Un maestro paellero en la meca del cine
Una entrevista a Jesús Romero sobre cómo se hace una paella en Hollywood.
Nunca he vuelto a tener amigos como los que tuve a los dieciséis años… un buen ejemplo es mi gran amigo Jesús, El Cacho, apodado así en honor a Fermín Cacho, ya que mi compañero de instituto corría como una liebre. En aquellos dulces años me creía una especie de Abel Antón, pero no pude aguantar su ritmo en una carrera de fondo. Llegué en segunda posición y él se acercó de inmediato para felicitarme. Jesús exudaba humildad mucho antes de deleitar a los estadounidenses con sus paellas sociales.
La maratón de la vida le llevó a Burbank, en el condado de Los Ángeles. El Cacho ahora se dedica a organizar eventos en tierras californianas y su especialidad es crear experiencias culinarias inolvidables. Vamos al turr… digo a la paella:
ANDRÉS LOMEÑA: El nuevo disco de Asian Dub Foundation está a punto de salir y recuerdo que tú me descubriste esa banda de música. ¿Qué tipo de inquietud sonaba en tu cabeza para que, con poco más de dieciocho años, te fueras a vivir a California?
CACHO: En el verano de 2002 me fui a trabajar a Ibiza. Al acabar la temporada, unos colegas se iban a San Francisco a aprender inglés y me animaron a ir con ellos. Casi veinte años después sigo aprendiendo inglés, mi mujer es estadounidense y tenemos dos niños y un negocio de paella en Los Ángeles. Así es la vida: te cambia de forma radical por pequeñas decisiones.
No tengo ni idea de dónde estaría ahora si hubiera decidido quedarme en España. Para nada pensaba en el futuro. Me fascinaba el hecho de conocer gente diferente de otros lugares, no tenía miedo y pensaba solamente en disfrutar el día a día. Era algo muy positivo. La música tuvo mucho que ver: pasar de escuchar a DJ Shadow en mi casa de Málaga a verlo en directo en San Francisco es una experiencia con la que uno se queda para toda la vida.
Cuando pregunté a mis padres si me podía ir a California a aprender inglés, no lo vieron con buenos ojos, pero el billete ya lo tenía comprado.
A.L.: ¿Cómo surge la idea de hacer paella?
CACHO: Un poco por casualidad. En 2012, decidimos mudarnos de San Francisco a Los Ángeles, concretamente a Burbank, donde hay muchas productoras y estudios de televisión y cine. Recién llegados, invitamos a mi vecino a cenar e hicimos lo típico de España: una paella. Al vecino le encantó. Él trabajaba en una productora y me preguntó si era posible hacer una paella para veinticinco personas porque tenían que rodar un vídeo de música. Le dije que por supuesto. El día del rodaje me puse a hacer la paella y la gente se acercaba, hacía fotos y preguntaba qué era lo que estaba preparando o qué ingredientes llevaba. Le vi potencial.
Probé muchos otros trabajos. He estado casi siempre en la industria hotelera y en la restauración, tanto en España como en Estados Unidos. Se trabaja de forma muy diferente. He conocido a mucha gente de todas las partes del mundo y he aprendido bastante con esta experiencia. También he tenido algunos jefes bastante cabrones. Aunque he tenido otros geniales, quizás por eso siempre tuve claro que quería trabajar para mí mismo.
El negocio de las paellas lo empecé sin nada. Costó mucho esfuerzo y tiempo hacerse un nombre y establecerse. Empecé haciendo paellas en mercadillos y también vendía gazpacho. Lo típico en estos mercadillos era la comida mexicana y los perritos calientes. Mucha gente desconocía la paella. A través de este mercadillo promocionábamos nuestro negocio de eventos. Al cabo de dos años, ya solo nos dedicábamos a eventos privados (empresas, bodas, etcétera). Es un camino muy largo y sacrificado del que me siento orgulloso.
A.L.: Supongo que, por discreción, no podemos hablar de los famosos de Hollywood a los que has preparado una buena paella.
CACHO: Bueno, hemos hecho paellas a unos cuantos famosos de Hollywood y sinceramente, los trato igual que a otros clientes. Es más, hay veces que me he enterado después del evento de que el cliente era algún actor, director o productor de cine. A menudo se acercan a hacerte preguntas sobre la paella o sobre tu vida. ¡Joder, sí que impone un poco conocerlos por pelis y luego tenerlos enfrente preguntándote de dónde eres o qué lleva la paella! Me parece cómico, la verdad.
La relación con clientes famosos es muy normal. Si le ha gustado la paella y el servicio, te llamarán otra vez, como cualquier otro cliente. Mi clienta famosa favorita es una crack y le hemos hecho varios eventos. Digamos que se llama Naomi y que hace “lo imposible” por bordar sus papeles en cine y televisión.
A.L.: ¿Los puristas de la paella se te echan encima?
CACHO: Al contrario, les tengo mucho respeto porque es un plato con mucha historia y tradición. De hecho, hemos participado en el Concurso Internacional de Paella Valenciana en Sueca (Valencia) y tengo relación con algunos de los organizadores. Intento hacer la paella lo más auténtica posible y así educar al cliente porque la mayoría de la gente no tiene la información correcta. Lo veo como una oportunidad para aprender y enseñar.
También hay que tener en cuenta que las paellas las hago en Los Ángeles y encontrar ciertos productos es casi imposible. Cocino para estadounidenses, por lo que tengo que adaptarme. Se pueden cambiar las recetas de arroces y paellas, pero siempre respetando y siguiendo algunas pautas establecidas.
A.L.: Tengo entendido que la Iglesia de la Cienciología ha probado tus paellas. ¿Qué colectivos o culturas aprecian más la cocina española?
CACHO: Los clientes de la Cienciología fueron extremadamente amables. Una de las mejores cosas de este negocio es que le hemos hecho paella a todo tipo de colectivos y culturas. Al fin y al cabo, el arroz es muy universal. Hemos hecho eventos muy variopintos: desde un grupo religioso coreano a una fiesta de cumpleaños de armenios que bailan flamenco o una boda gay entre filipinos. Hemos conocido todo tipo de culturas. ¡Es brutal y me encanta!
La comunidad hindú, en general, no siente fascinación por la paella ni por la gastronomía española. Sin embargo, mi mujer es de origen hindú y me consta que la gente joven es más abierta a probar la paella. A los hindúes se les da muy bien los negocios y cuento con su inestimable apoyo.
A.L.: Algunos apasionados de la paella dicen que es afrodisíaca. ¿Sustituirá a la Viagra?
CACHO: Si de veras es afrodisíaca, tendré que decírselo a mis clientes.
A.L.: Ya para terminar, ¿me dejo algún ingrediente esencial de tu paella?
CACHO: Manisha, mi mujer, tiene tanto mérito como yo. Contar con gente positiva y que aporta es fundamental.
Agradezco a mi amigo que haya exportado su simpatía y talento hasta la Fábrica de los Sueños. Como decíamos en el instituto: “¡Ere er que va a queá!”.