Siete maravillas de Ucrania que son Patrimonio de la Humanidad de la Unesco
Arquitectura, naturaleza y mucha historia.
Siete rincones de Ucrania figuran en la lista de los declarados como Patrimonio de la Humanidad. Como recordó hace unos días el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), el conflicto armado no sólo está costando vidas civiles, sino que el patrimonio cultural durante éstos está expuesto a una “extrema fragilidad”, “incluso a daños no intencionales”.
El organismo pidió además que se recuerde el compromiso de cuidado de éstos que se adquirió en las convenciones culturales de la UNESCO, como la de 1954 firmada en La Haya, que obliga a “hacer todo lo que esté en su mano para preservar el patrimonio”.
Repasamos cuáles son esas siete joyas de la Unesco en territorio ucraniano; en total seis bienes culturales y uno natural.
1. Catedral de Santa Sofía y el conjunto de edificios monásticos y laura de Kievo-Peterchesk (Kiev)
Figura en el listado desde 1990. La catedral se construyó para rivalizar con Santa Sofía de Constantinopla y es el símbolo de la ‘Nueva Constantinopla’, denominación dada a la capital del principado de Kiev, creado en el siglo XI en una región evangelizada después del bautismo de San Vladimir en el año 988. “La influencia espiritual e intelectual del monasterio de Kievo-Petchersk contribuyó considerablemente a la propagación de la fe y el pensamiento ortodoxos en el mundo ruso entre los siglos XVII y XIX”, resalta la Unesco.
2. Conjunto del centro histórico de Lviv
La ciudad, también conocida como Leópolis, fue fundada a finales de la Edad Media y llegó a ser un importante centro administrativo, religioso y comercial.
Asegura la Unesco que “ha preservado prácticamente intacta su topografía urbana medieval y, en particular, la huella de las diferentes comunidades que la han habitado”, así como “magníficos edificios del periodo barroco y de épocas posteriores”.
3. Arco geodésico de Struve
Es quizá el elemento más curioso de la lista. El arco geodésico de Struve es un conjunto de triangulaciones que se extiende por diez países, a lo largo de 2.820 kilómetros, desde Hammerfest (Noruega) hasta el Mar Negro. “Compuesto por los puntos de la triangulación realizada entre 1816 y 1855 por el astrónomo Friedrich Georg Wilhelm Struve, este arco permitió realizar la primera medición precisa de un largo segmento del meridiano terrestre. Esta triangulación contribuyó a definir y medir la forma exacta de la Tierra y desempeñó un papel importante en el adelanto de las ciencias geológicas y la realización de mapas topográficos precisos”, cita la Unesco.
El organismo pone en valor la “extraordinaria colaboración científica entre sabios de distintos países”, además del ejemplo de cooperación “entre varios monarcas europeos en pro del progreso científico”.
4. Bosques antiguos y primarios de hayas de los Cárpatos
Este sitio transfronterizo abarca un total de doce países. “Desde finales de la era glaciar, los hayedos de Europa se extendieron rápidamente a partir de algunos refugios aislados en los Alpes, los Cárpatos, los Alpes Dináricos, el Mediterráneo y los Pirineos, en un proceso que tomó algunos miles de años y que continúa todavía hoy”, puntualiza la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
5. La Residencia de los metropolitanos de Bucovina y Dalmacia
Supone un ejemplo excepcional de la arquitectura historicista del siglo XIX e incluye un seminario y un monasterio. La Unesco resalta que “representa una magistral sinergia de estilos arquitectónicos construida por el arquitecto checo Josef Hlavka de 1864 a 1882”.
6. Ciudad antigua del Quersoneso táurico y sus chôra
Son los restos de una ciudad fundada por los griegos dóricos en el siglo V a.C. Abarca seis sitios divididos en chôra (parcelas de igual tamaño que albergaron viñedos).
7. Tserkvas de madera de la región de los Cárpatos en Polonia y Ucrania
Este bien lo comparten los dos países vecinos de Ucrania y Polonia y engloba a 16 tserkvas (iglesias de madera). Construidas a base de troncos horizontales entre los siglos XVI y XIX, mezclan el diseño eclesiástico ortodoxo con con elementos de la tradición local y las referencias simbólicas a la cosmogonía de sus comunidades.