecho es así de espantosa. Para mí, alimentar a mis hijos es suficiente, siempre y cuando sigan sanos.
(Que conste, a mí no me dieron el pecho. Tampoco a mi hermano. Fuimos bebés felices y sanos y crecimos hasta convertirnos en adultos equilibrados e inteligentes).
Circulan campañas que quieren transmitir los beneficios que tiene dar el pecho, tanto para la madre como para el bebé. No critican a las madres que no quieren o no pueden dar el pecho, pero en toda esta corriente de campañas y fotografías tampoco se nos acepta de forma explícita.
Cada vez más, las mujeres están reivindicándose, con todo su derecho, en un mundo dominado por hombres. Uno de los métodos que se están utilizando para recuperar terreno es dar el pecho de forma pública y sin avergonzarse por ello. Paséate por Instagram y verás como mínimo una foto de una mujer dando el pecho, probablemente de Chrissy Teigen con una toalla y su bebé Miles.
Las fotos de Teigen no están ahí para hacernos daño a quienes no podemos dar el pecho. Simplemente nos están permitiendo ver todo su mundo, y cuando tienes un bebé cuya edad aún se cuenta en meses, darle de comer supone una parte considerable de ese mundo.
Sin embargo, la lactancia materna se está esgrimiendo en la actualidad para defender una postura que puede ser problemática. No es una postura nueva. El movimiento La Leche lleva pregonando "el amor y la sabiduría que subyace en la relación que se forja en la lactancia" desde 1956. Esta filosofía, similar a la del hashtag de Instagram #BreastIsBest (dar el pecho mejor), enfatiza el vínculo que se crea entre la madre y el bebé al dar el pecho, algo que dan por hecho que no puede lograrse del mismo modo con un biberón y leche en polvo.
Lo que ignoran por completo estos grupos, olvidándose de fomentar la integración en sus publicaciones, es que hay un enorme número de mujeres que no pueden dar el pecho.
La mayoría de las mujeres no toman la decisión de forma sencilla o sin cierto dolor en el corazón. Desde el momento en el que una mujer da a luz, se ve presionada a dar el pecho, independientemente de sus preferencias o necesidades. Caitlin Brodnick, una amiga que conocí a través del cirujano que me operó el pecho, me dijo que cuando dio a luz a su hijo, los enfermeros y asesores de lactancia no dejaban de entrar en su habitación para que se pusiera manos a la obra a dar el pecho. Dio igual la cantidad de veces que insistió en que no podía debido a su mastectomía, no dejaban de insistir.
"Era incómodo cuando se lo contaba y se sentían mal, pero siempre había alguien que me preguntaba por ello".
Al saber que no iba a poder dar el pecho, Caitlin fue previsora y encargó la mejor de las leches en polvo a Holanda. Siendo consciente del escarnio al que sería sometida por alimentar a su bebé con biberón, al menos lo haría con la mejor leche en polvo posible.
A las mujeres que quieren hacerse una reducción de pecho también se les dice que existe la posibilidad de que pierdan la capacidad de dar el pecho si se someten a la operación. Una amiga mía, Rachel, se vio forzada a olvidarse de la reducción de pecho que tanto deseaba. Otra amiga mía, Jenn, siguió adelante con su idea.
"Sinceramente, no sé si quiero tener hijos y, si los tengo, no sé si les daré el pecho. Deseaba la reducción de pecho diez veces más que pensar en una situación hipotética de un futuro lejano", me explicó.
También se ignora a las mujeres que quizás quieran dar el pecho pero no pueden debido a alguna infección o a que el bebé no consigue succionar bien, por ejemplo. Cuando Jenn y yo hablamos sobre sus pocas ganas de dar el pecho, me presentó a su amiga Lesley. Además de haber sufrido un parto complicadísimo de gemelos (con cesárea de urgencia), también tuvo problemas al intentar dar el pecho.
"En mi afán por sobrecompensar un parto que no fue según lo planeado, traté de alimentarlos a los dos a la vez. Creo que empezamos con mal pie y nunca conseguimos que succionaran bien", comenta.
Lesley no tardó en desarrollar mastitis. Había oído a través de otras madres que era algo frecuente, de modo que siguió adelante, pero la afección empeoró y se convirtió en un absceso, por lo que tuvo que dejar de dar el pecho.
"Estaba muy estresada porque no salía nada según lo planeado. 'Fracasé' en el parto y ahora 'fracasaba' dando el pecho. Echando la vista atrás, no creo que tuviera una noción clara de cómo tenía que prepararme para darle el pecho a dos gemelos. Di por hecho que simplemente saldría bien y sentía que estaba preparada para hacerlo. En cuanto lo asumí y lo dejé, me sentí bien y feliz de poder delegarle esta tarea a cualquier otra persona".
También están las personas que forman su familia mediante la adopción, o las mujeres a las que dar el pecho les obligaría a abandonar medicamentos psiquiátricos que necesitan. A las mujeres trans también se las suele excluir de estas conversaciones, pese a que un reciente estudio ha demostrado que, con el cóctel adecuado de productos farmacéuticos, las mujeres trans también pueden dar el pecho satisfactoriamente.
Lo que confirman historias como la mía, la de Caitlin, la de Rachel, la de Jenn y la de Lesley es que aunque dar el pecho es opcional, sigue habiendo miedo a no hacerlo por considerarse un fracaso como mujer y como madre. Es un miedo legítimo, pero la decisión de no dar el pecho, por el motivo que sea, incluido el hecho de que pueda resultarle extraño a la madre, es una decisión válida.
New shirt commission pic.twitter.com/iBhpZ7d6sc
— Ali Segel (@OnlineAlison) August 1, 2018
Me encontré con un tuit de Ali Segal con una foto de un encargo de una camiseta. El mensaje de la camiseta significa "Dar el pecho es opcional".
El encargo era para Julieanne Smolinski, que lamenta profundamente el trato que reciben las mujeres que alimentan a sus bebés con biberón: "Cada vez que escucho a una mujer odiarse a sí misma por no poder o no querer dar el pecho, me pregunto a mí misma en qué siglo vivimos. Mi bebé es inteligente, dulce, encantador y está alimentado con biberón. Aspiro a vivir en un tiempo en el que las mujeres sean progresistas y dejen de avergonzarse las unas a las otras por las decisiones inocuas que tomen para sus propios cuerpos y familias con unas críticas basadas en mitos peligrosos sin base científica de la diosa madre. Dar el biberón es una opción sensata, sana y FEMINISTA", comenta.
A la hora de reivindicar que somos dueñas de nuestro cuerpo, muchas mujeres olvidan que el lema de "mi cuerpo, mi decisión" no se aplica solo al debate del aborto.
Las mujeres que dan el biberón no pretenden invalidar la experiencia de la lactancia, simplemente quieren que su experiencia sea considerada igual de válida y sana. Cuando una mujer se prioriza a sí misma para encarnar la mejor versión de madre que es capaz de ser, es un acto feminista.
Este post fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.