Un futuro para la España rural
Se ha hablado mucho y actuado poco.
Pese a que una parte importante de nuestra sociedad ya ha tomado conciencia de la gravedad que atraviesa el medio rural, una buena parte del territorio español lleva sufriendo la despoblación desde hace décadas. Muchos llevamos escuchando desde hace décadas lo que hay que hacer para frenar el vaciado de miles de pueblos, dispersos por todo el territorio español, 4.000 pueblos están en riesgo demográfico, casi la mitad de los 8.130 municipios españoles.
Sin embargo, se ha hablado mucho y actuado poco. Es el caso de Castilla y León, un ejemplo que conozco bien, mi comunidad natal. La Junta de Castilla y León lleva anunciando planes y grupos de trabajo contra la despoblación desde que llegaron al gobierno hace ya 32 años. El resultado es que Castilla y León cada vez está más vacía y envejecida. Lejos de sacar adelante medidas para fijar población, se han ido abandonando los servicios públicos y con ello las personas empezaron a emigrar a lugares con más opciones y más calidad de vida.
El reto demográfico ha ganado una mayor dimensión desde que el fenómeno de la despoblación ya no sólo afecta a los pequeños pueblos, sino que ha llegado a las pequeñas capitales de provincia, como es el caso de tantas ciudades españolas: Palencia, Zamora, Albacete, Castellón, Cuenca, Jaén, Ourense, Oviedo o Santander entre muchas otras. Con esta realidad, se ha avanzado en conciencia social, solidaridad, preocupación y consecuentemente, se ha acelerado la acción.
Cuando empezamos a ver que el centro de las ciudades se vacía, que los pequeños negocios de siempre se cierran, es una llamada de atención, es una clara señal de la necesidad de actuación. Por eso la despoblación ya no solo afecta a la España rural sino a la España periférica.
Esta situación no es irreversible, pero se requiere de actuaciones urgentes para que en un medio y largo plazo, la España rural y la España periférica tengan futuro. Una España sostenible no puede basarse en la concentración de la población en escasos núcleos urbanos de población y desertizar el resto del territorio. Simplemente, este hecho rompe el equilibrio social, territorial y la sostenibilidad con que un proyecto de país debe contar.
El envejecimiento progresivo que implica la despoblación afecta a los equilibrios entre población activa y población dependiente. Es inasumible que la España periférica se quede sin juventud, y que la España rural siga masculinizada. Por eso, como prioridad debe pararse la inmigración de los jóvenes que desequilibra aún más la pirámide de población, con proyectos socioeconómicos que garanticen el relevo intergeneracional, y empoderar a las mujeres rurales, impulsar programas que faciliten su incorporación a la actividad emprendedora.
Un modelo de desarrollo rural debe actuar de forma transversal en la orientación del resto de políticas y programas. Se han de aprovechar las oportunidades del desarrollo sostenible, la economía circular y las energías verdes como nuevos sectores y yacimientos de empleo para el desarrollo rural que debe tener a su disposición infraestructuras y redes de conexión de alta velocidad.
A su vez, el sector agrario debe seguir siendo estratégico en la economía, con una apuesta clara por la agricultura profesional y por el empleo, la agricultura familiar, y la diversificación en el medio rural.
Para el PSOE, la despoblación es un asunto de estado, un asunto clave para la cohesión social y territorial en España. Un reto que asumimos pero no exclusivo de este gobierno, sino que debe implicar a todas las administraciones, empezando por los pequeños ayuntamientos que deben ser dinamizadores y protagonistas del impulso, pasando por la colaboración y responsabilidad compartida que tienen con las Diputaciones Provinciales. La implicación obligada, imprescindible y comprometida de las administraciones autonómicas, que deben dotar de los servicios públicos necesarios: educación, sanidad, servicios sociales que permitan a las personas vivir en el medio rural por oportunidades y posibilidades, no por ideología rural.
En este reto, el gobierno de España va a desplegar 10.000 millones de euros de fondos europeos. Se han diseñado 130 medidas para impulsar la España rural en los próximos seis años. 10.000 millones que permitirán que cada territorio elija su modelo de desarrollo y lo adapte a su realidad. El objetivo es que esta estrategia sea coherente y compatible con el proyecto para el resto de España, una España basada en la innovación, una España basada en la cohesión territorial, social, intergeneracional y con igualdad de género.
Nuestros pueblos están activos, están vivos y quieren tener futuro. Tienen la oportunidad de impulsar con estos fondos una transformación justa, inclusiva e innovadora, que incluya las herramientas de digitalización. Los futuros proyectos para el medio rural deben tener el objetivo de crear empleo, garantizar servicios básicos de calidad, mantener consultorios médicos, una escuela rural de calidad, servicios sociales para atender las necesidades sociales existentes, garantizar la atención a nuestros mayores...
Pero la España rural debe contar con una desconcentración institucional que permita ayudar a las personas en sus proyectos profesionales, porque cuando las condiciones de un proyecto de vida futuro se dan, las personas eligen vivir en su tierra. Eso es lo que queremos. Una España de oportunidades es una España de oportunidades también en el medio rural.