Un escenario confuso para una economía muy vulnerable como España
Nuestro país está muy expuesto a un mayor deterioro si se diese una recesión.
Si uno observa los números que registra la economía española, rápidamente se puede apreciar que hay algo que no está funcionando correctamente. El escenario económico, que a priori se estaba comportando moderadamente bien, está experimentando un fugaz deterioro en las últimas semanas. Si cogemos todo ese aglomerado de datos macroeconómicos como si fuese un cómputo global, el 60% de los mismos se muestran en negativo, poniendo de manifiesto una realidad ineludible para el país.
La economía española se debilita. Mientras veíamos a otras economías como China o Alemania registrar unas tasas de crecimiento prácticamente nulas a causa, al igual que ocurre en España, de una desaceleración que lleva acechando durante meses a la economía mundial, la economía española, basándose en unos indicadores más moderados que los que presentaba la locomotora económica europea o Italia, seguía manteniendo un discurso optimista y esperanzador.
Sin embargo, el deterioro que están experimentando estos indicadores de los que hablo, sumado a unas cifras de desempleo que han causado verdadero pavor en agosto, comienza a preocupar a los organismos, así como a muchos frentes sociales, los cuales temen que la economía española vuelva a verse inmersa en una nueva recesión que no solo acabe con los crecimientos logrados hasta ahora, tras la última crisis, sino que, por la estructura económica del país y sus arriesgadas vulnerabilidades, la posible recesión incida con mayor intensidad en nuestra economía.
Unas preocupaciones muy bien fundadas. Si recordamos a la bancada socialista hablar sobre la economía española, uno se da cuenta del abismal paralelismo que existe entre la realidad económica en el país y, por otro lado, la realidad económica socialista. Hemos visto a personalidades del mundo económico, socialistas por supuesto, hablar de que España podría resistir mejor una crisis que Alemania. Un país con un 99% de deuda y la tasa de desempleo más elevada de la Unión Europea, descontando a Grecia, pretende comportarse mejor que una economía con un 53% de deuda, así como una tasa de desempleo en mínimos históricos.
Con todo el respeto del mundo, cuando uno está pendiente del escenario económico y los sucesos del día a día en la economía, afirmaciones de este tipo pueden parecer una broma de mal gusto. Tirando de hemeroteca y haciendo alusión a nuestro expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, nos damos cuenta de que no es la primera vez que el socialismo intenta actuar de cortafuegos –política inservible– entre la realidad económica y la sociedad. Donde unos le llamaban “brotes verdes”, otros le llaman “buena marcha de la economía”; pero, sin embargo, no deja de ser la misma estrategia.
Una estrategia que, como conocemos, no soluciona nada; pero mucho ojo con ella, pues de caer en una recesión, la estrategia de un gobierno que trata de confundir a una sociedad temerosa con la economía puede llevarlos a tomar malas decisiones que pasen factura en el futuro, y de eso, entonces, si será culpable este Gobierno. Recordemos, como hemos dicho, que España está muy expuesta a un mayor deterioro si se diese una recesión, pues, pese a no contar con esa exposición en los mercados globales y el sector exterior, la economía no está tan recuperada como en los momentos previos a la crisis –pues basta con solo mirar el desempleo general y juvenil en el país-, mientras que los datos que reflejan, por ejemplo el desempleo, si muestran cifras de la última crisis de 2008.
Y con esto, en un escenario más que incierto, el partido socialista comienza a jugar sus cartas para desbloquear un gobierno que pinta muy mal para los próximos años, al menos si su estrategia parte de contar con Podemos para llevar a cabo determinadas políticas económicas. Con un último registro, bastante nefasto en materia de empleo, que nos lleva a cifras de la última gran recesión (-1,09% en tasa de afiliados y un 8% de contratación indefinida sobre el total de contratos indefinidos), España, ante unas políticas que van justamente en contra de las necesidades del país, presenta un futuro bastante confuso.
Si observamos las medidas que plantea el partido socialista para paliar la situación, nos damos cuenta rápidamente que estas, justamente, atacan de forma directa aquellos aspectos más débiles del escenario económico. Desde aplicar mayores trabas a la contratación hasta incrementar el déficit público con aumentos del gasto público. Medidas cortoplacistas basadas en estímulos convencionales que España, en estos momentos y con la radiografía económica que presenta, no está preparada para asumir. Sin embargo, el bloqueo gubernamental está forzando a estos políticos a utilizar, como moneda de cambio, la salud de la economía española para lograr ese ansiado gobierno.
Son muchos los organismos, como el Banco de España, que se han manifestado en contra de estas medidas. Y es que, de acuerdo con ellos, no podemos adoptar medidas de forma completamente arbitraria y sin medir los posibles impactos de las mismas en una economía como es la española. Ante un escenario donde el balance de riesgos continua deteriorándose, adoptar medidas erróneas puede tener efectos devastadores para nuestra economía, mientras que unas políticas acertadas nos pueden hacer bordear una recesión que amenaza al conjunto de economías europeas.
El costo de oportunidad, en estos momentos, es muy grande. La economía se encuentra en una encrucijada donde las políticas económicas jugarán un papel determinante en el futuro de la economía española. Depende del gobierno aplicar esas políticas y revertir, o paliar, una situación que continua su deterioro con el paso de los meses. Recordemos nuevamente el daño que hicieron a España los famosos “brotes verdes” de Zapatero. Negar la realidad económica le llevó a no adoptar medidas que, de haberse aplicado reformas como la reforma laboral, de acuerdo con BBVA Research, podrían haber evitado parte del gran shock económico que vivió el país en 2008.
Es hora de actuar; es hora de adoptar reformas; es hora de coger las riendas de una economía que se encuentra a la deriva. En el escenario económico, los milagros no se descuentan, directamente no existen. No podemos creer que ante una impasible actuación gubernamental, el futuro económico de la economía española se guiará solo. Eso creyeron los italianos hace 18 años y ahora cosechan una recesión técnica tras otra, tratando de solventar sus enormes problemas políticos, entre los que se encuentra, al igual que España en estos momentos, la gobernabilidad del país y la incapacidad de lograr un consenso parlamentario.