Un año del 'pacto de la vergüenza' entre la UE y Turquía: ¿qué está pasando con los refugiados?
Las entradas diarias a las islas griegas se han reducido un 98%, pero con un coste humano terrible, denuncian las ONG
Un año después de la entrada en vigor del pacto migratorio entre los Veintiocho y Turquía para frenar la llegada de refugiadosa Europa, la Unión Europea defiende su vigencia y buen funcionamiento, mientras que Ankara amenaza con reexaminarlo cada vez que surgen tensiones con el bloque europeo.
La Comisión Europea (CE) reiteró esta semana su apoyo al acuerdo e indicó que espera que ambas partes cumplan con sus compromisos, en respuesta a la amenaza del gobierno turco de reexaminar el pacto, tras la crisis diplomática entre Turquía y Holanda por el rechazo holandés a que ministros turcos dieran mítines políticos en su territorio.
"Seguimos empeñados en la aplicación del acuerdo entre la UE y Turquía y, como hemos dicho muchas veces en el pasado, esto implica mutua confianza y realización, y esperamos que ambas partes cumplirán con sus compromisos pues es en interés y beneficio de ambas y de los refugiadossirios", dijo el portavoz comunitario Margaritis Schinas.
Las cifras son contundentes: gracias al acuerdo, las entradas diarias desde Turquía a las islas griegas se han reducido un 98%, pasando de 10.000 en octubre de 2015, en plena crisis migratoria, a 43 en la actualidad, según el último informe de la CE, publicado a principios de marzo. Por otra parte, el número de personas fallecidas en la ruta del Egeo ha disminuido de 1.100 en 2015 a 70 en el último año.
Además, desde la entrada en vigor del acuerdo se han producido 849 retornos de personas desde las islas griegas a Turquía (que ascienden a 1.487 sumando los retornos a través de un protocolo bilateral existente entre Ankara y Atenas) y 3.565 sirios han sido trasladados desde Turquía a la UE.
Para expertos como Stefani Weiss, del centro de estudios Bertelsmann Stiftung, el acuerdo fue "la mejor solución que se podía lograr" para gestionar una situación que se encontraba fuera de control, con cerca de un millón de personas llegadas a la UE en 2015. Weiss indicó a Efe que el pacto, pese las cuestiones que puede plantear desde el punto de vista ético, ha facilitado además una vía legal de entrada a los refugiados de Siria y ha ayudado a frenar los muertes en el mar Egeo.
Sin embargo, según la misma experta, "no debe ser un modelo para afrontar el problema migratorio en el Mediterráneo central", que se ha convertido en la principal preocupación de la UE en la actualidad, por la llegada masiva desde Libia de inmigrantes que en su mayoría no tienen derecho al asilo. En el caso de Libia la dificultad derivaría de que se trata de "un país no seguro".
AMAGAR, SIN ROMPER
Weiss añade que pese a las reiteradas amenazas de Turquía de reevaluar el pacto -la última vez hace solo unos días por la crisis diplomática con Holanda- a Ankara no le interesa romperlo, no solo por la fuente de ingresos que representa, sino porque al país no le conviene una "ruptura drástica" de los lazos con la UE.
Por su parte, el director de la organización VoteWatch Europe, Donu Frantescu, explicó a Efe que "la opinión actual en Europa es favorable a reducir el número de llegadas de refugiados, que es el objetivo del acuerdo con Turquía". Añade que "en la actualidad, la mayoría de los partidos políticos dominantes en Europa lo han apoyado, también porque tienen que encontrar una manera de contener el aumento de los partidos políticos de extrema derecha contrarios a la inmigración".
Según Frantescu, "hay un consenso amplio entre los partidos de centro-izquierda y de centro-derecha para apoyar el acuerdo" e incluso los partidos socialistas, que hace unos años lo criticaban, ahora "son más favorables, sobre todo porque ven en las encuestas cómo la crisis de refugiados les ha afectado en los últimos dos años".
Admite, por otro lado, que el deterioro de las relaciones entre Turquía y países europeos como Holanda y Alemania puede complicar la aplicación del pacto en el futuro.
EN QUÉ CONSISTE
El pacto con Turquía, muy criticado por las organizaciones humanitarias, incluye el compromiso de Ankara de aceptar la devolución de todos los inmigrantes y refugiados llegados de forma irregular a las islas griegas, así como un sistema conocido como "uno por uno", por el cual la Unión se compromete a recibir a un sirio por cada sirio devuelto a Turquía.
A cambio, la UE prometió a Ankara 3.000 millones de euros para ayudar en la acogida de refugiados sirios en su territorio y la liberalización de los visados a los ciudadanos turcos, una vez se cumplan 72 requisitos, de los que aún quedan pendientes por completar siete.
De los 3.000 millones, que aportarán la CE y los países, se han distribuido 2.200 millones para financiar 39 proyectos de asistencia humanitaria y de otro tipo, según los datos más recientes del Ejecutivo comunitario.