Un antiguo espía ruso, hospitalizado en Reino Unido tras estar en contacto con una sustancia desconocida
Fue uno de los presos liberados por Rusia en el marco de un canje de espías acordado con Estados Unidos en 2010.
Sergei Skripal, un ex agente ruso condenado en su país por espiar para Reino Unido, ha tenido que ser hospitalizado en la localidad británica de Salisbury tras estar en contacto con una sustancia desconocida, según ha informado este lunes la cadena pública BBC.
Skripal y una mujer de unos 30 años enfermaron el domingo en un centro comercial. "Él hacía movimientos extraños. Miraba al cielo", ha contado una testigo. La Policía les encontró inconscientes sobre un banco, sin heridas, y desde entonces permanecen ingresados en estado crítico.
Los médicos han determinado que su estado se debe a una sustancia que no han podido identificar. Como medida preventiva, varios lugares de Salisbury permanecen acordonados. A pesar de ello, las autoridades no creen que lo ocurrido ponga en peligro al público y aconsejan no cancelar las citas hospitalarias.
"Como estamos aún en una etapa muy temprana de la investigación, todavía no podemos determinar si se ha cometido un delito", ha dicho Craig Holden, de la Policía local, en un comunicado.
Skripal, un ex coronel de la Inteligencia Militar de Rusia de 66 años, fue condenado en 2006 a 13 años de cárcel por espiar para Reino Unido. Habría entregado información sensible sobre las células rusas en Europa a cambio de unos 100.000 dólares.
Fue uno de los presos liberados por Rusia en el marco de un canje de espías acordado con Estados Unidos en 2010. Skripal se trasladó entonces a Reino Unido, donde había recibido asilo.
Según el HuffPost UK, la embajada rusa se ha limitado a decir sobre lo ocurrido, a través de un portavoz: "Ni los familiares, ni los representantes legales del herido, ni las autoridades británicas se han dirigido a la embajada en relación a este tema".
El caso recuerda al del ex agente del KGB Alexander Litvinenko, que murió envenenado en Londres en 2006. Las autoridades británicas responsabilizan de esta muerte al Gobierno de Vladimir Putin.