La UE anuncia nuevas sanciones y mira al gas y petróleo rusos: ¿qué se puede esperar?
Los Veintisiete comienzan las conversaciones para el octavo paquete de restricciones al régimen de Putin.
Rusia tiene prisa y la Unión Europea no le va a la zaga. Los Veintisiete han acordado abrir una nueva ronda de sanciones contra el régimen de Putin por su anuncio de movilización parcial de 300.000 soldados y su amenaza nuclear, tras una reunión de urgencia durante la noche (madrugada española) del miércoles.
De ese encuentro de emergencia entre los titulares de Exteriores han comenzado conversaciones para iniciar el que supondría el octavo paquete de restricciones al país y a figuras relevantes. En los próximos días, Bruselas contactará con los diferentes miembros comunitarios para plantear medidas.
“Más de lo mismo”, adelantaba el miércoles Borrell, jefe de la diplomacia de la UE, en referencia a lo que propondría Bruselas en esta nueva fase. Pero un ‘más de lo mismo’ llevado a otro nivel, que se comenzará a concretar a principios de la próxima semana, ya sobre un documento común.
Entre las posibles medidas que maneja la UE aparecen nuevas restricciones al sector tecnológico ruso, para intentar dañar la capacidad militar de Moscú, como apunta Europa Press.
Esta agencia añade que la particular ‘lista negra’ de figuras políticas y sociales señaladas por Bruselas se incrementará con, al menos, los responsables de los referéndums separatistas en las zonas ocupadas. Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia celebrarán sus consultas entre este viernes y el próximo martes, en una llamada a las urnas que la práctica totalidad de la comunidad occidental rechaza.
Los dos grandes debates: el gas y el petróleo
Más dudas plantea la opción de que los Veintisiete acuerden un tope al precio del gas, idea que ya está sobre la mesa y que aún aparece lejos del acuerdo. Fuentes comunitarias emplazan a la cumbre informal de líderes, en octubre en República Checa, como el foro ideal para abordar la cuestión.
Otra de las propuestas que estudia la UE es imponer un tope a otro elemento fundamental en las cuentas rusas, el petróleo, como plantea El País. Se trata de una idea que partiría de la misma base que la acordada por el G7 a principios de septiembre. Las siete economías más potentes cerraron un ‘techo’ para dañar la capacidad de Moscú de financiar la guerra, mediante el bloqueo de todo servicio de transporte marítimo del crudo comprado a un precio superior al acordado, cantidad que sigue por definirse.