Un juego del ratón y el gato que va contra nuestros bolsillos
La UE tiene que resolver la injusticia de la fiscalidad digital global.
Desde hace ya muchos años, la fiscalidad es un poderoso argumento en la movilidad internacional de las empresas. Las compañías deciden trasladar sus centros de producción a determinados Estados para pagar menos impuestos, entre otras razones. Lo que era y es un hecho ―asumido y manejable― con las tradicionales empresas de fabricación, como las plantas textiles o de automóviles, se ha convertido en un problema mayor con las grandes corporaciones tecnológicas y las multinacionales digitales. Tienen sus sedes sociales en el Estado en que les interesa tributar, pero sus servicios son consumidos en medio mundo sin pagar impuestos por lo que realmente venden en esos países, ya que todo lo factura la matriz. Te lo explico en 90 segundos:
Este paso adelante que la Unión Europea debe dar para atajar trampas en el juego del ratón y el gato con el que las grandes tecnológicas digitales esquivan la fiscalidad debe asegurar una tributación mínima en los lugares en los que estas multinacionales cuentan con clientes, aunque no tengan ninguna sede. Porque es justo, y porque tenemos que evitar que cada país establezca impuestos de forma unilateral y se declaren guerras comerciales, que son siempre negativas.