Un CDR detenido admite fabricar explosivos pero no que fuera a usarlos
“Me arrepiento mucho de haber hecho lo que hice”.
La “operación Judas” contra los Comités de Defensa de la República (CDR) reveló la existencia de “un núcleo productor” de explosivos encargado de fabricar sustancias como termita o nitrocelulosa. Uno de sus miembros, Jordi R., admitió ante el juez que se dedicaba a fabricarlos, si bien negó que pretendiera utilizarlos.
“Me arrepiento mucho de haber hecho lo que hice”, comienza la declaración del detenido ante el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón el pasado 26 de septiembre, día en el que el magistrado acordó su ingreso en prisión provisional por un delito de terrorismo, entre otros.
En su declaración, que obra en el sumario y a la que ha tenido acceso Efe, se declara “cien por cien arrepentido” y agradece el “trato exquisito” de la Guardia Civil, a cuyos agentes llega a pedir disculpas por “las horas extras” que tuvieron que hacer durante la investigación. “Soy humano y los humanos cometemos equivocaciones”.
El detenido, a preguntas del fiscal, admite haber “experimentado” para fabricar explosivos como termita o nitrocelulosa, pero niega que el objetivo fuera utilizarlos.
“Era un reto para ver si se podía llegar o no se podía llegar”, plantea el detenido, quien se presenta como “autodidacta”, “leído”, “cultivado” y con “pasión por la ciencia”.
El fiscal le pregunta por qué iban a fabricar el explosivo si luego no lo iban a utilizar y el detenido plantea varias razones, como la imposibilidad de actuar, los “principios morales”, o la falta de infraestructura. “Me inclino por moralidad que tengo”, añade.
No obstante, en su declaración ante la Guardia Civil tras ser detenido, Jordi R. había señalado que los explosivos se iban a utilizar en una acción de “distracción” para favorecer una operación simultánea, que sería la principal, aunque sostuvo que todavía no se había decidido cuál era.
Ante el juez, Jordi R. llega a poner en duda algunas de sus palabras e incluso sugiere que pudieron ser mal anotadas. “Estábamos todos muy cansados, incluido el policía”.
Los investigadores comprobaron que había buscado en su móvil la ubicación de varios cuarteles de la Guardia Civil; en una cámara de fotos hallaron numerosas imágenes de la Comandancia de Barcelona y encontraron en su casa también un vídeo de una comisaría de los Mossos grabado desde un medio oculto dentro de un bolígrafo.
De su actividad y de las escuchas instaladas en su vehículo, según los informes de la Guardia Civil, los investigadores determinan que muy probablemente el objetivo serían infraestructuras críticas, en concreto torres eléctricas.
Jordi R. sitúa a Alexis C. y a Germinal T., otros dos de los detenidos, en el “núcleo productor” de explosivos -según la denominación de la Guardia Civil-, en tanto que Eduardo G. estaba al tanto, pero no participaba en la fabricación.
Pero niega su implicación en planes de acción desvelados por la investigación, como la ocupación del Parlament o la voladura de torres de tensión. En este último caso, asegura que había “rumores” de una acción y que él mismo se esforzó para que no se llevara a cabo, consciente de que podía poner en riesgo vidas humanas.
“Coño, te pones ahí debajo y te da aquello un cacharro que al que se le ocurra hacerlo el primer pringado es él”, declara.
Pero insiste en que no sabe qué pretendían hacer con las torres, como tampoco sabe quién encargó la fabricación de los explosivos.