Un médico judío relata su experiencia al atender a vida o muerte a un supremacista blanco
El equipo médico lo completaban una enfermera negra y un auxiliar asiático.
Un paciente neonazi atendido de urgencia por un doctor judío, una enfermera negra y un auxiliar asiático. No es, ni mucho menos, un chiste, sino la situación vivida recientemente en un hospital de EEUU que ha revelado el médico que se encargó del caso.
Taylor Nichols, de origen judío, ha contado esta “dura” experiencia en un hilo de Twitter que se ha llenado de interacciones.
El hombre, adicto a la metanfetamina, llegó al centro sin apenas poder respirar y en estado muy grave. Había perdido, incluso, piezas dentales por el abuso de la droga. Con apenas un hilo de voz se dirigió al sanitario: “No me deje morir, doctor”, a lo que Nichols respondió que haría todo lo posible para evitarlo, como en cualquier otra intervención.
La sorpresa llegó cuando le abrieron la camisa. Apareció una enorme esvástica tatuada en su pecho, que se movía con cada leve respiración. El propio galeno se cuestionó “por primera vez” cómo actuar por no sentir compasión del enfermo, relata el diario San Francisco Chronicle, pero obró para salvar su vida.
“Me he enfrentado a estas situaciones innumerables veces desde la escuela de medicina. No la intubación, que es una rutina en este momento para mí y mi equipo. Las esvásticas. Los pacientes racistas. [...] Cada vez me siento un poco conmocionado, pero entré en este trabajo con ganas de salvar vidas y cada vez he sido capaz de moverme sin problemas y rápidamente a través de esas emociones para hacerlo”, relata Nichols.
Prosigue recordando: “Vinieron aquí necesitando un médico, ‘y maldita sea Taylor, eres un médico’ es un mantra que me he repetido cuando siento que mi núcleo empático se desvanece...”. Pero, confiesa, “por primera vez, reconozco que dudé, ambivalente. La pandemia me ha desgastado y mi mantra no tuvo el mismo impacto en este momento”, puntualiza en medio del debate ético al que se enfrentó.
El equipo no solo vio una esvástica; también observaron otras marcas y adornos que revelaban la filiación nazi del individuo. ”¿Se preocuparía por mi vida si se invirtieran los papeles?”, se preguntó el doctor sobre el supremacista. Inmediatamente, le intubó a un respirador artificial para mantenerle con vida.